¿Que es?

«No me gusta ir a la piscina o bañarme, ¿soy hidrofóbico?«. Una persona hidrofóbica es aquella que padece un trastorno de la ansiedad específico o fobia llamada hidrofobia o acuafobia. Es decir, persona que tiene miedo al agua. La hidrofobia se caracteriza por un miedo intenso, irracional y excesivo. A cometer cualquier actividad relacionada con la inmersión en el agua o el contacto con ella.

La hidrofobia se puede expresar de maneras distintas. La alta ansiedad puede ser dada por el miedo al ahogarse al nadar, ya siendo por la creencia falsa o no de que no se tiene la habilidad suficiente para nadar o que puede ocurrir algún accidente. Este tipo de hidrofobia no tiene como foco principal el temor al agua en sí misma. Sino que va más enfocada al miedo a morir sofocado por el ambiente en el que se está, que luego se generaliza a la fobia al agua profunda. En un principio este tipo de fobia suele pasar desapercibido porque es poco frecuente que la persona hidrofóbica se encuentre delante de situaciones donde tiene que nadar y no acostumbra a afectar a la calidad de vida por esta razón, aunque podría suceder si el miedo se extiende al uso de vehículos marítimos como los barcos.

Otro tipo de hidrofobia seria el pánico al agua como tal. Las persona que lo padecen sienten una aversión extrema al agua e intentan evitar el contacto con ella lo máximo posible por la cantidad de ansiedad que sufren. Esto puede llegar a colmar en evitar baños o entrar en la ducha o dejar de beber agua. En estos casos la calidad de vida se podría ver afectada, comportando problemas de higiene y salud al no ducharse, afectando en consecuencia a su vida social. No beber agua claramente conduciría a la deshidratación y a graves problemas de salud si no se trata.

Hidrofobia: Causas

Hidrofobia

Desde la psicología se han ofrecido muchas hipótesis sobre las causas de las fobias específicas. En la actualidad predominan los modelos conductuales y cognitivo-conductuales. Si bien la perspectiva evolucionista también ha hecho aportaciones relevantes en este campo.

La teoría de la preparación de Seligman plantea que a medida que nuestra especie evolucionaba. Los humanos consolidamos mediante la herencia predisposiciones biológicas a asociar determinados estímulos y respuestas porque estas favorecieron nuestra supervivencia.

En el caso de la hidrofobia, temer el agua habría podido prevenir muertes por ahogamiento, principalmente. Actualmente muchas personas conservarían esta “asociación preparada”. En mayor o menor medida, lo que explicaría en parte los distintos grados de hidrofobia.

Exista o no una preparación biológica, durante nuestra vida podemos asociar mediante condicionamiento clásico. El miedo con cualquier estímulo a través de experiencias ansiógenas. Además, si no se produce una exposición estos temores se intensifican por reforzamiento negativo. Tal y como plantea el modelo de los dos factores de Mowrer.

Sin embargo, también es posible adquirir una fobia sin una experiencia negativa directa, sino mediante la observación o la transmisión de información. Por ejemplo, una niña o un niño podrían empezar a tener miedo al agua después de ver a una persona ahogándose en una película o de escuchar un relato similar.

Hidrofobia: Síntomas

La hidrofobia es un trastorno de ansiedad, por lo que los síntomas principales de la psicopatología son manifestaciones ansiosas.

La alteración de ansiedad que provoca el temor fóbico al agua es grave. Afectando tanto al plano físico como al plano cognitivo y conductual de la persona.

No obstante, raramente acaba produciendo un ataque de ansiedad.

1- Plano físico

Cuando la persona con hidrofobia entra en contacto con su elemento temido presenta una serie de síntomas físicos.

Estas manifestaciones se caracterizan por modificaciones en el funcionamiento del organismo. Concretamente, se incrementa la actividad del sistema nervioso central en respuesta al temor al agua.

Los síntomas físicos que puede originar la hidrofobia pueden variar notablemente en cada caso. No obstante, en la actualidad están bien descrito el grupo de manifestaciones que se pueden presentar.

De forma específica, una persona con hidrofobia presentará algunos de los siguientes síntomas físicos. Siempre que entre en contacto con el agua.

  1. Incremento de la tasa cardíaca.
  2. Aumento de la tasa respiratoria.
  3. Hiperventilación o sensaciones de ahogo.
  4. Tensión muscular generalizada.
  5. Sudoración excesiva por todo el cuerpo y/o sudores fríos.
  6. Dolores de estómago y/o cabeza.
  7. Sensación de irrealidad o despersonalización.
  8. Dilatación pupilar.
  9. Mareos, náuseas y vómitos.

2- Plano cognitivo

Los síntomas físicos que aparecen cuando la persona con hidrofobia entra en contacto con el agua. No poseen un carácter temporal o aislado. Este hecho, se explica principalmente porque no aparecen en solitario.

Es decir, las manifestaciones físicas van acompañadas de una serie de alteraciones cognitivas. En este sentido, los síntomas referentes al plano cognitivo hacen referencia a todos los pensamientos que desarrolla la persona acerca del agua.

Las cogniciones de temor y miedo al agua pueden ser muy variadas. Todas ellas se caracterizan por realizar previsiones catastrofistas sobre lo que puede suceder cuando uno entra en contacto con este elemento.

Así mismo, aparecen una serie de pensamientos acerca de las incapacidades personales para hacer frente al estímulo temido.

Estas cogniciones se retroalimentan con las sensaciones físicas de forma direccional. Los síntomas físicos incrementan los pensamientos negativos hacia el agua, y estos hacen aumentar las manifestaciones corporales de ansiedad.

3- Plano conductual

Finalmente, tal y como se específica en la definición del temor fóbico al agua. La hidrofobia afecta de forma notable al comportamiento de la persona.

Las dos conductas principales que origina el miedo al agua son la evitación y el escape del estímulo temido.

La evitación hace referencia a todos los comportamientos que desarrolla la persona en su día a día para evitar el contacto con el agua. Estos pueden ser graves y afectar notablemente a la funcionalidad del individuo.

El escape por su parte es el comportamiento que aparece siempre que una persona con hidrofobia no es capaz de evitar su situación temida. En estas ocasiones, el individuo tratará de escapar lo antes posible del contacto con el agua.

Estos elementos tienen una relación directa con la intensidad del temor. Las elevadas sensaciones de malestar que provoca la exposición al agua hacen que el individuo trate de evitarla siempre que pueda.

Por otro lado, el hecho de evitar el contacto con el agua contribuye al incremento del temor hacía este. Por lo que resulta un comportamiento que impide la superación del miedo y del trastorno.

Hidrofobia: tratamiento

Hidrofobia

Delante de este tipo de casos, es normal preguntarse si la hidrofobia puede curarse. Por suerte, como todas las fobias, se puede tratar a partir de terapias psicológicas. En el caso de hidrofobia por rabia, su tratamiento médico correspondiente suele ser suficiente para remitir sus síntomas.

Para vencer el temor al agua, se utilizarán técnicas cognitivo-conductuales. Que se centrarán mayoritariamente en hacer desaparecer el miedo poco a poco. A partir de la exposición del agua o ambientes estresantes, dando herramientas para afrontar la ansiedad y trabajar en los pensamientos y creencias irracionales que mantienen el miedo. Las técnicas más empleadas en el tratamiento de la hidrofobia son:

  • Exposición en vivo
  • Reestructuración cognitiva
  • Técnicas de relajación