Leyendas de Madrid:

A continuación hablaremos sobre Leyendas de Madrid, así que quédate con nosotros para que las conozcas.

La Casa de las Siete Chimeneas

La primera de las leyendas de Madrid de las que hablaremos, se basa en un edificio histórico llamado la Casa de las Siete Chimeneas que encierra una vieja leyenda conocida en la ciudad desde el siglo XVI y que habla de un crimen y un fantasma.

Cuenta la leyenda que esta casa se construyó para servir de morada a la hija de un montero de Felipe II. De quien se dice que fue amante en secreto. La joven se llamaba Elena y poseía una extraordinaria belleza que cautivó al hijo de Carlos I cuando aún era príncipe.

Hoy la Casa de las Siete Chimeneas está en el barrio de Chueca, asomando a la Plaza del Rey, a pocos pasos de la Gran Vía. La reconocerás porque en la parte superior destacan siete chimeneas cilíndricas dispuestas en línea. Del mismo color del ladrillo rojo que la fachada. A su entrada hay, además, cinco columnas exentas, es decir, que no sostienen nada. Pero en el siglo XVI era una casa de campo rodeada de huertas y jardines en el límite de la ciudad.

Muerte en la Casa de las Siete Chimeneas

El caso es que la joven Elena, que carecía de la nobleza necesaria para emparentar con la realeza, se casó con un capitán del ejército del Rey llamado Zapata. Poco después del enlace Zapata tuvo que partir a la guerra en Flandes contra las tropas francesas. Donde participó en la famosa batalla de San Quintín.

El capitán murió en combate y la joven viuda quedó desolada por la tristeza. Apenas comía ni dormía y su aspecto se deterioró considerablemente entre lágrimas y lamentos. Finalmente murió de pena. Pero algunos afirmaron que antes del fatal desenlace dio a luz a una niña de la que no se supo nada.

El asunto se complicó cuando los sirvientes afirmaron que en realidad Elena no había muerto de pena sino asesinada. Porque habían descubierto en su cuerpo varias marcas de cuchillos. Por eso empezaron a circular rumores que relacionaban la muerte de la joven con el Rey. Que había sido su amante y tal vez trataba de ocultar una relación de la que había nacida una supuesta hija por evitar futuros problemas sucesorios.

Pero a quien se acusó formalmente del crimen fue al padre de Elena, quien fue interrogado formalmente. Poco después el cuerpo sin vida del padre apareció colgando de una cuerda sujeta a las vigas de la Casa de las Siete Chimeneas.

Un fantasma en la Casa de las Siete Chimeneas

Las autoridades ordenaron entonces investigar más a fondo la muerte de Elena, pero el cadáver ya había desaparecido. Nadie sabía dónde podía estar y se pensó que quizá fue ocultado en las paredes del edificio o enterrada en sus jardines. Una búsqueda exhaustiva por la propiedad fue infructuosa y finalmente el cuerpo se dio por desaparecido.

Años más tarde, cuando el revuelo por los crímenes había cesado. Un hombre afirmó haber visto por la noche una figura deslizándose sobre el tejado entre las chimeneas de la casa. Se trataba de una mujer vestida de blanco que llevaba una antorcha en una mano y que con la otra señalaba hacia el Alcázar, morada del rey Felipe. Esta aparición se confirmó posteriormente por otros que pasaron por allí durante los meses posteriores.

Leyendas de Madrid

¿De quién se trataba? Para unos la figura era nada menos que el fantasma de Elena. Que reclamaba justicia y acusaba al Rey de su muerte y de la desaparición de su cadáver. Otros dijeron que en realidad era la hija de Elena. Nacida poco antes de la muerte de su madre y que fue criada como huérfana a pesar de que su verdadero padre era el propio Felipe II. Pero quizá por el morbo de la historia, la opción que se impuso fue la del fantasma.

En años y siglos posteriores la Casa de las Siete Chimeneas ha tenido diferentes dueños y ocupantes. Uno de ellos fue el marqués de Esquilache, ministro de Carlos III en el siglo XVIII. Que al prohibir a la ciudadanía llevar capa larga y sombrero de ala ancha provocó el famoso motín de Esquilache. Que acabó con el asalto de la Casa de las Siete Chimeneas por una turba enfervorecida.

El asesinato de la calle de la Cabeza

La Calle de la Cabeza, muy próxima a la céntrica plaza de Tirso de Molina, esconde una siniestra leyenda que le da nombre. En la esquina con la plaza de Antón Martín existe una placa de azulejos que no pasa inadvertida. Además del peculiar nombre, en ellos está representada una cabeza cortada, un cuchillo y un carnero degollado. Su historia, basada en una leyenda del siglo XVI, tiene por protagonistas a un rico sacerdote y a su criado portugues. Un sirviente, envidioso y acosado por las deudas. Que optó por decapitar a su amo y huir a Portugal con todos los bienes del adinerado cura.

El crimen quedó en el olvido y la cabeza del desgraciado sacerdote no apareció. Sin embargo, después de varios años, el sanguinario criado portugués volvió a Madrid, convertido en un respetable caballero. En su regreso a la capital, mientras paseaba por el Rastro. Decidió comprar una cabeza de carnero para darse un buen festín. Una vez comprada con el dinero que años antes había robado a su amo. Escondió la cabeza bajo su capa y se marchó caminando a su nueva casa.

Leyendas de Madrid

Tras sus pasos, un alguacil vió un reguero de gotas de sangre que brotaban bajo la capa del caballero portugués y decidió detenerle para descubrir que guardaba bajo sus ropajes. «Llevo la cena. Una cabeza de carnero que acabo de comprar en el rastro», le dijo.

Con total seguridad, abrió la capa y cuando fue a mostrar la cabeza de carnero que pensaba cenar asada. El antiguo criado dio un respingo al ver que lo que tenía en su mano era la cabeza de su amo. Estaba chorreando sangre fresca como si acabara de decapitar al rico sacerdote al que había matado tiempo atrás. El criminal no tuvo más remedio que confesar su crimen y fue ejecutado públicamente en la Plaza Mayor. Tras el casual esclarecimiento del suceso. La calle comenzó a conocerse en Madrid como la de la Cabeza.