La menta:

La menta es una planta de tipo aromática que es muy empleado en el ámbito de la gastronomía, así como también para la fabricación de producto utilizados en los hogares y la higiene. Ésta se caracteriza por tener un sabor que da al individuo la sensación de frescura.

Esta planta se forma parte de la familia de las Labiadas, las cuales son autóctonas de las zonas adyacentes al mediterráneo, su nombre científico es Mentha piperita, en la antigüedad era muy utilizada con fines medicinales, ya que la misma tiene grandes propiedades terapéuticas para tratar casos de dolores relacionados con la piel, el sistema digestivo y el sistema respiratorio.

La menta

Origen

El origen de esta planta está estrechamente ligado a la tradición europea, de hecho, hay constancia de que las civilizaciones griega y romana la utilizaban para sus baños con el objetivo de aromatizar y fortalecer el cuerpo. Además solían añadirlas a sus platos para aromatizar y dar sabor e incluso se utilizaban en ritos religiosos.

Usos

Debido a su aroma fresco es ampliamente utilizado en diferentes ramas de la industria, por lo tanto en los últimos años, sus cultivos han ido aumentó de manera considerable ya que ello significa un ingreso económico muy bueno. Sin embargo es necesario que se cumplan con una serie de pasos y requerimientos para que la misma tenga un correcto desarrollo, como por ejemplo que la misma tenga una buena irrigación de agua, ya que los requerimientos son bastante altos.

Es muy utilizada como planta medicinal ya que posee grandes propiedades, entre las cuales destacan las siguientes: antiinflamatorias, digestivas, mucolítica, analgésica, antibacteriana, antiséptica, antigripal, descongestiona las vías respiratorias, etc. La menta se puede utilizar tanto internamente como de forma externa, ésta última puede aplicarse a baños, cataplasmas, vahos, entre otros. Por su parte cuando se aplica internamente, debe realizarse una infusión a base de menta, si como también puede utilizarse en tinturas.

En la gastronomía se emplea como ingrediente en salsa, también se utiliza como base para cremas, con las que se rellenan los pasteles o incluso como parte de la decoración de cualquier platillo sea dulce o salado.

Beneficios

Mejora la digestión

La infusión de menta se utiliza para aliviar las digestiones pesadas debido a su efecto digestivo.

Evita los gases

Gracias a su acción carminativa.

Alivia los dolores de cabeza

Aplicar unas gotas de aceite de menta en las sienes y en la nuca es un remedio efectivo contra la cefalea.

Trata la gripe y los resfriados

Es un remedio natural muy utilizado en caso de bronquitis, tos o resfriados. Por su acción descongestionante, el mentol ayuda a disminuir la congestión de los pulmones, nariz y garganta.  También trata la tos y el asma.

Elimina los hongos de piel y uñas

La menta es antifúngica por lo que aplicarla de forma tópica en forma de aceite esencial o en emplastes, puede eliminar los hongos de las uñas y de la piel de forma efectiva.

Alivia reacciones de la piel

Puede aliviar los casos de dermatitis, eczema y urticaria aplicándola de forma tópica.

Reduce la inflamación y el dolor

Sobre todo en caso de golpes, esguinces, artritis y dolencias crónicas.

Quita el mal aliento

Además reduce las bacterias en la boca que causan el mal olor.

Mejora la circulación de las sangre

Esto se debe a sus propiedades anticoagulantes, por ello alivia el dolor de cabeza, la hinchazón de las piernas, etc.

Trata infecciones vaginales

Además alivia la picazón y el escozor derivados de la infección.

Aumenta la líbido

Gracias a sus propiedades estimulantes y tonificantes, la menta puede ser un efectivo afrodisíaco natural.

Cuidados

Riega la menta con frecuencia durante el primer año

Prueba la tierra con un dedo para determinar su sequedad. Mantenla húmeda, pero no saturada de agua. Si la menta está expuesta a pleno sol, riégala con más frecuencia. Revísala regularmente para asegurarte de que reciba la cantidad adecuada de agua, pero no demasiado.

Corta la parte superior de la planta

Hacerlo evita que crezca muy alto y la estimula a desarrollar más hojas en los costados. Esto también produce una mejor cosecha. Cuando revises tu planta para ver si necesita agua, observa si la planta ha crecido muy alto.

Corta los capullos de la flor de menta para mantener la planta compacta

Las flores pequeñas de una planta de menta florecen normalmente de junio a setiembre. Debes cortar los capullos antes de que se abran para que la planta no crezca sin control. Quitar los capullos de la flor a medida que aparecen también prolongará la temporada de cosecha de tu planta.

Divide tu planta cada dos o tres años

Después de unos cuantos años, la menta alcanzará el tamaño de la maceta y ello hará que las raíces queden apretadas. Sácala de la maceta y divídela con cuidado en varias plantas. Levantar y replantar la menta cada 2 o 3 (o incluso 3 o 4) años ayudará a mantener la menta con un aroma y sabor agradable y fuerte.

Aplica un espray fungicida en la planta si se infecta con moho

El moho, un hongo que produce manchas naranjas amarronadas debajo de las hojas de la planta, es una de las pocas enfermedades que puede afectar a la menta.

Presta atención a las plagas y enfermedades

Tu planta podría ser víctima de enfermedades como la marchitez por verticillium o la antracnosis de la menta y podría infestarse de insectos como los alticinos, los barrenillos de la raíz, las arañas rojas o los gorgojos de la raíz.

Sin embargo, es poco probable que ocurran dichas infestaciones, ya que el olor fuerte de la menta aleja a la mayoría de los insectos y otras plagas. Para mantener tu planta saludable, basta con una buena circulación de aire y una tierra bien drenada. Si detectas cualquier insecto, rocíalo con una manguera de jardín.

También puedes lavar tus hojas con jabón insecticida.

Asegúrate de buscar la presencia de plagas debajo de las hojas de las plantas, ya que este es su escondite favorito.

¿Cómo plantar menta en casa?

Materiales

Esquejes o semillas de menta

Una maceta

Tierra o sustrato para plantas

Instrucciones

Una forma muy fácil de plantar menta es utilizando esquejes de otra planta. Sin embargo, también se pueden utilizar semillas de menta.

La menta va creciendo de manera horizontal, por lo que se recomienda conseguir una maceta ancha, de unos 20 cm de profundidad.

Verificar que la maceta tenga un sistema de drenaje para eliminar el exceso de agua.

Llenar la maceta con suficiente tierra o sustrato, preferiblemente de aquella que contiene buenos nutrientes.

Sembrar los esquejes o las semillas de menta.

Aunque la planta de menta debe recibir un poco de luz solar, lo ideal es mantenerla a la sombra el mayor tiempo posible.

Es importante regarla de manera regular, ya que esta planta prefiere los suelos un tanto húmedos.