Las personas somos seres lingüísticos. Y eso nos distingue con la capacidad única de poder crear un mundo mejor para cada una.

La ontología del lenguaje sostiene que la vida es el espacio en el cual los hombres se inventan a sí mismos y además están dotados de la posibilidad de diseñar su propia forma de ser.

Propone tres postulados:

  • PRIMER POSTULADO: Interpretamos a los seres humanos como seres lingüísticos.
  • SEGUNDO POSTULADO: Interpretamos el lenguaje como generativo.
  • TERCER POSTULADO: Interpretamos que los seres humanos se crean a sí mismos en y a través del lenguaje.

Recuerdo la fascinación que produjo en mí entrar al mundo de las palabras, pero no el mismo de siempre. Uno nuevo, que para mi nació cuando me di cuenta de su gran poder creador. Y entonces, lo cuento: Yo nací de nuevo también. Porque pude encontrar otras formas de mirar, de contar, de pensar y de preguntar. Pude resignificar mi vida, y crear un pasado, presente y futuro con una mirada habilitante y agradecida. Confirme que somos seres lingüísticos. Y sin duda alcanzar resultados diferentes y deseados.

Y ese momento es el que hoy me trae a cada lugar que llego. Por eso estoy aquí en este texto, para dar sentido a mi vivencia, para contarla y que esta mirada se haga trasparente y abierta a todas.

La canilla

Las palabras tienen sentido en tanto y en cuanto son dichas por alguien. Esto es revelador. Porque entonces nos pone en evidencia de que siendo quienes hablamos somos responsables de lo que decimos.

Vivimos contando historias. Somos seres lingüísticos. Estamos todo el tiempo conversando. Necesitamos de las palabras para nombrar las cosas, la vida. El lenguaje nos permite generar identidad, crear relaciones, coordinar acciones, contraer compromisos.

Tu conversación es como una canilla: abre o cierra el paso del agua. Abre o cierra tus posibilidades… fluye o no fluye…

Si escucharas tu historia, tu “cuento”, el que te decís cada vez: ¿Qué te decís? ¿Qué escuchas? ¿Qué generas?.

seres lingüísticos

Saber conversar

¿Tenes “historias repetidas”, como las figuritas? Siempre estamos comprometidos a algo con lo que nos decimos. Te invito a escucharte, para conocerte. Hay conversaciones que abren mundos y otras que cierran. Hay posibilidades que generas desde lo que te decís y otras que clausuras. Así de simple. Vos sos dueña de tu voz y de tus palabras. Vos sos quien puede empezar a registrar que tu modo de hablar es la “puerta para ir a jugar”. ¡Si! Porque podes hacerte cargo de tu juego por ganar, de lo que querés y lo que es importante para vos.

¿Cuáles son tus historias de siempre, las que no te dejan salir de donde estas, las que te mantienen en zona de confort sin avanzar, pero también sin disfrutar? Podes cambiar tu modo de expresarte y preguntarte: ¿Para qué te decís lo que te decís? ¿Para evitar que? ¿Posponer qué? ¿Para qué beneficio que te alivia de emprender el desafío del cambio? Lo repetido te deja siempre en el mismo lugar. Es necesario cambiar las palabras, crear una nueva historia, generar un nuevo mundo.

Pero aquí está el secreto: Solo es posible cambiando al historiador. Cambiándote a vos misma, dando vuelta el capítulo, dejando de lado lo que no te hace bien.

¿Cómo transformarte en una nueva editora de tu propia vida?

Empezando a preguntarte diferente, a dejar de darte siempre las mismas respuestas. A descubrir otras preguntas, a usar otra forma de hablar.

¿Cómo te ves por dentro?

¿Qué ves? ¿Quién sos? ¿Quién querés ser?

No te contestes pronto, no te apresures… saborea el instante de la duda como si fuese un manjar. Salir del confort, es darte cuenta que una cosa es estar cómoda… y otra muy distinta es estar perdida.

Estas regresando, estás llegando al origen, a la base, a la estación primera. Siempre se puede volver a empezar.

Te paso la posta… me quedo en silencio y te cedo la voz… Sos vos, con tu voz.

Quedate.

Algunas sugerencias para despertar tu mirada

  1. Cuando te percibas contando una historia que te cierra posibilidades, inventa tu propia canilla, busca lo bueno de vos, de tu entorno, reencuadra, busca lo favorable de la situación, diseña un punto de partida que sea positivo. Ponele un nombre y úsalo para ponerlo en marcha cada vez. ¿Lo que te decís te abre o cierra posibilidades? Vos elegís.
  2. En vez de usar el lenguaje descriptivo, el que siempre te cuenta un mundo que ya paso, usa un lenguaje generativo, el que te permite fundar, declarar lo nuevo que querés para vos. ¿Qué querés? ¿Cuanto te falta para lograrlo? ¿Qué podes hacer vos? Ponele otro nombre y que ese sea tu foco, tu motivación, tu meta, tu nuevo compromiso. Esa es la conversación que te saca de lo habitual, te hace ser protagonista y también te lleva por más.
  3. Cambia algunas palabras de tu modo de hablar. Cambia el “pero” por “y”, cambia el “tengo” por el “quiero”.
  4. Proponete condiciones de satisfacción para lo que querés, y arma un plan de acción escrito. Con detalles, puntos, y pasos que puedas sostener. ¿Cómo, cuándo, dónde? Son preguntas básicas de cualquier objetivo que te propongas.

Hacer que las cosas pasen esta en tu historia. Tu historia sale de tu voz. Donde está tu voz estás vos. El lenguaje es la forma de diseñar tu propio ser. Ser dueña de tu voz es el camino para gestar tu cambio. Dale un giro a tu lenguaje.

Palabras al viento

Ya no podemos quedarnos con la irresponsabilidad de soltar palabras al viento así nomás…tenemos que cuidarlas. Porque ellas nos cuidarán a nosotras. En la medida que podamos empezar a darnos cuenta de cuanto impacto crean en nuestra vida, recién entonces podremos atravesar el verdadero limite. Y simplemente hacernos cargo del propio lenguaje, como una antesala para hacernos cargo de la propia vida. Solo podes soltar palabras cuando sabes que serán las semillas de tus próximas cosechas.

“Las mujeres somos fértiles por naturaleza para plantar semillas de nuevas pasiones”.