Trastorno de rumiación:

Casi todo el mundo sabe lo que son la anorexia nerviosa, la bulimia y el trastorno por atracón, pero existen otros trastornos de la conducta alimentaria mucho menos frecuentes que no está de más conocer por los peligros potenciales que conllevan. Se trata del trastorno de rumiación mucho menos frecuente que no está de más conocer por los peligros potenciales que conlleva.

La rumiación es un fenómeno gastroenterológico involuntario que implica la regurgitación desde el estómago hacia la boca de los alimentos, que vuelven a masticarse y deglutirse. El proceso se inicia 15 minutos a posteriori de las comidas y puede suceder hasta 20 veces.

Este puede dar lugar a “problemas de peso y malnutrición porque no se están absorbiendo los nutrientes”.

Causas

Las causas más importantes del trastorno de rumiación son en su mayoría de origen psicosocial. Algunas de las causas más comunes son: haber vivido en un entorno psicosocial poco estimulante a nivel cognitivo, haber recibido un cuidado negligente por las figuras principales de apego (e incluso situaciones de abandono), experimentar eventos altamente estresantes en sus vidas (como alguna muerte de un ser querido, cambios de ciudad, separación por parte de los padres…) y situaciones traumáticas (abuso sexual infantil).

Trastorno de rumiación

Además, las dificultades en el vínculo paterno-filial son considerados como uno de los factores predisponentes más importantes en el desarrollo de este trastorno en niños y adolescentes.

Tratamiento

El tratamiento será diferente en función de la edad y la capacidad intelectual del individuo que lo presenta.

En adultos y adolescentes el biofeedback y las técnicas de relajación o respiración diafragmática después de la ingesta o cuando se produce la regurgitación han mostrado ser útiles.

En niños y en personas con déficits intelectuales las técnicas de modificación de conducta, incluyendo los tratamientos que emplean técnicas operantes, son las que han mostrado más eficacia.

Algunos ejemplos son: retirar la atención al niño mientras realiza la conducta que queremos reducir y darle refuerzos primarios o incondicionados (afecto y atención) o materiales (una chuchería) cuando no regurgite. Otros autores apuestan por poner un sabor desagradable (amargo o ácido) en la lengua cuando está empezando los movimientos típicos de rumiación.

En el caso de los niños, es importante que la familia entienda el trastorno. Y aprenda algunas pautas de acción ante la conducta problemática. Y como se suele aconsejar en estos casos, tener mucha paciencia. Si la relación entre los padres y el hijo no es buena, es necesario trabajar las dificultades emocionales que pueden estar manteniendo el problema.

Diagnóstico

El médico te preguntará acerca de tus síntomas actuales y tu historia clínica o los de tu hijo. Un examen inicial y, a veces, la observación del comportamiento de una persona, suelen ser suficientes para diagnosticar el síndrome de rumiación.

Se pueden realizar una manometría esofágica de alta resolución y una medición de la impedancia para confirmar el diagnóstico. Este análisis muestra si hay un aumento de presión en el abdomen. También, proporciona una imagen de la función alterada para usar en terapia conductual.

Se pueden usar otras pruebas para descartar otras causas posibles de tus síntomas o los de tu hijo, que incluyen:

  • Esofagogastroduodenoscopia. Esta prueba le permite al médico examinar el esófago, el estómago y la parte superior del intestino delgado (duodeno). Para descartar cualquier obstrucción. Es posible que el médico extraiga una muestra de tejido (biopsia) para analizarla en profundidad.
  • Vaciamiento gástrico. Este procedimiento le permite al médico saber cuánto demoran los alimentos marcados en salir del estómago. Otra versión de esta prueba también mide cuánto demoran los alimentos en desplazarse por el intestino delgado y el colon.

Medicamentos

Si la rumiación frecuente está afectando el esófago, es posible que se receten inhibidores de la bomba de protones. Como esomeprazol (Nexium) u omeprazol (Prilosec). Estos medicamentos pueden proteger el revestimiento del esófago. Hasta que la terapia conductual reduzca la frecuencia y la gravedad de la regurgitación.

Algunas personas con síndrome de rumiación pueden beneficiarse con un tratamiento con medicamentos que ayuden a relajar el estómago luego de comer.

Cómo prepararte para la consulta

Puedes comenzar por consultar con tu proveedor de atención primaria o el de tu hijo. O es posible que te deriven de inmediato a un médico que se especializa en trastornos digestivos (gastroenterólogo).

A continuación, se presenta información que te ayudará a prepararte para tu consulta.

Lo que puedes hacer

Al momento de programar la consulta, pregunta si necesitas hacer algo con anticipación, como ayunar antes de hacerte un análisis específico. Haz una lista de lo siguiente:

  • Síntomas, incluidos aquellos que quizás no parezcan relacionados con el motivo de la consulta
  • Información personal esencial, incluidas las situaciones de estrés importantes, cambios recientes en tu vida y antecedentes médicos familiares
  • Todos los medicamentos, vitaminas u otros suplementos que tomes, incluidas las dosis
  • Preguntas que puedes hacerle al médico

Pídele a un familiar o amigo que te acompañe. De ser posible, para ayudarte a recordar la información que recibas.

Con respecto al síndrome de rumiación, estas son algunas preguntas básicas que puedes hacerle al médico:

  • ¿Cuál es la causa más probable de estos síntomas?
  • ¿Existen otras causas posibles?
  • ¿Es necesario realizar algún estudio?
  • ¿Es probable que sea temporal o duradero?
  • ¿Qué tratamiento me recomienda?
  • ¿Existe alguna alternativa al enfoque primario que me indica?
  • ¿Se recomiendan restricciones alimentarias?
  • ¿Tiene folletos u otro material impreso sobre esta enfermedad? ¿Qué sitios web me recomienda?

Qué esperar del médico

Trastorno de rumiación

Es probable que el médico te haga varias preguntas, como las siguientes:

  • ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
  • ¿Los síntomas ocurren con cada comida?
  • ¿Qué tan graves son los síntomas?
  • ¿Hay algo que mejore tus síntomas o los de tu hijo?
  • ¿Hay algo que parezca empeorar los síntomas?

Qué puedes hacer mientras tanto

En algunas personas, la goma de mascar puede aliviar algunos de los síntomas del trastorno de rumiación.