Leyendas de España

A continuación te contaremos leyendas de españa que te harán pasar un rato de terror, posiblemente no las conocías, si escuchaste alguna de  ellas déjanos saber en los comentarios

Leyendas de España: El Sillón del Diablo (Castilla y León)

A mediados del siglo XIX, limpiando en un trastero de la Universidad de Valladolid, un bedel se encontró con una silla abandonada en una esquina, como un trasto más. Cansado, decidió sentarse un rato. Tres días después lo encontraron en el trastero, en la misma esquina, en la misma silla, muerto. Cuando un segundo bedel murió en las mismas circunstancias, las alarmas se dispararon y la leyenda se fraguó.

Leyendas de España

La historia se remonta a principios del siglo XVI, cuando la Inquisición detuvo al médico Andrés de Proaza por asesinato, tortura y pacto con el diablo. Había abierto una cátedra de Anatomía pero los rumores decían que sus conocimientos provenían del Maligno. La desaparición de un niño cerca de su casa alertó a las autoridades, que le sacaron la confesión de asesinato, pero no de un acuerdo demoníaco.

Sí admitió que poseía un sillón, regalo un nigromante de Navarra, que le permitía entrar en trance y del que obtenía todo el conocimiento que necesitaba para sus diagnósticos. Aseguraba que sólo un médico titulado podía hacer uso de él, y que cualquier otra persona moriría a los tres días…

En la actualidad, el sillón se encuentra en el Museo Provincial de Valladolid.

Leyendas de España: La casa de los espíritus de Coslada (Comunidad de Madrid)

Dos años de ruidos extraños y sucesos inexplicables mantuvieron despierta a una pareja en la localidad madrileña de Coslada en 1993. Cuando su hijo cayó enfermo sin razón aparente, decidieron investigar

Al arrancar el papel de una de las paredes de su casa, en la calle del doctor Barraquer, de donde procedían los fenómenos más virulentos, descubrieron que debajo se dibujaba un nombre: Charo.

Leyendas de España

Algunos vecinos recordaron la época en la que el apartamento estuvo ocupado por una mujer que decía ser vidente. Tenía una bola de cristal y se decía que realizaba rituales extraños, además de practicar la ouija. El nombre de la vidente, de la que no se supo nada después de que abandonase la casa, era Charo.

Clara Tahoces, colaboradora de Cuarto Milenio, estuvo investigando el caso y descubrió que la pareja decidió mudarse. Pero los vecinos siguieron escuchando ruidos que provenían de la vivienda vacía

El Cortijo Jurado (Andalucía)

A la entrada de Campanillas, en Málaga, se levanta un edificio solitario, marcado por la leyenda, la guerra y la miseria. Es el Cortijo Jurado, construido por la familia Heredia a mediados del siglo XIX.

Luces extrañas, psicofonías y mensajes en las paredes alimentan la leyenda de un lugar marcado por el misterio y la tragedia, desde que aparecieron los cadáveres de cinco chicas torturadas en la hacienda. Las miradas acusatorias puestas sobre los Heredia y el despilfarro los llevaron a la quiebra.

Vendieron su propiedad a la familia Larios. Se dice que los nuevos propietarios trataron de unir su nueva casa con la suya propia, el Cortijo Colmenares, mediante una red de túneles y pasadizos que, más tarde, habrían sido utilizados como calabozos durante la Guerra Civil.

Allí se produjeron fusilamientos y muertes en el cortijo, que fue empleado también como hospital. Los gritos de torturados, enfermos y muertos parecen recorrer los pasillos del lugar, atrayendo a investigadores de lo paranormal en busca de una puerta al Más Allá.

Como curiosidad, si se dispone de 16 millones de euros, se puede adquirir por idealista.com.

Hospital del Tórax (Cataluña)

En 1952 se inauguró en Tarrasa el Hospital del Tórax, para tratar enfermedades respiratorias. El lugar elegido respondía a la necesidad de sol y aire puro de los enfermos. Lo que no se tuvo en cuenta fue el aislamiento. Los internos no tenían más contacto con el exterior que las llamadas y la radio.

La mayoría requería una media de 18 meses de hospitalización, tiempo en el que debían convivir con pacientes terminales y enfermos mentales. Algunos eran abandonados por sus familias y esperaban la muerte entre los muros del centro. Había poco personal y se colaban extraños para guarecerse. Por todo ello, durante muchos años, el Hospital del Tórax tuvo el índice más alto de suicidios de España.

La mala gestión llevó al hospital a su cierre y abandono. Desde entonces, por sus pasillos se oyen gritos de «está muerto», chirridos y golpes. Entre los sucesos que han quedado registrados está el robo de un feto en formol de una habitación en 2003. Otro feto apareció envuelto en periódico cerca del edificio.

Poco queda ya del horror de lo que un día fue el hospital, reconvertido en un Parque Audiovisual, pero no era raro ver, en sus años de abandono, pentáculos y símbolos satánicos grabados en paredes y suelos.

Luces extrañas, psicofonías y mensajes en las paredes alimentan la leyenda de un lugar marcado por el misterio y la tragedia, desde que aparecieron los cadáveres de cinco chicas torturadas en la hacienda. Las miradas acusatorias puestas sobre los Heredia y el despilfarro los llevaron a la quiebra.

Vendieron su propiedad a la familia Larios. Se dice que los nuevos propietarios trataron de unir su nueva casa con la suya propia, el Cortijo Colmenares, mediante una red de túneles y pasadizos que, más tarde, habrían sido utilizados como calabozos durante la Guerra Civil.

Allí se produjeron fusilamientos y muertes en el cortijo, que fue empleado también como hospital. Los gritos de torturados, enfermos y muertos parecen recorrer los pasillos del lugar, atrayendo a investigadores de lo paranormal en busca de una puerta al Más Allá.

La güestía es una versión de la Santa Campaña, una leyenda de Galicia y Asturias sobre una procesión de almas encapuchadas, ataviadas de blanco, que vaga por la noche por calles y bosques. Cada espíritu lleva una vela encendida, pero en cabeza marcha un vivo que porta una cruz y un caldero con agua bendita.

El vivo camina junto a la procesión en las horas en las que debería dormir, pero los muertos no le dan descanso y se ve forzado a liderarlos cada noche. El mortal no recuerda nada al despertar, pero su salud se va deteriorando hasta la muerte. Entonces pasa a formar parte de la comitiva de ánimas para siempre.