El orgasmo está definido por la RAE como «la culminación del placer sexual». Si bien es un concepto bastante claro que describe concretamente que es un estado vinculado al sexo, me gustaría agregar algo más: porque una de las principales características del orgasmo es su conexión con el placer. Sin uno, no existe el otro.

orgasmo

El placer más allá del sexo

Ahora bien, en el arte, no solo encontramos trabajos que retratan -de forma explícita o no- la liberación de una tensión corporal producida por la excitación, sino que además, se nos presenta una oportunidad de trasladar la idea de placer a otros actos o situaciones.

El orgasmo no solamente es la culminación del placer, sino que simboliza el cambio de un estado a otro. Es la penetración en nuestros sentidos, intelecto o psique (el alma) de un algo que nos produce alivio y alegría.

Además, llegamos a él por medio de un ritual que tiene su narrativa:

  1. Comienzo (presentación de los participantes).
  2. Punto de quiebre (estímulo/excitación).
  3. La aventura (disfrute).
  4. Climax (el orgasmo).
  5. Resolución (transformación).

En este sentido, me he tomado la libertad de mencionar seis obras de arte que plasman el orgasmo. No solo entendido desde lo sexual, sino desde este sentimiento satisfactorio que nos generan ciertas propuestas. Llevándonos de un estado a otro.

El arte como espacio de la imaginación

El arte contemporáneo tiene como bandera la diversidad y, sobre todo, la importancia del concepto sobre la técnica. Es decir, ahora un artista trasciende a través de sus ideas, no de su capacidad para construir con las manos- que, sin embargo, sigue siendo valorada-. Su línea de investigación es lo que legitima un cuerpo de trabajo sólido. Además de su capacidad para crear espacios de lo posible. Donde el encuentro y la reflexión se den la mano.

Por ello, las seis obras de arte que escogí para hablar sobre el orgasmo, pertenecen a diferentes campos de la imaginación como la moda, la fotografía, el cine, la pintura, entre otros.

  1. Máquinas que eyaculan pintura

Alexander Mcqueen fue uno de los diseñadores de moda más interesantes de nuestros tiempos. Su trabajo creativo utilizaba la indumentaria como excusa para hablar sobre la evolución humana. Su ropa era una segunda piel que construía identidad –muy ligada a lo fantástico o al futuro- más allá de la belleza y la armonía.

El desfile de Primavera/Verano 1999 de Mcqueen empezó con una modelo vestida de blanco. La chica giraba sobre una base de madera mientras dos pistolas mecánicas manchaban su atuendo con pintura.

Es una situación muy parecida al orgasmo en cuanto a que:

A.- Se apoya en la narrativa explicada más arriba en donde se reconocen dos entidades. En este caso, la ropa y el espectador.

B.- Se plantea una situación de estímulo a través de las pistolas fálicas que se mueven como seres pensantes. Al tiempo que la modelo gira.

C.- Hay una aventura visual cuando los brazos mecánicos empiezan a disparar pintura sobre el vestido. Como si estuvieran fecundando a la mujer.

D.- Parte del clímax es la aplicación de la pintura, pero el orgasmo ocurre cuando la modelo sale de la tensión acumulada en su viaje. Caminando hacia los espectadores y fotógrafos.

E.- La transformación -vinculada a la satisfacción que deja una experiencia como esa-, ya se ha instaurado en el espectador y, puedo suponer, que en la modelo.

       2. Más que el cuerpo: el rostro

La serie de doce selfies presentada en la exposición Cumfaces, es un proyecto del artista Stuart Sandford. Se concentra en capturar la expresión que varios hombres tienen durante el orgasmo.

Dichas fotografías surgieron de una convocatoria abierta que Sandford hizo, buscando chicos dispuestos a compartir sus autofotos mientras eyaculaban.

Es una muestra perfecta de las posibilidades que brinda lo contemporáneo, ya que se logra crear un espacio de intercambio que invita al diálogo: ¿es arte?, ¿están fingiendo?

Por otro lado, no son imágenes bien fotografiadas, pero sí expresan la capacidad creadora, no solo de Sandford, sino de aquellos que desde lo cotidiano generan discursos. Superfluos o no. Depende del enfoque analítico.

          3. 9 milímetros de orgasmos

La película 9 Orgasmos, dirigida por Michael Winterbottom, es una cinta que retrata la relación amorosa de una pareja heterosexual a través del sexo. Los encuentros son presentados de forma explícita.

La propuesta es muy honesta. Explora las modificaciones que pueden surgir en el sexo debido a los procesos internos que los participantes están viviendo. Además de presentar las múltiples posibilidades de alcanzar el orgasmo. Entendiendo el coito como otro espacio creativo en el que, sin embargo, como ocurre en el arte, también existen gustos y ciertos límites.

           4. Amor en acción

El artista Alex Esguera captura la esencia del Action Painting – movimiento artístico que expresa velocidad y energía por medio del color- en su proyecto Amor y Pintura, en el que invitó a varias parejas amigas para que hicieran el amor al tiempo que interactuaban libremente con pintura y lienzo.

El resultado expresa los movimientos, sentimientos y sensaciones que cada pareja experimentó durante el proceso. Algunos literalmente tuvieron relaciones sobre el lienzo, hasta alcanzar al clímax.

Una forma bastante literal de retratar el orgasmo en el arte.

          5. Un paladar sensible

Si el arte contemporáneo nos habla sobre propuestas discursivas, líneas de investigación, creación de espacios para dialogar y de mundos posibles: entonces la gastronomía debe considerarse arte. Y más que eso, una manifestación artística que puede “producir orgasmos”… o al menos un considerable placer.

La satisfacción en una esfera de chocolate

Los bombones resultan agradables a la vista. Sus formas redondeadas, apariencia brillosa, y cremoso relleno, hacen que el solo morderlos cree una sensación de placer que nos relaja dibujando una sonrisa en nuestro rostro. No es gratuito que estudios científicos afirmen que el consumo de chocolate ayuda a la liberación de Serotonina (hormona vinculada a la felicidad). Que, si bien no es la Dopamina (presente durante el sexo y el orgasmo), tiene el mismo efecto de bienestar en el cuerpo.

Un ejemplo de la bombonería como espacio para la creación de arte, es la marca venezolana Kakao. Sus propuestas no solo son visualmente atractivas, sino que además tienen una concepción a la hora de crear recetas que hablan de los sabores de un país: sus frutas, licores y especias, pero sobre todo, sobre su cacao; eje central y principio generador de los bombones que seducen y generan placer.

              6. Fantasías

La ilustradora Apollonia Saintchair en su obra Le salaire de la defaite, muestra unos glúteos femeninos que, aparentemente, están a punto de ser golpeados por una raqueta de tenis. Es imposible definir si el orgasmo ya ha ocurrido o está por ocurrir, pero se puede determinar que es parte de la historia narrada por la artista. Un gesto capturado en el acto sexual. Pero no de uno convencional, sino el de una fantasía femenina.

Las fantasías sirven de estímulo antes, durante y después del sexo. Mantienen activo el pensamiento erótico y permiten una libertad plena para experimentar y alcanzar el orgasmo. Cumplirlas es simplemente una opción, pero la posibilidad de imaginar situaciones, puede resultar emocionante.

Llegamos, nos vinimos, nos corrimos…

No importa cuál sea la disciplina artística, todas pueden ser capaces de conectarnos con el placer; entendido este como una sensación satisfactoria vinculada al sexo o no. Eso nos han enseñado las obras y experiencias creativas seleccionadas. Así que podemos darnos por satisfechos, dispuestos a seguir buscando el orgasmo más allá de la cama y de nuestra conexiones con otro.

La idea suelta

El orgasmo es liberador, pero también se puede convertir en una prisión si lo vemos como una meta a cumplir. Un canal para satisfacer unicamente nuestras expectativas del sexo. Ese enfoque impide el disfrute del momento, de lo espontaneo, lo caótico. El sexo no funciona como el ajedrez, en el que hay que comerse a la reina (aunque a todos nos guste que eso pase), es más como un capítulo de los Simpsom: no siempre termina bien, pero nos hace felices y queremos ver más.