La Tripanofobia

La tripanofobia es el miedo irracional a las inyecciones y las agujas. Sus síntomas habitualmente no revisten gravedad, pero esta fobia puede llegar a poner en peligro la salud de quienes la sufren al evitar vacunas o tratamientos.

Este miedo también incluye objetos punzocortantes, desde agujas y alfileres, hasta cuchillos, navajas y sierras que puedan causar heridas con sangre como consecuencia.

Las personas con fobia a las inyecciones experimentan niveles elevados de ansiedad por pensar que tienen que recibir una inyección e incluso pueden llegar a perder el conocimiento.

La Tripanofobia

¿Cómo diferenciar la tripanofobia del miedo normal a las agujas?

Todos tenemos miedo a algo, se trata de algo normal en el ser humano, pero el miedo se convierte en fobia si:

Es un temor desproporcionado respecto al peligro que lo produce.

Tiene un impacto negativo en tu vida cotidiana.

Debe tener una duración de 6 o más meses.

Síntomas

El miedo a las inyecciones presenta la misma sintomatología que cualquier fobia, donde existe un predominio de la ansiedad y el malestar y un intento exagerado por evitar las situaciones en las que puede aparecer el estímulo fóbico.

Incluye en detalle los siguientes

Síntomas cognitivos: miedo y ansiedad frente a las jeringuillas y la posibilidad de recibir una inyección, angustia, confusión, falta de concentración, pensamientos irracionales.

Conductuales: evitación de cualquier situación en la que la persona puede recibir una inyección.

Físicos: aceleración del pulso, hiperventilación, dolor estomacal y náuseas, sensación de ahogo, boca seca, etc.

Causas

Experiencia traumática durante la infancia o adolescencia, asocian la inyección con el padecimiento de un dolor insoportable que puede dañar su integridad física.

Imitación a la conducta observada en otro. Los niños son grandes imitadores y en el caso de observar que un adulto tiene miedo a una inyección este tendrá presente ese pánico.

Causas genéticas y predisposición, algunos estudios afirman que existe relación entre el miedo y ciertos estímulos porque ayudan al individuo a adaptarse y sobrevivir en su entorno.

Consejos para superarla

La tripanofobia, como todo miedo irracional, se puede llegar a controlar e incluso a superar.

En los niños

 En el caso de los más pequeños se recomienda no utilizar las inyecciones como amenaza, ser comprensivos, no llevar a los menores engañados a vacunarse, distraerlos en el momento de la inyección para que no piensen en la jeringa y no menospreciar sus miedos ni hacerlos sentir pequeños por tenerlos.

Además de explicarle por qué es bueno que reciba una inyección, una técnica recomendada especialmente en niños muy pequeños es “ensayar” el procedimiento en casa usando un muñeco. Así sabrá en qué consiste y qué es lo que sucederá.

No sobreprotejas al niño. Si lo conscientes mucho o le haces comentarios como “pobrecito”, le estarás dando más importancia a la experiencia y lo harás sentir inseguro para la siguiente oportunidad.

 Como en todo aspecto de la crianza, es importantísima la empatía y el saber acompañar al menor en sus miedos, dándole nuestro apoyo y ofreciéndole nuestra calma y seguridad.

Permítele al niño elegir en qué brazo o lugar quiere recibir la jeringa, o si prefiere o no tomar tu mano. Estas pequeñas decisiones le ayudarán a sentir que tiene parte del control de la situación.

En adultos

En el caso de los adultos, por su parte, se puede recurrir a técnicas de respiración y de relajación para paliar en la medida de lo posible síntomas como la ansiedad o la hiperventilación.

Racionaliza los beneficios de la inyección. Si estás consciente de lo necesaria que es para tu organismo o para tu familia, tendrás una predisposición más positiva hacia ella.

Recuerda que tu cuerpo esté totalmente relajado al momento del pinchazo. Si tensas los músculos costará más que entre la aguja.

Cuando ni con esto se puede controlar el miedo y la tripanofobia se convierte en una verdadera limitación que puede incluso poner en peligro la salud, es conveniente recibir atención psicológica, bien sea mediante terapias de exposición al objeto causante del miedo (en este caso las jeringas).

O de terapias cognitivo conductuales, que han mostrado resultados muy efectivos a la hora de modificar los pensamientos y actitudes negativas hacia las inyecciones.

Busca tratamiento si la fobia:

Te causa un temor, ansiedad o pánico que resulta incapacitante.

Reconoces que tu miedo es desproporcionado al peligro que lo produce.

Evitas ciertas situaciones y lugares debido a tu fobia.

La evitación interfiere con tus rutinas y te causa una angustia significativa.

Te impide recibir ayuda médica afectando a tu salud.

Has tenido la fobia durante al menos seis meses

Tratamiento

La terapia por exposición

Consiste en exponer al paciente al estímulo fóbico a través de una jerarquía de ítems (es decir, progresivamente). La jerarquía la realiza el terapeuta junto al paciente.

En el caso del miedo a las agujas, se expondría a la persona al objeto fóbico en cuestión: primero pensando en las agujas, a través de imágenes y vídeos, etc., para que poco a poco pudiera acercarse a ellas, tocarlas, etc., y hasta que se le pudiera realizar una inyección, por ejemplo. El objetivo final es que la persona se enfrente a la situación sin ansiedad.

La terapia cognitiva

A través de la terapia cognitiva, y concretamente, la reestructuración cognitiva, se pretende modificar los pensamientos irracionales y catastrofistas que muestra el paciente en relación a su fobia. En el caso del miedo a las agujas, estos pueden ser del tipo: “no soportaré el dolor de la aguja”, “me van a hacer daño”, etc. Se trata de sustituir dichos pensamientos por otros más realistas y funcionales.

Nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías también se usan para mejorar la calidad de vida de las personas con  este tipo de fobias, y de otras. La terapia online se emplea cada vez más, y la realidad virtual ha demostrado ser muy efectiva como método de exposición. De hecho, incluso existen diferentes apps para móviles que están destinadas para ayudar a las personas que sufren un trastorno fóbico.