Atelofobia: ¿Qué es?

La atelofobia es una condición en la cual un individuo presenta un miedo extremo a no alcanzar la perfección en cualquiera de sus acciones, ideas o creencias.

Este temor a cualquier tipo de imperfección en su vida puede hacer que la persona que la padece se convierta en su mayor crítico con cualquier cosa que diga o haga y temiendo continuamente, porque las cosas que realiza no están lo suficientemente bien hechas.

Este miedo a la imperfección va mucho más allá de querer hacer las cosas como mejor sea posible, ya que en los casos en que se diagnostica la atelofobia existe la condición que la convierte en una verdadera obsesión, provocando continuas relaciones fallidas y haciendo que sea prácticamente imposible funcionar en la sociedad.

Síntomas

Miedo o ansiedad intensa

El síntoma principal de la atelofobia es un miedo o ansiedad elevada ante las imperfecciones. Estas imperfecciones, como decíamos, pueden aparecer en los propios comportamientos o acciones, en objetos, situaciones de la vida, etc.

Negación

Una de las características habituales de las personas con problemas para superar el miedo a no ser suficiente es la negación de lo que están sufriendo. Actúan de cara a los demás como si todo fuera muy bien y ellas fueran felices. Pero no lo son, en realidad sufren un altísimo nivel de estrés producido por el miedo a no ser perfectas y el continuo auto-reproche que les lleva a estar siempre tensas.

Evitación de la imperfección

La persona con atelofobia evitará aquellas situaciones que puedan desencadenar esa angustia que siente ante la imperfección; es decir, la evita a toda costa. También puede ser que emplee una gran cantidad de tiempo en hacer las cosas perfectas (síntoma que comparte con el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad).

Síntomas psicofisiológicos

En la atelofobia también pueden aparecer síntomas físicos, del propio organismo, tales como: temblores, hiperventilación, náuseas, vómitos, tensión, sudoración excesiva, etc. Es decir, síntomas propios de un ataque de pánico (aunque este no se llegue a manifestar).

En definitiva, el organismo se encuentra sobreactivado, ante el estímulo generador de la ansiedad y el malestar. Todos estos síntomas reflejan la ansiedad o preocupación por el hecho de no hallar la perfección.

Causas

Genética

Puede haber una propensión genética o puede provenir de un evento traumático. En primer lugar, existe la posibilidad de la predisposición biológica. Ejemplo, el limen de la parte fisiológica, así como la herencia de los rasgos de personalidad son un tanto perfeccionistas.

Vulnerabilidad

La vulnerabilidad puede influir en la aparición de esta fobia. A través de un eslabón poco genérico se puede percibir que los que tienen atelofobia hayan tenido un gran aprendizaje restrictivo durante su infancia. Una educación exigente y rígida excesivamente puede conllevar a pensamientos no tan buenos. También puede aparecer en casos donde se evidencien no hacer algo bien y tengan consecuencias graves. Algo que les puede llevar a tener ese pensamiento de que lo perfecto es lo mejor.

Conductas aprendidas

Muchos de los casos, se trata de una conducta aprendida que inicia desde la infancia y continua en la adolescencia. Aquellos padres de carácter exigente y maestros perfeccionistas fomentan las notas más altas desencadenando los trastornos mentales a futuro. Donde se incluyen el temor por no ser buenos en lo que se haga. 

Esos patrones educativos que se marcan por la autoexigencia, rigidez, perfección resultan importantes para el desarrollo de la fobia. Así mismo, que los padres tengan patrones de comportamientos obsesivos, intolerancia a la imperfección. Conlleva al miedo extremo de presentar síntomas de atelofobia.

Conflicto emocional no resuelto

La atelofobia, como la mayoría de las fobias, proviene de un mecanismo de sobreprotección subconsciente. Y como ocurre con muchas fobias, también puede enraizarse en un conflicto emocional no resuelto. Los padres exigentes que demandan la perfección y los profesores demasiado estrictos pueden convertirse en desencadenantes centrales de futuros trastornos mentales. Incluido el del temor a no ser lo suficientemente buenos.

Diagnostico

Si los síntomas de la atelofobia limitan significativamente la vida diaria normal y persisten durante más de seis meses, es recomendable consultar a un médico, psiquiatra o psicólogo para identificar y definir el problema.

La evaluación inicial del sujeto atelofóbico es fundamental para comprender las razones que subyacen a la incomodidad, identificar su significado y cuantificar su alcance.

Por lo tanto, el médico:

Le pide al paciente una descripción de los síntomas y qué los desencadena.

Trate de determinar qué tan graves son los síntomas.

Excluye otros tipos de trastornos de ansiedad o patología general.

Para formular el diagnóstico de atelofobia, es importante que el médico observe la reacción del paciente ante la idea del fracaso.

Consecuencias

La atelofobia puede limitar en gran medida la vida de quienes la padecen, ya que puede influir en múltiples actividades y contextos, como el trabajo o las relaciones cotidianas, además de causar una gran incomodidad.

Con el tiempo, los síntomas se activan solo con pensar en las situaciones que típicamente desencadenan el trastorno y, en casos extremos, pueden provocar suicidio, depresión, trastornos de la alimentación y esquizofrenia.

Atelofobia

Tratamiento

La primera opción de tratamiento de la atelofobia radica en esas intervenciones indicadas para las fobias específicas. Así pues, la psicoterapia encaminada a relajar y exponer a la persona a sus situaciones temidas, es decir, a las ideas de imperfección, constituyen el tratamiento de elección.

Se sustenta que si se consigue remitir la respuesta fóbica a través de la habituación a las ideas de imperfección, la persona podrá dejar de realizar sus conductas de evitación y por lo tanto remitir su comportamiento obsesivo, rígido y perfeccionista.

No obstante, este tipo de fobia a menudo puede provocar mayores problemáticas en su tratamiento.

Especialmente en esos casos en los que la personalidad obsesiva y perfeccionista se presente especialmente marcada, las técnicas de exposición y relajación pueden no resultar suficientes, ya que el individuo puede seguir empeñado en funcionar de una manera determinada.

Las alteraciones de personalidad suelen ser más difíciles de tratar. En esos casos, a pesar de que no se debe abandonar el tratamiento de la fobia, suele necesario incorporar otros tratamientos como la terapia cognitiva o intervenciones farmacológicas.