Historias paranormales:

Las historias paranormales, han estado con nosotros desde tiempos remotos. El día de hoy te traemos la segunda parte de las experiencias narradas por quienes las vivieron en carne propia. Síguenos leyendo.

La chica de la escalera

Un día salí muy tarde del trabajo. Como mi llave no funciona bien tuve que entrar por la parte trasera del edificio. Esta entrada suele ser más larga de la habitual, y siempre la puerta principal está abierta porque se dañó la cerradura.

Eran alrededor de la 1am, y no me había percatado que a esa hora el ascensor del edificio está apagado, para evitar que los indigentes que deambulan la zona ingresen a él.

Tuve que subir poco a poco los 20 pisos, para llegar a mi casa. Me armé de valor y fui subiendo las escaleras.

En el edificio la mayoría de las personas que habitan, son mayores por lo que es común no escuchar absolutamente nada, casi en ningún momento del día.

Siempre había escuchado entre ellos hablar sobre una chica que rondaba, las escaleras en horas de la madrugada. Pero nunca les preste atención, porque siempre había llegado antes de las 10pm de mi turno.

En lo que recordé el comentario, intenté pensar en otra cosa y subir más rápido. Pero las piernas no me dejaban, ya que el día fue agotador.

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En lo que estaba por el piso 10, escuche un ruido un poco más abajo, como si alguien estuviese subiendo las escaleras. Me asomé por el barandal, y no vi nada. Pensé que mi mente me jugaba una mala pasada, entre el cansancio y el pensar lo peligroso que puede ser estar allí a esa hora.

Al estar por el piso 18, escuche de nuevo el ruido, pero esta vez no me asome y acelere el paso. Al estar en la puerta de mi apartamento, y meter la llave fue que volteé, y pude ver de lejos en la escalara una chica de cabello largo negro, muy pálida, que se encontraba como perdida buscando a alguien.

Me acerque a ella y le pregunte a quien buscaba, a lo que me respondió un nombre sumamente extraño para mí, ya que conocía a todos los habitantes del edificio. Le dije que no conocía a nadie con ese nombre, y como estaba aterrado me fui.

Al día siguiente no tenía que trabajar, por lo que en la tarde vi al conserje y le hice el comentario, para ver si de casualidad conocía a un vecino con ese nombre. Carlos Eduardo era quien buscaba la chica.

El conserje palideció cuando se lo dije. Y me conto que ese era el nombre del conserje que cayó de las escaleras en el piso 18, antes de yo nacer.

Duende en casa

Había alquilado un anexo, tipo estudio con mi hija de 6 años, cerca de la casa de mi madre. Un poco para irme independizando y tener más privacidad.

Era pequeño pero cómodo, y nunca me sentí mal allí. Incluso mi novio me había ayudado a pintarlo, y parte de mi familia a acomodarlo para que la niña y yo estuviésemos mejor.

Una tarde al regresar del trabajo, antes de abrir la puerta sentía como si alguien estuviese adentro. Pero al abrir no había nada. Como era de estos anexos que se encuentran en el medio de las dos casas, pues se suele escuchar todo lo que hacen los vecinos, y no preste atención.

Pero con el pasar del tiempo empecé a escuchar voces que me llamaban, sobre todo por la noche, y en realidad no me dejaban en paz. Era una tortura llegar al trabajo, para esa casa hasta tal punto que pensé en mudarme.

Hable con el señor que me alquilaba, una vez que me visito, y le pregunte si alguno de los inquilinos le había dicho si escuchaba voces o ruidos raros. Se me quedo mirando con una cara de asombro y simplemente se carcajeo. Por eso decidí no contarle nada.

Por consejos de una amiga, tuve que ir a donde estas señoras que rezan, leen el tarot y esas cosas. Y para mi asombro me dijo que lo mejor que podía hacer era mudarme. Pero no era tan fácil, allí tenía todas mis cosas, y solamente conseguirlo tan céntrico, cerca de mi mama, y a eso precio era un golpe de suerte.

Aunque la visita a su local, me entristeció un poco me dijo que hiciera un ritual, con algunas cosas lo dejara debajo de la cama y cada cierto tiempo lo cambiara. El ritual consistía en algo para ahuyentar los malos espíritus de los hogares, según la señora este era un duende.

Pues lo hice con toda la fe del mundo, porque lo que necesitaba era dormir, y no mudarme eso sería la última opción. Tome un plato como me lo recomendó, en el hice un circulo de sal marina, uno de azufre y coloque 3 limones picados en cruz, rece una oración y lo coloque debajo de la cama.

Siempre había que estar pendiente del estado de los limones. Si se dañaban, había que cambiarlos por unos nuevos y colocarlos nuevamente.

Una noche al querer cambiar los limones, en el cuarto sentí una presencia que se encontraba en la puerta y me llamo con una voz chillona ¡Bruja!. En ese momento tenía el plato en la mano y se estalló en mil pedazos.

Afortunadamente mi niña no estaba allí, tuve un ataque de nervios terrible y salí corriendo a la calle. Al ir a casa de mi madre y contarle decidió que pasara la noche allí, para el día siguiente ir a realizar una limpieza profunda.

Ya era mi única opción, ella sabía de esas cosas, pero estaba muy mayor para enfrentarlas. Era de las personas que llaman “De la vieja escuela” que todo lo curan con rezos y ramas. Pero yo en realidad no tenía animo de ir ni siquiera a abrirle la puerta para que lo hiciera.

Sé que llevo varias matas, y algo que llaman sahumerio, y como a las horas regreso. Yo pase esa mañana durmiendo, muy deprimida sin ánimos de nada.

Hasta que el día siguiente, fui con mi novio a ver como estaba la casa y sorprendentemente lo que estaba allí, se había ido.