Cerrando ciclos:

En oportunidades hemos escuchado a personas conocidas o amigos, la famosa frase “estoy cerrando ciclos”, pues el día de hoy hablaremos de ello. Síguenos leyendo.

¿Qué es un ciclo?

Es el compilado de momentos vividos, impregnados de sentimientos, agradables o no, a los cuales nos apegamos. Cuando hablamos de ciclos nos referimos a esos procesos de la vida que comienzan, se desarrollan y concluyen. Así, aunque en la práctica nada termine del todo realmente, es importante aprender a cerrar ciclos cuando se agote el proceso, para seguir adelante y evitar quedarnos estancados.

Ponerle fin a una etapa y «cerrar el ciclo» es un proceso largo y, a veces, doloroso pero necesario, no cerrarlo es seguir atada al pasado. A veces, nos apegamos tanto al pasado que vamos por la vida sin cerrar ciclos, eso sólo trunca nuestro presente y nos quita la oportunidad de vivir nuevas y mejores cosas.

Importancia del cierre

Lo importante de cerrar ciclos es que incide de manera directa en lo que se hará en un futuro. Si el ciclo, sea cual sea, permanece abierto, interfiere con el avance personal. Es como dejar una llave que gotea sin repararla y esperar a que esto no incida en el costo económico y ecológico del agua. Veamos cuáles son algunos de esos caminos para cerrar ciclos

¿Por qué no podemos cerrar ciclos?

El problema es que nuestra mente se queda atrapada en momentos pasados que conforman ciclos a los que ya no deberíamos pertenecer frenando nuestro propio avance y truncando el presente. A todo esto se le llama apego, que es el vínculo afectivo que nos ata a cosas o personas, en muchas ocasiones sin sentido alguno.

No se trata de olvidar, sino de descubrir la evolución dentro de uno mismo para poder seguir avanzando a pesar de la pérdida sufrida. Cuando esto ocurre comenzamos a recordar con cariño, pero no con necesidad, podemos agradecer por lo que fue y no sufrir por lo que ya no es, logramos asimilar la pérdida como una experiencia para crecer y aprender, no como una caída que nos volvió más débiles.

¿Cuándo confundimos cerrar un ciclo con evadirlo?

Al comenzar a pensar en la persona o situación perdida como algo ajeno a nosotros, algo que ya no es parte de este mundo o que ya no existirá nunca más, se trata de una evasión, a través de la cual no podremos avanzar ni ser, sólo nos hará creer que al pensar que aquello murió y que hoy somos nuevas personas sin necesidad de llorar o reflexionar, estaremos bien otra vez, cuando no es así.

Para la psicología, aunque se trate de un estudio científico del comportamiento humano, también es importante el efecto que otro tipo de influencias tienen sobre la mente, por ejemplo, los rituales, técnicas, procedimientos o creencias sobre los ciclos y su cierre. Es por eso que en ocasiones, una serie de pasos que implican recordar y sufrir, ayudan mucho a perdonar, desapegarse y sanar; la mente es muy poderosa y si uno piensa en sanación, obtendrá sanación.

Cerrando ciclos: Consejos

Dejar ir

Los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo conocido, por más negativo que sea. La costumbre es una fuerza muy poderosa que nos impulsa a mantenernos en la inercia. No te aferres. A nada ni nadie y ten consciencia de que la vida es un constante cambio, por lo que siempre encontrarás nuevas formas de vivir.

Acepta

Existen cosas que quedan fuera de nuestro control, no intentes cambiarlas porque llegará a ti una inmensa frustración. El mejor camino para lograr aceptar lo que ya nos pasó, es dejar de pensar en posibilidades distintas.

Perdona

Suena bastante fácil, pero lograrlo requiere de una disculpa que a veces nunca llega, por lo tanto, aprender a no guardar rencores se vuelve un trabajo meramente personal y por otra parte, tenemos que entender que el otro, muy probablemente, aún nos tiene un resentimiento importante.

Perdónate

Nos autojuzgamos y castigamos todo el tiempo, y de manera injusta, nos arrepentimos de lo que jamás imaginamos. Curiosamente, deberíamos enfocarnos en ser empáticos con nosotros mismos, en procurarnos como algún día cuidamos de la pareja, en entendernos como entendimos a todos aquellos que también cometieron errores y sobre todo, en reconocer los aciertos que tuvimos.

Hacer un balance

Debemos hacer un balance, una evaluación de las vivencias positivas, y también complicadas, que hubo en ese ciclo. Qué se aprendió y qué no. Qué aportó a nuestro crecimiento y cómo contribuyó a nuestras limitaciones. Esta es la mejor manera de decir adiós.

Avanza hacia lo nuevo

Cerrando ciclos

Lo nuevo no tiene por qué asustarnos. Es normal que implique un desequilibrio inicial, pero en relativamente poco tiempo comenzará a revelar sus bondades. Movernos de lo conocido a lo incierto siempre tiene un toque de aventura y supone aprendizajes, sorpresas y, por supuesto, adaptaciones. La mayoría de las veces, los cambios nos dan mucho más de lo que nos quitan.

Dejar atrás el pasado no es renunciar a él, sino hacerlo efectivo para tu crecimiento personal. Después de vivir una experiencia, habrá oportunidad de transformarla o de hacerla más intensa y duradera, solo tienes que abrir tu mente y tu espacio al nuevo reto.

¿Cómo sabremos si de verdad hemos cerrado el ciclo?

El ciclo estará cerrado cuando, mirando atrás y recordándolo, no nos desborda la emoción. Ni de tristeza, ni de rabia, ni de nada.

Cuando no somos capaces de cerrar una etapa y aprender la lección, es probable que la vida nos presente otra igual, para que la aprendamos.  Por eso, no es tan difícil encontrar personas que digan eso de “siempre me enamoro de alguien que no me trata bien”. Es posible que aún tengan algo que aprender.

Cerrando ciclos: Si haz intentado todo y no funciona

Pide ayuda a un psicólogo: Algunas situaciones pueden ser más complejas o difíciles de soltar y dejar ir. En estos casos es importante que busques el apoyo de un profesional para cerrar ese ciclo a nivel emocional, mental y a generar nuevos comportamientos.

“Cerrar los ciclos depende de ti, de nadie más”.