El día de hoy les hablaremos sobre Leyendas mexicanas de terror, si conocías alguna de estas increíbles historias déjanos saber en los comentarios que te pareció

El Charro Negro

Esta leyenda comienza con Adela, quien era una joven despreocupada para su época, mientras las mujeres permanecían en casa atendiendo a los hombres de su familia, ella prefería la vida sin compromisos, vagaba ya entrada la noche en quien sabe dónde, a pesar de la preocupación de sus padres.

Una de tantas noches, se encontró en su camino con un hombre alto, de aspecto elegante, de impecable traje negro compuesto por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y un sombrero de ala ancha. Circulaba a lomo de un caballo enorme y de color azabache. Que impresionó a la joven al instante por su gran porte, mirada elocuente y palabras cálidas.

Leyendas mexicanas de terror

Tras una amable conversación Adela aceptó aligerar el viaje y consintió a montar el caballo. En el justo instante que ella estuvo en el lomo del animal, este creció el doble de su tamaño, ardiendo en llamas, le impidió el escape, al escuchar los gritos de espanto de la joven, algunos salieron en su auxilio, solo para darse cuenta de que ella era ya propiedad del Diablo, que en forma de charro negro cabalgaba todas las noches por los alrededores de la Ciudad de México en busca de un alma incauta que llevar a sus dominios.

Por ella no pudo hacerse nada, solo la vieron arder en llamas sobre el caballo, ahogándose en sus propios gritos de dolor y desesperación.

La mujer de negro del panteón

En la espesura de un cementerio local ocultándose en la oscuridad acecha una mujer de mediana estatura, figura esbelta y vestida de negro; su nombre María Eugenia. Según lo que dicen los relatos esta mujer vestida de negro es una especie de ente, alma en pena o demonio que toma la forma casi como la de un humano, pero con la diferencia de sus grandes extremidades. Se dice que jamás puede ser visto su rostro.

En un principio se creyó que esta mujer era el producto de la imaginación de las personas que visitaban el panteón de Los San Juanes en 1894 y por lo tanto esa visión se ignoró por completo. Pero este cobró relevancia cuando en el año de 1974, María Eugenia, había dejado de ser un producto de la imaginación para convertirse en un verdadero terror, cuando muchas personas dijeron sentirse perseguidas por ella cuando visitaban el panteón. Además, decían que en la cripta donde ella estaba sepultada, se escuchaban gritos y llantos que cubrían todo el campo santo.

Se dice que cuando María Eugenia hace su presencia tiene la firme intención de llevárselos al más allá, siendo un mal presagio para cualquiera que la vea. No es casualidad que los relatos de sus apariciones sean muy cercanos a la noticia de la muerte de algunas personas; así lo corroboran algunos documentos y periódicos de la época.

Marionetas del “Capi” Oviedo

En la década de los setenta, en Celaya, existió un titiritero de nombre José D. Ovideo conocido como “Capi Oviedo” que montaba un show en la ciudad a lo largo de la calle de Hidalgo en el centro de la ciudad o en su propia casa en la misma calle.

Cada que hacía show se aglomeraban muchos niños acompañados de sus padres pues, el “Capi” era muy popular en la época, sus show consistía en 33 marionetas en un teatro de metro y medio adornado de terciopelo. Representaba clásicos como La lloronaBarba azul o Cruz Diablo.

Una noche después de dar show, comenzó a darse cuenta que en su hogar ocurrían cosas extrañas como el sonido de pasos de marionetas o el desacomode de las mismas. Hasta que un día descubrió que dos títeres, una mujeres y un hombre vestidos con trajes de bailarines, se encontraban tirados en el suelo como si hubieran realizado un baile.

Días posteriores, se despertó escuchando el sonido de los pasos de las marionetas, el zapateado se intensificaba y parecía que se acercaba a la habitación, sin embargo, se quedó en su cama esperando. A la mañana siguiente, ningún muñeco estaba en su lugar, de hecho, estaban regados por toda la casa, su siguiente acción fue llevar los 33 títeres a bendecir a la catedral.

Pasó el tiempo y siguió dando sus funciones hasta que en una, mientras manipula el muñeco que representaba a un juez comenzó a voltear la cabeza hasta estar frente a frente y hacerle una mueca horror. El “Capi” Oviedo dio finalizado el acto y no volvió a dar funciones, decidió enterrar las marioneta y ya casi no se le veía en la ciudad.

El árbol del vampiro de Guadalajara

Hace muchos años, un extranjero proveniente de Europa llegó a un poblado de la zona de Guadalajara, México. Era una persona extraña y reservada, pero su falta de interés en socializar con la gente de la región no era lo más inquietante.

De hecho, desde la llegada de este hombre misterioso, empezaron a aparecer primero cadáveres de animales, y luego cuerpos sin vida de niños, todos ellos desangrados.

Una noche, las gentes del poblado decidieron buscar al extranjero para enfrentarlo, asumiendo que él era el autor de los hechos. Esa noche lo encontraron intentando morder a un lugareño, así que le clavaron una estaca de madera y luego sepultaron su cuerpo bajo una pila de ladrillos.

Años después un árbol creció de entre los ladrillos a partir de la estaca de madera, y se dice que al cortar sus ramas aparecen dentro del corte regueros de sangre, de las víctimas del vampiro de Guadalajara.

El Ánima de la Anacahuita

Esta leyenda se remonta al año 1915, en el enfrentamiento revolucionario entre villistas y carrancistas. La leyenda surge porque en ese hecho hubo mucha mortandad.

Entre las víctimas, queda un soldado insepulto de nombre Roberto Cisneros Jaramillo, a la vera del Camino Real. Como en aquel entonces se movilizaba un ferrocarril, resulta que un carretero que se desplazaba a los demás ranchos en su carreta, se atasca con su medio de transporte en el cruce ferroviario. Él, entonces, se encomienda al ánima para que le ayude a sacar la carreta con sus animales antes de que llegue el tren y promete dar sepultura a los cadáveres de los soldados que habían quedado a flor de tierra.

Leyendas mexicanas de terror

Así comienza la leyenda del ánima de la anacahuita, que siempre estaba florida, aunque el verano fuera seco. El carretero hizo la tumba de piedra del soldado que había quedado insepulto. Pasa el tiempo, 20, 30, 40 años y a la tumba se le hace un altar rudimentario. Actualmente el árbol ya no existe, pero si la capilla en donde se venera a aquel soldado.