Me gusta que seas libre. Que te rías sin motivo. Que me uses los labiales para pintarte los cachetes. Que me pidas que te pinte las uñas sin prejuicios porque querés tener los dedos de colores. Que uses mis tacos para estar más alto. Que me pidas que te perfume para ir al jardín.

Amo que te equivoques y me preguntes para seguir aprendiendo. Que llores cuando se te rompe un autito, eso te hace sensible. Que me digas te amo sin motivo alguno sino porque lo sentís. Que elijas a quién saludar y a quién no guiado siempre por tus ganas.

Disfruto de explicarte la historia del país. Que cantes canciones que te gustan, sobre todo la marcha de San Lorenzo. Que pintes con todos los matices sin encasillarlos en si son de nena o nene. Que entiendas que lo importante siempre es jugar y no ganar. Que te enojes conmigo porque te reto y vengas al tiempito, desconociendo lo que es el orgullo, a pedirme «hacer las paces».

Me divierte que seas varón y criarte libre para que desees lo que te haga sentir pleno. Ser humano ante todo, sin importar cuántas veces tengas que intentarlo para llegar adonde querés. Niño en la franqueza por siempre, y hombre en la madurez de carne y hueso, real y sin corona de príncipe. Eso te va a hacer entender que las mujeres no están esperando ser salvadas, sino que van a tu lado, ya sean compañeras de vida o amigas. Y que vos no estás para triunfar en honor a los mandatos de la sociedad. Vos viniste a ser feliz. Esa es la mejor meta.