El asma es una afección en la que las vías respiratorias se estrechan e hinchan, lo que puede producir mayor mucosidad. Esto puede dificultar la respiración y provocar tos, un silbido (sibilancia) al exhalar y falta de aire.

Para algunas personas, el asma es una molestia menor. Para otras puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas y que puede producir ataques de asma que pongan en riesgo la vida.

El Asma

El asma no tiene cura, pero sus síntomas pueden controlarse. Dado que el asma suele cambiar con el tiempo, es importante que colabores con el médico para hacer un seguimiento de los signos y los síntomas y ajustar el tratamiento según sea necesario.

Síntomas

Los síntomas del asma varían según la persona. Es posible que tengas ataques de asma con poca frecuencia, síntomas solamente en ciertos momentos, como cuando haces ejercicio, o síntomas en todo momento.

Los signos y síntomas del asma comprenden:

  • Falta de aire
  • Dolor u opresión del pecho
  • Sibilancias al exhalar, que es un signo común de asma en los niños
  • Problemas para dormir causados por falta de aliento, tos o sibilancia al respirar
  • Tos o sibilancia al respirar que empeora con un virus respiratorio, como un resfriado o gripe

Los signos que indican que probablemente el asma esté empeorando comprenden:

  • Signos y síntomas del asma que son más frecuentes y molestos
  • Dificultad creciente para respirar, medida con un dispositivo utilizado para comprobar el funcionamiento de los pulmones (medidor de flujo espiratorio)
  • Necesidad de usar un inhalador de alivio rápido con mayor frecuencia

Para algunas personas, los signos y síntomas del asma se exacerban en ciertas situaciones:

  • Asma provocada por el ejercicio, que puede empeorar con el aire frío y seco
  • Asma ocupacional, desencadenada por irritantes en el lugar de trabajo, como vapores químicos, gases o polvo
  • El asma inducida por la alergia, desencadenada por sustancias transportadas por el aire, como el polen, esporas de moho, residuos de cucarachas, o partículas de piel y saliva seca derramada por los animales domésticos (caspa de mascotas)

Causas

Pólenes: Aunque la polinización se produce durante la primavera, existen variaciones según los climas y tipos de plantas. Los síntomas de la alergia al polen suelen detectarse con concentraciones superiores a 50 granos de polen por metro cúbico de aire. El pequeño tamaño del polen favorece que quede suspendido en el aire durante largo tiempo y recorra grandes distancias hasta penetrar en los conductos respiratorios.

En España prevalece el polen de las gramíneas, el olivo en la zona sur y la parietaria en la zona mediterránea.

Ácaros del polvo: Son parásitos microscópicos que viven en el polvo de las casas y se alimentan de escamas dérmicas y otros residuos. Necesitan unas condiciones precisas para desarrollarse: 25º C de temperatura y 85 por ciento de humedad.

En España los más importantes son los Dermatophagoides pteronyssinus y Dermatophagoides Farinae.

Alimentos: Los episodios de asma relacionados con alimentos son frecuentes durante la infancia y van acompañados de otros síntomas como urticaria y vómitos, por lo que tienden a confundirse con intoxicaciones alimentarias. Los productos que mayores reacciones provocan son la leche, los huevos y el pescado. En la edad adulta este tipo de asma es menos frecuente.

Hongos: Algunos hongos producen alergenos que se depositan en sus esporas, y la liberación de éstas depende de la humedad, la temperatura y la existencia de materia orgánica en su entorno, como basuras o cortinas de baño. Las épocas más favorables para su desarrollo son la primavera y el otoño, y entre los más comunes destacan la alternaria, el cladosporium, el penicillium, el aspergillus y el mucor

Prevención

Aunque el asma no tiene cura, sí se pueden tomar una serie de medidas para prevenir una crisis. Estos son algunos consejos:

Cuando la causa del asma es extrínseca como por ejemplo una alergia, es recomendable evitar la exposición a los agentes que la originan. Los principales en España son el polen (las gramíneas, el olivo, las cupresáceas, las arizónicas, el plátano de sombra y la parietaria), los hongos ambientales, los ácaros de polvo y los epitelios de algunos animales (perros, gatos, caballos y roedores comúnmente).

Los síntomas más frecuentes de la alergia al polen son picor en los ojos, estornudos y goteo nasal. En el caso de que una persona no esté diagnosticada pero presente alguno de estos síntomas, debe acudir al alergólogo.
 

Otra precaución que deben tener en consideración los alérgicos es evitar realizar ejercicios intensos en época de polinización, ya que esto puede generar dificultades respiratorias que deriven en un ataque de asma.
 

Los enfermos de rinitis deben tener especial cuidado ya que esta enfermedad con frecuencia precede al asma. Es recomendable que el paciente se observe para detectar cualquier indicio de principio asmático.
 

Por sus limitaciones a la hora de detectar y explicar los síntomas que presentan, los niños son un colectivo vulnerable (cabe recordar que el asma afecta a un 10 por ciento de la población infantil y adolescente). Los padres deben controlar a los niños en especial cuando atraviesen un proceso viral o si padecen obesidad, poniendo especial cuidado a la aparición de pitidos, fatiga y otros signos de obstrucción bronquial.
 

Los asmáticos ya diagnosticados deben hacer un seguimiento estricto del tratamiento, incluso cuando experimenten fases de mejoría. Según los datos facilitados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica en el Día Mundial del Asma (5 de mayo) solamente un 30 por ciento de los pacientes realizan una adherencia correcta al tratamiento, lo que dificulta el control de la enfermedad y de las crisis.
 

Las personas con asma deben abstenerse completamente de fumar, puesto que el humo del tabaco es un irritante que produce inflamación de los bronquios.
 

En los casos en los que el asma esté generado por la exposición de harinas, maderas u otros productos presentes en el entorno de trabajo (asma ocupacional), es necesario evitar el contacto mediante un sistema de ventilación adecuado y el uso de mascarillas de protección. Si el cuadro es severo, es recomendable cambiar de trabajo.
 

Siempre es conveniente que la persona asmática permanezca alerta ante cualquier indicio de agravamiento de los síntomas. Es importante que el especialista facilite al paciente un plan de tratamiento por escrito con las instrucciones precisas sobre la administración de los medicamentos que necesita.

Estas instrucciones pueden modificarse en función de la gravedad de los síntomas, por lo que es aconsejable que el enfermo sea capaz de percibir cualquier cambio en el cuadro clínico, por ejemplo, mayor necesidad de recurrir a un broncodilatador, malestar inusual por las noches, pitidos al hacer ejercicio, etcétera.

Diagnóstico

Exploración física

El médico te hará una exploración física para descartar otras posibles afecciones, como una infección respiratoria o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También te hará preguntas sobre tus signos y síntomas y sobre cualquier otro problema de salud.

Pruebas para medir la función pulmonar

También es posible que te sometas a estudios de la función pulmonar para determinar la cantidad de aire que inhalas y exhalas.

El Asma

Estas son algunas de las pruebas:

  • Espirometría. Esta prueba ofrece estimaciones sobre el estrechamiento de los bronquios al verificar la cantidad de aire que puedes exhalar después de una inhalación profunda, así como la rapidez con la que puedes exhalar.
  • Flujo espiratorio máximo. Un medidor de flujo espiratorio es un dispositivo simple que mide la fuerza con la que puedes exhalar. Los valores de flujo espiratorio máximo inferiores a los habituales son un signo de un posible mal funcionamiento de los pulmones y de que el asma podría estar empeorando. El médico te dará instrucciones específicas sobre cómo rastrear y abordar los valores bajos de flujo espiratorio máximo.

Los estudios de la función pulmonar, generalmente, se realizan antes y después de tomar un medicamento llamado «broncodilatador», como salbutamol, para abrir las vías respiratorias. Si la función pulmonar mejora con el broncodilatador, es probable que tengas asma.