El Exorcista, una de las películas de terror más famosas de la historia del cine, basada en un caso real de posesión que tuvo lugar en los suburbios de Washington, está rodeada por una serie de leyendas y mitos.

Rodeada de mitos y de leyendas urbanas, la cinta generó un expectativa tan alta, que pocas veces ha sido superada, sobre todo en el género del terror.

Para ver la película era común ver filas inmensas que rodeaban cuadras enteras, y es que la euforia era tan grande que no existía un motivo lo suficientemente fuerte como para hacer que las hordas de personas cedieran siquiera un poco en su firme convicción de ver el tan aclamado largometraje.

Y es que todo lo que engloba al filme no hacía más que aumentar la emoción en la gente.

El Exorcista parecía ser más que una simple película de terror. El hecho de ir a ver una cinta  por el sentimiento de falso peligro había tomado un nuevo significado.

El Exorcista

La gente salía horrorizada de las salas de cine, o incluso se registraron casos de ataques epilépticos durante la proyección de la película, lo que orilló a que más de un cine contara con ambulancias y paramédicos afuera de sus instalaciones, la histeria colectiva era tal que lo volvía algo tan indispensable en los cines como un bowl de palomitas.

 Una mujer demandó al estudio porque aseguró que salió de la proyección tan aterrorizada que perdió el equilibrio y se rompió la mandíbula. En Roma, se estrenó en un cine cercano a una iglesia. Minutos antes de la función un rayo dio en una de las cruces del templo y la hizo caer estrepitosamente. En 1975 se estrenó en Londres la versión teatral de la obra. La actriz Mary Ure que interpretaba a la niña poseída se fue a su casa tras el estreno. Al otro día la encontraron muerta en la bañera de su casa.

Extrañas situaciones

 Un incendio destrozó los decorados

La fecha del rodaje tuvo que retrasarse debido a que un incendio destrozó los decorados de la que iba a ser la casa de los MacNeil. El director culpaba a algún animal alado, probablemente una paloma que se hubiera abierto camino entre las cajas de circuitos que provocaron el fuego. El detalle que da escalofríos es que todo el lugar quedara inservible excepto la habitación de Regan, que permaneció impoluta entre las llamas

Gritos de dolor reales

Tanto Linda Blair, la famosa Regan, como la actriz que interpretaba a su madre, Ellen Burstyn, sufrieron importantes daños en sendas espaldas cuando realizaron las escenas de riesgo en las que a sus personajes se les zarandeaba y se les lanzaba por la habitación. En una de la tomas, que aún permanece en el montaje final, Regan lanza a su madre contra el suelo, en ese momento, la espina dorsal de Burstyn se dañó (quedó tocada para siempre) y los gritos de la actriz en la película son reales, de puro dolor.

 Muertos dentro y fuera de la pantalla

En realidad, era normal que en películas como ésta, que a veces vivían rodajes de más de un año, sucedieran incidentes de todo tipo, pero en El exorcista hubo algunas muertes. Los actores Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros murieron con la película todavía en la sala de post-production. Al conocerse que sus personajes también morían en el filme, la coincidencia era un poquito más siniestra de la cuenta. Otros siete miembros del equipo murieron antes de que la película se estrenara, algunos por causas no muy claras, otros, como un celador, acribillado a balazos.

Tragedias familiares

Pero aquellas muertes no fueron las únicas «víctimas» que se asociaron a la maldición, claro. También caerían el abuelo de Linda Blair y el hermano de Max Von Sydow, que además, falleció el primer día de rodaje. Y aunque se libró, el hijo de Jason Miller estuvo a punto de morir por el golpe de una motocicleta. Para acabar con las desgracias asociadas a familiares, en 1987 la actriz Mercedes McCambridge, que hizo la voz del demonio Pazuzu, vivió una nueva tragedia cuando su hijo asesinó a su esposa y a sus hijos antes de suicidarse.

Terroríficas coincidencias

Las referencias y coincidencias satánicas también aparecieron por doquier. La postproducción de la película se realizó en el número 666 de la Quinta Avenida de Nueva York. La noche del estreno en Roma, el cine estaba muy cerca de unas iglesias del siglo XVI con gigantescas cruces. Según entraba el público comenzó una tremenda tormenta con lluvia torrencial.

El Exorcista

Justo antes de comenzar el filme un horrendo sonido sonó en el exterior. Al salir, vieron que una de las cruces había sido arrancada por un rayo y había caído en la plaza de abajo. Por supuesto, algunos telepredicadores acusaron a la película de llevar el poder del demonio en su mismísimo celuloide.

Película de cabecera de un caníbal

El resto de películas de la saga tuvieron rodajes más tranquilos, y la maldición no pareció llegar a sus artífices. Sin embargo John Boorman contrajo una enfermedad que lo dejó un mes en cama en medio del rodaje de la segunda parte. La tercera obsesionaba de tal forma al asesino caníbal Jeffrey Dahmer que la veía una y otra vez, según confesó a la Policía. A John Frankenheimer le ofrecieron rodar la precuela y se negó rotundamente. Tan sólo un mes después moría de un derrame cerebral. El joven compositor Michael Kamen murió de un infarto en 2003, habiendo sido barajado inicialmente para conducir la banda sonora de la misma película.