¿Qué es?

La vigorexia es un trastorno no estrictamente alimentario. Pero que sí comparte la patología de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal. Es más frecuente en hombres de entre 18 a 35 años.

Esta patología implica el efecto contrario que la anorexia. Por lo que también recibe el nombre de anorexia inversa, además de dismorfia muscular.

La vigorexia es, por tanto, un tipo de trastorno dismórfico corporal que se relaciona con el trastorno obsesivo compulsivo. Y que implica que la persona se obsesione con sus imperfecciones, lo que hace que perciba una imagen distorsionada de sí misma.

Este tipo de afecciones repercute negativamente en las relaciones personales del paciente y a su salud mental y física. 

 La vigorexia: Causas

No hay causas definidas con exactitud. Pero se dan muchos casos en los que el desencadenante son otros trastornos psicológicos. Como tener personalidad compulsiva o sufrir otro trastorno alimentario como anorexia o bulimia.

Se apunta como un factor de riesgo haber sufrido acoso escolar.

La vigorexia: Síntomas

La vigorexia

– Tiene una preocupación desmesurada por su propio cuerpo, lo que lleva. Por ejemplo, a estar diariamente analizando el peso, el estado de los músculos y la cantidad de grasa.

– Tener excesiva dependencia del ejercicio físico.

– Tienen una imagen totalmente distorsionada del propio cuerpo.

– Estar obsesionado con la dieta. Llega a afectar a las relaciones sociales puesto que se llega a evitar comer fuera de casa.

– Estar dispuesto a cualquier sacrificio para potenciar físicamente el cuerpo.

– Autoestima baja.

– Tendencia a mirarse en el espejo frecuentemente.

– Sensación de fatiga.

Aislamiento

La gran cantidad de tiempo que el vigoréxico dedica al ejercicio (hacerlo o pensar en hacerlo). Entorpece su adaptación social aislándose de su círculo de amigos, laboral, académico e incluso familiar y de pareja. La persona con vigorexia se siente cada vez más sola y no es raro que aparezcan síntomas de depresión.

Lesiones

La sobrecarga de entrenamiento termina dañando los músculos, huesos y articulaciones, a veces de manera irreversible. El cuerpo se fuerza debido a la intensidad del ejercicio realizado. Y, por tanto, aumentan las probabilidades de sufrir una lesión.

De ahí la importancia de entrenar de una manera correcta. Para evitar molestias, desgarros, sobrecargas. Dislocaciones, roturas y esguinces.

En caso de que se haya producido una lesión, es mejor mantener reposo o acudir a un médico o fisioterapeuta. Muchas personas con vigorexia no lo hacen por miedo a que les prohíban seguir entrenando y lo siguen haciendo aun a pesar del dolor.

Creen que una tobillera u otro tipo de venda les protegen. Lo cual no es una buena idea, ya que al final las molestias se agravan o cronifican.

Fatiga crónica

Con el exceso de ejercicio se suele llegar a la fatiga. Ya que se entrena más allá de las fuerzas del cuerpo hasta la extenuación.

Bajo rendimiento laboral o académico

Es frecuente que la obsesión por el músculo y la prolongada estancia en el gimnasio vayan de la mano de una vida social inexistente. Así como de bajo rendimiento laboral o académico.

Problemas de salud a largo plazo

Las personas con vigorexia suelen sufrir pequeñas lesiones crónicas en zonas localizadas. Como la columna vertebral, hombros, codos. Rodillas, tobillos o cadera.

Este desgaste físico es similar al de los deportistas de élite. Que han dedicado gran parte de su vida a competiciones de alto rendimiento.

La vigorexia: Consecuencias

La vigorexia afecta mayoritariamente a hombres. Aunque también puede darse en mujeres. La práctica de deporte moderado resulta muy saludable para nuestro organismo.

Sin embargo, los afectados por la vigorexia muestran una preocupación excesiva por su aspecto físico. Que conlleva que la musculación a través de una actividad física pase de ser un objetivo saludable a un desorden emocional elevado a la categoría de obsesión.

Este ansia por adquirir a toda costa una apariencia atlética puede llevar al consumo de sustancias perjudiciales para el organismo. Las consecuencias de este trastorno tienen su reflejo en la salud en la conducta social de quienes lo padecen.

Dependencia del ejercicio físico

Podría decirse que quien sufre de vigorexia es una persona insatisfecha con su propio cuerpo. Que se ve demasiado delgada y busca con el ejercicio adquirir el volumen deseado.

Además de la práctica desmesurada de ejercicio, esta alteración da lugar (por una serie de reacciones que ocurren en nuestro organismo en las que están involucradas hormonas y neurotransmisores). A un proceso de dependencia de la realización de ejercicio físico.

La vigorexia: Diagnóstico

El médico ordenará la realización de un examen psicológico completo. Para comprobar si el paciente tiene vigorexia y qué nivel presenta de la enfermedad.

La vigorexia: Tratamiento

El objetivo fundamental del tratamiento es conseguir variar la percepción equivocada que el enfermo tiene de su cuerpo.

  • El tratamiento es parecido al empleado para combatir cualquier adicción. Y se necesita la intervención del médico, acompañado por fisioterapeutas, psicólogos y nutricionistas.
  • Ampliar el horizonte de intereses, haciéndole descubrir otras actividades igualmente gratificantes. Y reducir el número de horas dedicadas a la práctica de ejercicio sustituyéndolas por otras actividades de su agrado.
  • Mejorar las relaciones con otras personas. Para que se vuelvan a sentir incluidos en la sociedad y adquieran nuevos hábitos y aficiones.

En algunos casos, el trastorno vigoréxico es tan grave que puede ser necesario recurrir a los fármacos.

Prevención

La vigorexia

Las pautas principales para prevenir la vigorexia implican las siguientes recomendaciones:

  • A la hora de llevar a cabo un programa de ejercicios, es necesario que estén supervisados por un entrenador profesional.
     
  • Es aconsejable realizarse exámenes  físicos que determinen el estado de salud, además de las necesidades y capacidades del individuo para adaptar los ejercicios a realizar.
     
  • Los especialistas recomiendan establecer ejercicios que se adecúen al nivel físico de la persona, evitando actividades que requieran sobreesfuerzos innecesarios.
     
  • Es importante detener el ejercicio en el momento en el que se presente fatiga, cansancio o dolor muscular excesivos.

Es necesario que la persone evite pensamientos negativos acerca de su estado físico, ya que pueden convertirse en obsesión