Las relaciones humanas son un gran desafío en la era actual, por lo cual trataremos el tema del Chantaje emocional en la pareja.

Chantaje emocional en la pareja

Amar

Despojarse de uno mismo y velar por ese pedacito de un todo, que creemos será eterno.

Tomarse de la mano

Iniciar largas caminatas a la luz de la luna, con los ojos brillantes y las mejillas enrojecidas por la aceleración de los corazones.

El río de fondo

Los latidos ansiosos de los amantes en pleno cortejo con ganas de permanecer así por siempre.

El trabajo, los amigos, la familia, el gato, la universidad. Todo puede irse al demonio, porque hemos encontrado a esa personita maravillosa que iluminará nuestra alama con solo una sonrisa.

El amor suele ser imprevisto, te toma de sorpresa y te vuelve una hoja en el viento, capaz de no comer ni dormir por estar horas y horas charlando al teléfono.

Enfoca su ambición en el hogar, los niños pequeños revoloteando por los pasillos, el olor a pintura fresca de la primera casita juntos, y la pasión desbocada de dos seres dispuestos a morir, el uno por el otro.

Pues bien, pasa el tiempo, los días se vuelven años, los niños van creciendo, la pasión se apaga.

¿Qué nos ha quedado de la promesa de amor eterno? Apenas unas hojas amarillentas en algún cajón perdido en el altillo.

Nos enfrentamos a la triste realidad de que ya no somos el centro del universo del otro, todo lo contrario, somos una isla perdida en su nuevo mundo.

Pero aún hay una as en la manga, pues nos ha jurado amor eterno y eso no se puede deshacer tan fácilmente.

Hemos dejado los estudios, la acomodada vida junto a nuestros padres, los amigos, las salidas. Ya no nos pintamos las uñas, ni nos calzamos esas minifaldas ajustadas, ni vamos a la peluquería, ni cenamos fuera.

Hemos pactado una vida en común para siempre, haciéndonos cargo de una casa, la maternidad, las cuentas, los regalos de navidad, las vacaciones, la familia.

Ya no soñamos con ser profesionales, ni viajar al exterior para lograr una beca de estudios en algún conservatorio. Ahora estamos ligados a otra persona que no nos va a dejar nunca, a pesar de haber subido de peso, de la dejadez por la falta de tiempo, de ya no ser apasionados ni caminar de la mano con la luna en nuestras cabezas.

Pero de pronto, todo parece derrumbarse cuando un día cualquiera, nos piden un tiempo.

Comenzamos a darnos cuenta de que pasa más tiempo fuera. Que los fines de semana surge trabajo impostergable, que las salidas familiares son más esporádicas y que la intimidad se evade más que los impuestos.

Entonces decidimos que es injusto, que aunque las circunstancias cambien, nadie nos va dejar solas, porque así lo han prometido. Y allí empieza una batalla atroz. Cada vez que nos llevan al terreno de querer hablar de una separación, hacemos memoria a los días de pleno romance. Y es allí, en ese instante que nos hacemos presentes en las emociones del otro. Para dejarle en claro, todo lo que hemos dejado de lado, lo que perdimos al apostar a ese amor invencible, que hoy parece desvanecerse.

Apretamos su cuello, hasta desbaratar absolutamente esa idea de abandono.

Lamentablemente, perdemos más de lo que ganamos, puesto que, el amor es un sentimiento maravilloso cuando se vive en libertad. Y quién desee desafiar las leyes de la gravedad, tirando sus propios sueños por la ventana, estará alejándose de la plenitud de su propia vida.

Chantajear

Chantajear a quién decimos que amamos, o empieza el chantaje emocional en la pareja, no hace más que defenestrar a ese amor, ensuciándolo con el egoísmo de no querer aceptar la realidad, de que en la vida todo se va modificando, y cuando nos quedamos quietos por mucho tiempo, se nos petrifica el alrededor, dejándonos en un mundo paralelo, sin identidad ni amor propio.

Si necesitamos la dependencia emocional, y para ello degradamos la voluntad del otro ser, no somos más que tristes villanos, adúlteros e inmorales, y el chantaje emocional en la pareja no funcionara.

Porque debemos pensar ¿quién es más cruel, el que ya no posee el mismo sentimiento de antaño y lo expresa, o el que obliga al semejante a sentir indeterminadamente, sólo para satisfacer su propia necesidad personal?

Para reflexionar, autocriticarse, desafiar su propio yo interno y evolucionar con una respuesta sin precedentes.