La disfonía espasmódica, o distonía laríngea, es un trastorno que afecta los músculos de la voz en la laringe. Cuando se habla, el aire de los pulmones pasa entre dos estructuras elásticas, llamadas cuerdas vocales, lo que hace que vibren y se produzcan la voz. En la disfonía espasmódica, los músculos dentro de las cuerdas vocales tienen espasmos (es decir, hacen movimientos repentinos e involuntarios), lo que interfiere con las vibraciones de las cuerdas vocales. La disfonía espasmódica puede ocurrir junto con otras formas de distonía que causan espasmos repetidos en otras partes del cuerpo, como los ojos, la cara, la mandíbula, los labios, la lengua, el cuello, los brazos o las piernas. 

La disfonía

La disfonía espasmódica hace que la voz se interrumpa durante el habla y puede hacerla sonar tensa, forzada o velada. En algunas personas, las interrupciones ocurren después de unas pocas oraciones. En casos más graves, pueden ocurrir espasmos en cada palabra, lo que hace que el habla sea muy difícil de entender. Algunas personas con disfonía espasmódica también pueden tener temblor vocal, un movimiento agitado de la laringe y las cuerdas vocales que hace temblar la voz.

La disfonía espasmódica es una afección crónica que continúa durante toda la vida. Esta enfermedad puede presentarse de forma repentina, con síntomas graves de la voz que están presentes desde el inicio del trastorno, o bien, puede comenzar con síntomas leves y ocasionales, que empeoran y son más frecuentes con el tiempo. 

La disfonía espasmódica es un trastorno poco frecuente. Aunque puede afectar a cualquier persona, los primeros indicios ocurren con mayor frecuencia en personas entre los 30 y 50 años, afectando a más mujeres que hombres.

¿Cuáles son los tipos de disfonía espasmódica?

  • La disfonía espasmódica en aducción es la forma más común de disfonía espasmódica. En este trastorno, los espasmos hacen que las cuerdas vocales se junten y se pongan rígidas. Estos espasmos dificultan que las cuerdas vocales vibren y produzcan sonidos. Cuando se tiene disfonía espasmódica aductora, la voz puede sonar tensa y ahogada. El habla puede ser entrecortada, con palabras truncadas, o bien, puede ser difícil comenzar debido a los espasmos musculares. Por lo general, cuando la persona se ríe, llora o susurra, los espasmos están ausentes y la voz suena normal. El estrés a menudo hace que los espasmos musculares sean más fuertes.
  • La disfonía espasmódica en abducción es menos frecuente. En este trastorno, los espasmos hacen que las cuerdas vocales permanezcan abiertas. Si están demasiado separadas, las cuerdas vocales no pueden vibrar. La posición abierta también permite que el aire escape de los pulmones durante el habla. Como resultado, la voz a menudo suena débil y velada. Al igual que con la disfonía espasmódica en aducción, con frecuencia, los espasmos están ausentes al reír, llorar o susurrar.
  • La disfonía espasmódica mixta, que es una combinación de los dos tipos anteriores, es sumamente excepcional. Debido a que tanto los músculos que abren como los que cierran las cuerdas vocales no funcionan correctamente, este tipo tiene características de la disfonía espasmódica en aducción y en abducción.

Hay numerosas causas de ronquera. Afortunadamente, la mayoría no son graves: infección vírica, resfriado o pequeños daños en las cuerdas vocales provocados por una carga e intensidad excesiva para las mismas. Y estas tienden a remitir en un corto período de tiempo.

Las ronqueras más prolongadas son debidas habitualmente a un uso de la voz demasiado alto, demasiado bajo o durante períodos excesivos de tiempo. Estos malos hábitos pueden provocar los nódulos vocales, que son una especie de callosidades situadas en la parte media o anterior de las cuerdas vocales.

Una causa frecuente de ronquera en los adultos es el reflujo gastroesofágico, en el que el ácido del estómago refluye hacia el esófago y la faringe, pudiendo afectar a las cuerdas vocales. No es necesario tener síntomas como quemazón o acidez. La voz es algo peor por la mañana y mejora a lo largo del día. Además de la ronquera, suele aparecer una sensación de ocupación en la garganta y necesidad de “aclarar” continuamente con el consiguiente carraspeo crónico.

¿Cómo puedo prevenir las ronqueras leves?

Algunos de estos consejos ayudan a la prevención de la disfonía leve o ronquera.

  • Si fuma, abandone el hábito tabáquico. Busque ayuda profesional si es necesario.
  • Evite los agentes que deshidratan el cuerpo tales como el alcohol y la cafeína.
  • Beba agua en abundancia.
  • Humidifique el ambiente en casa.
  • Vigile su dieta, evitando los alimentos muy especiados y el alcohol.
  • Intente no usar la voz por períodos demasiado largos o demasiado fuerte.
  • No dude en buscar un logopeda / entrenador de la voz si lo necesita.
  • Evite hablar o cantar cuando su voz está dañada o ronca, de igual manera que evitaría caminar si su tobillo estuviera inflamado.
  • Evite gritar, utilice una vestimenta adecuada al tiempo y a las actividades, disminuya en lo posible el ruido de fondo (tv, radio, etc.) Que provocan un sobreesfuerzo vocal inconsciente.

Nódulos vocales

Aunque la disfonía sea importante, es una lesión reversible y benigna.
Una vez diagnosticado, es necesario seguir unas pautas de higiene vocal y realizar reeducación vocal. Las sesiones deben ser cortas pero frecuentes, rara vez es útil superar las 15 sesiones; más allá de este número es mejor descansar y comenzar una nueva tanda meses después. Lo más difícil es automatizar las modificaciones vocales durante el lenguaje espontáneo.

En el niño, 3 de cada 4 disfonías son consecuencia de nódulos vocales. Más del 50% evolucionan espontáneamente hacia la curación, pero si no se orienta adecuadamente el problema, el 10-15% pueden quedar disfónicos. Es inútil prohibir los gritos o impedir actividades en las que el niño grita y fuerza la voz (fútbol…). Es mejor ver las cosas en positivo, parece que tu voz va mejorando, si hablas despacio se te entiende mejor y, al final, cada cuerda vocal fluirá de forma natural y con la energía necesaria.

La disfonía

La reeducación vocal es poco factible antes de los 6 años, y es imprescindible motivar al niño. La edad ideal para comenzar es entre los 6 y los 7 años. Después de los 10 años, los resultados son peores pues el niño tiene dificultad para corregir los hábitos adquiridos. Es inútil proponer un tratamiento quirúrgico, microcirugía de laringe, si no se ha modificado su comportamiento vocal.

Recomendaciones en caso de reflujo Faringo-Laríngeo

  • Dieta blanda dividida en múltiples comidas de pequeño volumen. Evitar los alimentos muy sazonados, las grasas, los cítricos, el tomate, la cebolla, la pimienta, las patatas fritas ya preparadas y los alimentos fritos, el chocolate, las nueces, los pasteles, las aceitunas
  • Cada comida debe incluir proteínas (carne, pescado, huevos, pollo…) para mejorar la estabilidad. Masticar el alimento adecuadamente. No comer durante 3 o 4 horas antes de acostarse.
  • El alcohol, el tabaco y el café son irritantes y deben evitarse. El alcohol y el café estimulan las secreciones ácidas gástricas. Debe evitar el chicle, las pastillas de regaliz, los refrescantes del aliento.
  • Dormir con la cabecera de la cama elevada. Colocar bloques de madera o ladrillos bajo las patas de la cabecera de la cama, o duerma con 2 o 3 almohadas o una cuña de goma espuma. La elevación media recomendada es de 15 cm. A veces, el dormir del lado derecho previene la aparición de episodios de reflujo.
  • Evite las ropas ajustadas en la parte media del cuerpo (cinturón…). No se incline más de lo absolutamente necesario. Ello incluye actividades como la jardinería y ejercicios que requieren inclinación.