La musofobia: ¿Qué es?

La musofobia o la fobia a las ratas o es el miedo excesivo, aversión y rechazo a las ratas o ratones. Tradicionalmente se vinculan con suciedad, podredumbre, y graves enfermedades.

Las personas que tienen fobia a las ratas experimentan terror y repulsión ante la presencia real o imaginada de éstas. Además, su miedo es desproporcionado e irracional respecto al peligro real que suponen estos animales.

La musofobia:

Alguien con una fobia severa a las ratas puede llegar a evitar ciertos entornos, e incluso dejar de hacer las actividades que antes hacía. De esta forma su fobia acaba afectando a su día a día, dando lugar a problemas en los ámbitos laboral, social y personal.

Cuando la patología se presenta en un grado muy avanzado el miedo se puede hacer presente solamente al ver una imagen del animal, ya sea a través de la televisión o en una fotografía.

Síntomas

Los síntomas de la musofobia varían dependiendo de la extensión del miedo que experimente la fobia. Al igual que cualquier otra zoofobia, el miedo a los ratones típicamente desencadena síntomas físicos y mentales como los siguientes:

Gritar, llorar, trepar a las camas o a las mesas/sillas

Tratar de huir

Sacudidas, temblores y sudoración profusa.

Tener latidos cardíacos acelerados, respirar rápidamente o jadear

Sentir náuseas, vómitos o tener otros signos de malestar gastrointestinal

Los musofóbicos pueden experimentar ansiedad/ataques de pánico por la mera mención de ratones, o incluso por verlos alimentarse de la basura, o en imágenes, en la televisión, etc.

Presencia de un miedo o ansiedad intensa ante un estímulo que lo desencadena.

El objeto o situación fóbica provoca una reacción de miedo o ansiedad inmediata prácticamente en todas las ocasiones en que se presenta el estímulo.

La persona busca con todo su empeño evitar o resistirse activamente el objeto o la situación.

El miedo o la ansiedad presentados provocan una respuesta desproporcionada al peligro real que representa el desencadenante.

La presencia del miedo y la ansiedad son persistentes, habitualmente duran seis o más meses.

Genera un malestar clínicamente significativo, así como un deterioro social, laboral y en otras áreas de la vida de la persona.

¿A quién afecta?

A pesar de que se difunde mucho la idea de que esta fobia solo afecta a las mujeres, la idea no es correcta, ya que la musofobia se manifiesta tanto en hombres como en mujeres.

La musofobia: Causas

Lo que ocurre con los ratones y las ratas, es que provoca repulsión en la mayoría de las personas. Por eso, esta fobia puede ser un temor aprendido desde la infancia. Si en tu casa alguien gritaba asustado en cuanto veía un ratón, es posible que desarrolles musofobia por imitación.

Aunque las causas más frecuentes para la aparición de un trastorno fóbico son el condicionamiento por experiencia traumática y los trastornos de ansiedad.

Por otro lado, la fobia a las ratas también puede originarse por una primera respuesta de sobresalto (o “susto”) ante la aparición inesperada del animal. Si esta experiencia se vincula directa o indirectamente con aspectos negativos o desagradables, es posible que el miedo se instaure y poco a poco crezca hasta convertirse en fobia.

Por tanto, se produce un fenómeno conocido como “condicionamiento clásico” en el que la persona siente miedo de la rata al crear una asociación entre la rata y un evento negativo que experimentó al mismo tiempo (encontrar al animal comiéndose su comida, dentro de su cama o haberle hecho daño o asustado).

Otro manera de adquirir esta fobia es a través de la transmisión de información amenazante, como anécdotas, historias, o avisos de los padres sobre los peligros de las ratas.

En realidad las causas de una fobia son muy extensas, variadas y complejas. Interactúan entre sí y se unen con otras variables como la personalidad del individuo, temperamento, sensibilidad al estrés, susceptibilidad al asco, apoyo social, expectativas

Tratamiento

El tratamiento más eficaz y conocido es el cognitivo-conductual con exposición en vivo (EV). Antes de comenzar la EV, es conveniente dar información sobre los ratones y corregir posibles creencias erróneas sobre los mismos.

También se debe realizar una jerarquía de exposición, teniendo en cuenta los niveles subjetivos de ansiedad de la persona. Algunas ideas para trabajar las situaciones temidas y/o evitadas son: hablar sobre el animal, ver fotos o vídeos de ratones, ir a tiendas de animales donde haya ratones, tocar y acariciar los ratones y alimentarlos. Otra opción es emplear la exposición a través de la realidad virtual.

En las primeras fases, se elabora una jerarquía de situaciones que provocan miedo en relación a los ratones, y se comienza a trabajar con aquellas que menos miedo provocan. Se enseña a controlar la ansiedad, sufrirla y dejar que desaparezca. Primero hay que enseñar al paciente que la respuesta de ansiedad es natural al ser humano, pero en algunos casos esta es demasiado sensible.

 Una vez el paciente compruebe que la fotografía de un ratón o rata no puede causarle consecuencia negativa ninguna, el miedo y la ansiedad ante las fotografías de ratones o ratas disminuirá. De esta forma iremos subiendo en la jerarquía, cada vez con menos situaciones temidas, hasta que finalmente esta desaparezca.

Tratamiento farmacológico

En cuanto al tratamiento farmacológico de las fobias específicas, como lo sería el miedo a los ratones, los fármacos no se consideran eficaces para combatirlas. Sin embargo, sí se emplean de forma puntual las benzodiacepinas y los betabloqueantes como complemento a la terapia de exposición.

Por otro lado, los últimos estudios muestran que la d-cicloserina, un antibiótico utilizado para el tratamiento de la tuberculosis, puede mejorar la terapia por exposición. Finalmente, como siempre decimos, lo ideal será realizar un tratamiento multidisciplinar acudiendo a los profesionales adecuados, sin olvidar nunca la vertiente psicológica para trabajar debidamente en las causas del miedo.