La esquizofrenia: ¿Qué es?

La esquizofrenia es un trastorno mental crónico y grave caracterizado por alteraciones del pensamiento, la percepción de la realidad y el comportamiento. Los pacientes pueden perder el contacto con la realidad (psicosis), sufrir alucinaciones, delirios (creencias falsas), tener pensamientos anormales y problemas en el funcionamiento social y laboral.

Etimológicamente significa «mente escindida». Con este término se quería subrayar las alteraciones en el pensamiento que presentan las personas que la padecen.

Síntomas

Los síntomas de la esquizofrenia suelen comenzar entre los 16 y 30 años. Los hombres a menudo desarrollan síntomas a una edad más temprana que las mujeres. Por lo general no se desarrolla después de los 45 años. Hay tres tipos de síntomas:

Síntomas psicóticos distorsionan el pensamiento de una persona. Estos incluyen alucinaciones (ver o escuchar cosas que no existen), delirios (creencias que no son ciertas), dificultad para organizar pensamientos y movimientos extraños.

Síntomas «negativos» hacen que sea difícil mostrar las emociones y tener una conducta normal. Una persona puede parecer deprimida y retraída.

Síntomas cognitivos afectan el proceso de pensamiento. Estos incluyen problemas para usar información, la toma de decisiones, y prestar atención.

La esquizofrenia: Causas

Alteraciones bioquímicas

La esquizofrenia podría ser consecuencia de un problema de comunicación entre las neuronas. De todos los neurotransmisores (los que se encargan de transmitir la información entre las neuronas), se ha visto que la dopamina (neurotransmisor presente en diversas áreas del cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo) es el que está más alterado.

Clásicamente, la hipótesis de que existe un desequilibrio de la función dopaminérgica ha sido la principal hipótesis neuroquímica de la esquizofrenia, postulando que la enfermedad, o al menos los síntomas psicóticos, son el resultado de un exceso de actividad dopaminérgica.

La principal baza de esta hipótesis se basa en que los fármacos que disminuyen la dopamina mejoran la psicosis, mientras que los fármacos o drogas que la aumentan pueden desencadenar síntomas de este tipo o agravar la esquizofrenia.

Alteraciones en la estructura del cerebro

Cerca de la mitad de los pacientes presentan alteraciones en la estructura del cerebro. Estas incluyen dilatación de los ventrículos, disminución del volumen de determinadas áreas del cerebro (especialmente del lóbulo temporal, de la  formación amigdalo-hipocampal, del tálamo, de la corteza prefrontal) y una disminución global del tamaño del cerebro. No obstante, es importante resaltar que estas alteraciones no son específicas de la esquizofrenia ni todos los pacientes las presentan.

Alteraciones del funcionamiento del cerebro

 La mayoría de los estudios de neuroimagen funcional, en los que no solo se estudia la estructura del cerebro sino también la función, han señalado una disminución en la función de la corteza prefrontal en la esquizofrenia, que es la parte del cerebro que da habilidad de razonamiento. Esta hipofrontalidad constituye uno de los hallazgos biológicos de esquizofrenia más ampliamente contrastados. La hipofrontalidad es más evidente durante la realización de pruebas mentales que requieren de una activación prefrontal.

Consecuencias

Suicidio

A diferencia de lo que mucha gente pueda pensar, el suicido es un aspecto altamente relevante en la esquizofrenia ya que este tipo de conductas aparecen con relativa frecuencia.

En el caso de la esquizofrenia, el suicidio va estrechamente relacionado con la sintomatología depresiva que puede ocasionar la patología. Tanto el aislamiento como los propios síntomas del trastorno psicótico pueden llevar al paciente a un estado en el que las conductas suicidas sean más posibles y ganen mayor prevalencia.

Hábitos tóxicos

El consumo de sustancias y la esquizofrenia han sido dos conceptos que han ido siempre muy ligados. Esto se explica porque existe un gran número de pacientes esquizofrénicos que presentan hábitos tóxicos y que consumen distintos tipos de drogas.

La relación entre hábitos tóxicos y esquizofrenia es bidireccional. Por un lado, la esquizofrenia incrementa la probabilidad de padecer dependencia a ciertas drogas y, por otro lado, el consumo de sustancias configura un factor de riesgo para la propia esquizofrenia.

Deterioro cognitivo

La esquizofrenia no solo produce síntomas positivos como los delirios y las alucinaciones, sino que también produce síntomas negativos. La dualidad entre positivo y negativo hace referencia al nivel de actividad del cerebro esquizofrénico.

Mientras unos (los positivos) incrementan en el nivel de actividad y se manifiestan a través de un aumento de la velocidad de pensamiento o la aparición de delirios y alucinaciones, los negativos hacen referencia a una disminución de la actividad cerebral.

Impacto sobre las familias y los cuidadores

La esquizofrenia es una patología que origina una dependencia importante en el paciente. Este necesitará el cuidado y la vigilancia de sus familiares para poder garantizar unos niveles mínimos de funcionamiento y llevar a cabo una vida satisfactoria.

Por este motivo, la carga sobre los familiares o cuidadores es una de las consecuencias más importantes de esta patología.

Déficits de habilidades

La esquizofrenia causa un claro deterioro en todos los ámbitos del paciente, el cual pierde un gran número de habilidades y suele adquirir un grado de dependencia notablemente elevado.

Este hecho hace que el desarrollo de habilidades básicas como hacerse la comida, limpiar la habitación, o llevar a cabo una higiene y un cuidado de la imagen personal adecuado se conviertan en actividades muy complicadas para el paciente.

La esquizofrenia: Tratamiento farmacológico

Los fármacos actualmente disponibles son seguros y eficaces para el paciente. La eficacia, ampliamente demostrada a lo largo de los últimos cincuenta años, se centra en dos puntos: el primero, es la remisión de los síntomas psicóticos durante la fase aguda; el segundo es la prevención de nuevas recaídas.

Antipsicóticos

 Los fármacos antipsicóticos son los indicados para los pacientes con esquizofrenia y siempre deben ser la base de su tratamiento. Posteriormente se indicaran fármacos correctores de los efectos secundarios de los antipsicóticos.

Antidepresivos

Los pacientes con esquizofrenia pueden deprimirse. Antes de tratar esta depresión, es importante realizar un diagnóstico adecuado, dado que muchos de los síntomas depresivos pueden ser en realidad síntomas negativos (por ejemplo, la apatía o el desinterés por las relaciones sociales) o períodos de desmoralización derivados de su situación vital. Una vez realizado el diagnóstico, es fundamental tratar la depresión porque estos pacientes presentan un elevado riesgo de suicidio.

La esquizofrenia

Ansiolíticos (diazepam, lorazepam y otros)

Como su nombre indica, son fármacos sintetizados para disminuir la ansiedad. Tienen la ventaja del rápido inicio de su acción, por lo que disminuyen la ansiedad a los pocos minutos de su administración. Un ejemplo típico de su uso se da durante un cuadro de psicosis en el que se inicia tratamiento con un antipsicótico. Como hemos indicado, los antipsicóticos precisan de un período más o menos prolongado antes de actuar, por lo que se puede asociar un ansiolítico con tal de disminuir el sufrimiento del paciente.