¿Qué es el trastorno facticio?

eL Trastorno facticio se trata de un trastorno mental grave, la persona que lo padece engaña a otras enfermándose a propósito o lastimándose.

Es un trastorno que no es muy frecuente, pero que merece especial atención ya que al presentarse pone en riesgo la salud e incluso el bienestar de quienes le rodean.

Este trastorno puede llevar a consecuencia incluso letales. Esto significa que en caso de presentar síntomas lo mejor es buscar ayuda profesional, y evitar así la evolución del trastorno.

Tipos

Trastorno facticio impuesto a sí mismo

Incluye la falsificación de signos o síntomas psicológicos o físicos, como se describió anteriormente. Un ejemplo de un trastorno psicológico facticio es imitar el comportamiento típico de una enfermedad mental, como la esquizofrenia. La persona puede parecer confusa, hacer afirmaciones absurdas e informar alucinaciones (la experiencia de detectar cosas que no están allí, por ejemplo, escuchar voces).

Trastorno facticio impuesto a otra persona

Las personas con este trastorno producen o fabrican síntomas de enfermedad en otras personas bajo su cuidado: niños, adultos mayores, personas discapacitadas o mascotas. Ocurre con mayor frecuencia en las madres (aunque puede ocurrir en los padres) que dañan intencionalmente a sus hijos para recibir atención, el diagnóstico no se le da a la víctima, sino al autor.

Diagnóstico

Diagnosticar un trastorno ficticio es a menudo extremadamente difícil. Las personas con trastornos ficticios son expertas en fingir muchas enfermedades y afecciones diferentes. Y a menudo tienen afecciones médicas reales e incluso potencialmente mortales, aunque estas puedan ser autoinfligidas.

El uso de múltiples médicos y hospitales, el uso de un nombre falso y las regulaciones de privacidad y confidencialidad pueden dificultar o incluso imposibilitar la recopilación de información sobre experiencias médicas anteriores.

El diagnóstico se basa en la identificación objetiva de los síntomas que se inventan, más que en la intención o motivación de la persona para hacerlo. Un médico puede sospechar de un trastorno ficticio cuando:

  • La historia clínica de la persona no tiene sentido
  • No existe ninguna razón creíble para una enfermedad o lesión
  • La enfermedad no sigue el curso habitual
  • Hay una falta de curación sin razón aparente, a pesar del tratamiento apropiado
  • Hay síntomas o resultados de pruebas de laboratorio contradictorios o inconsistentes
  • La persona se resiste a obtener información de expedientes médicos anteriores, de otros profesionales de la salud o de miembros de la familia
  • La persona es sorprendida en el acto de mentir o causar una lesión

Síntomas

Los síntomas del trastorno facticio implican la simulación o producción de enfermedades o lesiones, o la exageración de síntomas o de discapacidades para engañar a otras personas. Las personas que padecen el trastorno llegan muy lejos para ocultar el engaño, por lo que puede ser difícil darse cuenta de que en realidad sus síntomas forman parte de un trastorno mental grave. Continúan con el engaño, incluso sin recibir ningún beneficio o recompensa evidente o cuando se enfrentan con pruebas objetivas que no respaldan sus dichos.

Los signos y síntomas del trastorno facticio pueden comprender:

  • Problemas médicos o psicológicos astutos y convincentes
  • Amplios conocimientos de términos médicos y enfermedades
  • Síntomas vagos o contradictorios
  • Afecciones que empeoran sin razón aparente
  • Afecciones que no responden a las terapias habituales según lo previsto
  • Buscar atención de muchos médicos u hospitales diferentes, incluso usando un nombre falso
  • Resistencia a permitir que los médicos hablen con familiares, amigos u otros profesionales de salud
  • Hospitalizaciones frecuentes
  • Afán por someterse a pruebas frecuentes u operaciones riesgosas
  • Muchas cicatrices quirúrgicas o evidencia de numerosos procedimientos
  • Recibir pocas visitas durante la hospitalización
  • Discusiones con los médicos y el personal

Tratamiento

trastorno facticio

Para ello existen diversos tipos de tratamiento en primer lugar, el confrontativo, que consistiría en mostrar al sujeto de forma clara las pruebas de que sus síntomas son fingidos. Si buscamos que esta confrontación sea menos punitiva, se le puede plantear que sí sufre una enfermedad, pero que esta es de carácter psicológico, explicándole entonces qué es el trastorno facticio. Buscamos con ello reconceptualizar los síntomas y mentiras, ofreciéndole al paciente la atención que demanda y un tratamiento que sí será el correspondiente a su condición real.

En segundo lugar, el no confrontativo. En este enfoque encontramos las interpretaciones inexactas, en las que se le plantea al paciente los procesos y mecanismos psicológicos del trastorno facticio sin llegar a confrontar los síntomas como falsos, sino simplemente dando cuenta de su origen mental. Por otra parte, el llamado doble cebo consiste en plantear un tratamiento psicológico contra el estrés, aludiendo a que si los síntomas no mejoran se descartarán otros trastornos y por ello se diagnosticaría el facticio.

Trastorno facticio vs hipocondría

La hipocondría consiste en que el individuo cree padecer numerosas enfermedades, acudiendo a un especialista cantidad de veces para que le mediquen y pueda curarse de la enfermedad que tenga (cuando en realidad no tiene nada). No quiere hacerse el enfermo

En el trastorno facticio, el individuo es consciente de que no tiene ninguna enfermedad (o es muy leve) pero quiere hacerse el enfermo.

Diferencia entre trastorno facticio y simulación

La principal diferencia entre el trastorno facticio y los actos de simulación es la intencionalidad de estas acciones. Una persona que actúa, inventa o finge determinados síntomas para obtener un beneficio personal, como, por ejemplo, librarse de algún acontecimiento u obligación, está llevando a cabo un acto de simulación.

En cambio, el trastorno facticio es una psicopatología la cual el paciente también se inventa síntomas y enfermedades, pero su intencionalidad va relacionada con tener una necesidad psicológica de ser cuidado y asumir el papel de enfermo o paciente.