La belladona:

La planta de la belladona también es conocida como belladama, solano mayor, solano furioso o tabac bord. Pertenece a la familia de las solanáceas, a la que también pertenecen la patata, el pimiento, el tomate o la berenjena.

La belladona es una planta de varios tallos muy largos y ramificados que llegan a alcanzar una altura de 1,50 metros. Tiene hojas grandes y otras más pequeñas, que se agrupan por parejas en la parte superior de los tallos. Entre ellas, brotan sus flores aisladas y colgantes, que por fuera son de color violeta parduzco y por dentro, amarillo sucio con venas rojas. Sus frutos maduros son del tamaño de una cereza y de color negro brillante.

La belladona se cultiva en terrenos calcáreos y claros de bosque, sobre todo donde fueron cortados los árboles y donde el suelo fue removido, especialmente en lugares donde no hay luz (fijémonos, después, que uno de los efectos de la sustancia es la midriasis, o sea, el aumento del diámetro de la pupila para “ver mejor”’). Se puede encontrar en algunas zonas del Pirineo, Navarra, Aragón… Europa y Asia.

Leyenda

Durante la Edad Media, la belladona fue un ingrediente fundamental en las pociones de las ‘brujas’ y los ‘magos’. El mito de las escobas voladoras tiene su origen en estos ungüentos. Encontrar la dosis adecuada de belladona con el rudimentario instrumental de aquellos tiempos era muy difícil y se corría peligro de muerte si se ingería. Por eso, se utilizaba por vía tópica. Untaban palos en la crema y se lo aplicaban en la vagina o en el ano. Cuando la droga surtía efecto, alucinaban y creían volar.

La atropina es un polvo blanco, cristalino e inodoro, pero en medicina se aplica como sulfato de atropina que es muy soluble en agua. En el cuerpo humano, la atropina bloquea la producción de una molécula esencial para la transmisión del impulso nervioso, la acetilcolina.

Entre sus primeros efectos, además de dilatar las pupilas, produce la sequedad. La saliva, las lágrimas, las flemas, el sudor y la orina dejan de producirse. Por eso, se aplica en ocasiones antes de las operaciones quirúrgicas.

Propiedades

  • Afecciones inflamatorias y febriles: Congestión local con tumor, rubor, calor, dolor. La fiebre es rápida, brusca, con el rostro rojo caliente y húmedo, con sudores profusos y midriasis. Solo con acercar la mano a la cara o al cuerpo del niño (recordemos que es un medicamento muy utilizado en niños) podemos sentir el calor, como si quemara.
  • Mucosas: en las mucosas habrá sequedad, ya sea en las digestivas, las respiratorias, las oculares, etc.
  • Síntomas cardiovasculares: se presenta enrojecimiento de la piel, incluso con erupciones, dolor de cabeza, vértigos, sofocos…
  • Síntomas del comportamiento: en los estados febriles puede haber delirio con alucinaciones, convulsiones febriles y mucha sensibilidad a la luz y al ruido.

Así pues, la belladona en homeopatía puede ser un medicamento útil en todo tipo de fiebres agudas (víricas o bacterianas). Y en procesos inflamatorios y congestivos. Este es su principal uso.

Así como en silicea , ignatia o sulfur podemos encontrar una cierta tipología y rasgos de comportamiento o determinadas situaciones emocionales que nos ayudan a su prescripción, belladona, en homeopatía, se utiliza, sobre todo, en las afecciones de tipo agudo mencionadas.

En todo caso, en una visión más general, estaría especialmente indicado para personas que reaccionan intensamente a los acontecimientos y situaciones, que son más bien alegres y divertidas cuando están bien, pero violentas y delirantes cuando están enfermas.

La belladona

La belladona como medicamento

  • Enfermedades infecciosas, siempre que vayan acompañadas de los síntomas característicos comentados y esa manera particular de reacción del enfermo, que es lo fundamental en homeopatía. Por eso, cuando alguien pregunta, con más malicia que desconocimiento. El porqué los medicamentos homeopáticos no tienen indicación terapéutica, es justo porque cada persona sufre la enfermedad de una manera propia e individual. Y por eso, las indicaciones están en nuestros libros de materia médica. Y las damos los médicos de acuerdo con la entrevista clínica y una escucha atenta de los síntomas del paciente.
  • Rinofaringitis, anginas.
  • Otitis.
  • Erupciones de tipo escarlatiniforme.
  • Insolaciones (golpe de calor), eritema solar.
  • Sofocos de la menopausia.
  • Sequedad ocular, síndrome del ojo seco.
  • Espasmos de la musculatura lisa.

La belladona es, pues, uno de los medicamentos más utilizados en afecciones agudas.

Desde mi experiencia, no se debería usar de forma automática para bajar la fiebre. Tengamos en cuenta que la fiebre es un mecanismo de defensa protector del organismo y que solo deberíamos tratarla con medicamentos en determinadas circunstancias, como cuando es muy elevada y/o persistente.

Y no olvidemos nunca que es un síntoma, por lo que lo importante es averiguar qué es lo que la produce y tratar la causa. Esto vale tanto para medicamentos homeopáticos como convencionales.

Por ello, también en el caso de belladona, en homeopatía, no deberíamos utilizarla alegremente para todo tipo de fiebres sino comprobando que los síntomas corresponden al medicamento y que no hay otro más adecuado para tratar la causa subyacente.

Utilizada de ese modo, la belladona es un medicamento excelente. Que como todos los homeopáticos, es compatible con los convencionales, seguro y muy bien tolerado. De ahí que se pueda utilizar en bebés, embarazadas y personas mayores con total confianza. Su dispensación, como se sabe, es exclusiva en farmacias.

Belladona, en homeopatía, es, por todo lo expuesto, uno de esos medicamentos imprescindibles para tener en nuestro botiquín familiar

¿Qué dosis se utiliza?

La dosis apropiada de belladona depende de muchos factores tales como la edad de la persona, el estado de salud y varias otras condiciones. En este momento no hay suficiente información científica para determinar un rango de dosis apropiado para el uso de la belladona.

Tenga en cuenta que los productos naturales no son siempre necesariamente seguros y las dosis pueden ser importantes. Asegúrese de seguir las instrucciones en las etiquetas de los productos y consulte con su farmacéutico, doctor u otro proveedor de salud médica antes de usarlos.