Aún estás a tiempo

“No te rindas, aún estás a tiempo

de alcanzar y comenzar de nuevo,

aceptar tus sombras,

enterrar tus miedos,

liberar el lastre,

retomar el vuelo,

no te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños…

… aún hay fuego en tu alma

aún hay vida en tus sueños.

porque la vida es tuya y tuyo también el deseo…”.

(Mario Benedetti).

Danza sin limites

La edad, ni la estructura corporal, son de modo alguno impedimentos para entrar en el bello mundo de la danza. Sin embargo es verdad que en la juventud se aprende con mayor celeridad y el cuerpo es más maleable. Pero, si comienzas de grande el objetivo no sería llegar a ser un bailarín profesional, sino disfrutar. Aún estás a tiempo nunca es tarde para empezar a realizar algo que te guste mucho hacer. Puedes gozar de la música y de la danza, incluso llegar a experimentar la emoción de actuar o de bailar en un escenario y de convertirte en el mejor artista que puedes llegar a ser. Todo está en desearlo, en proponérselo, ponerle ganas y animarse a hacerlo. Por otro lado los frenos que nos ponemos son mentales, tu cuerpo da para mucho más de lo que supones. Aún estás a tiempo.

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El secreto es tener constancia y persistir, el organismo progresivamente, a medida que se va entrenando, se va a ir adecuando a las nuevas exigencias, lentamente casi sin darnos cuenta.

Aún estás a tiempo: ¿Hasta cuándo?

Hasta que lo desees. Lo más importante es que te complazca hacerlo. ¡Y si te gusta hazlo!

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No hay que tener un físico privilegiado para poder bailar. No es necesario tener una contextura muy delgada para disfrutar de la danza. Si pones atención y aprendes a ejecutar los ejercicios y los pasos podrás fortalecerte y estilizar tu musculatura. Sea como sea la forma de tu cuerpo podrás aprender ballet sin ningún inconveniente.

Por lo tanto lo más importante antes de la flexibilidad, la fortaleza, el género y la edad, son la pasión y las ganas de bailar.

En otras palabras la danza es una expresión artística que no tiene límites, ni género, ni edad, es un lenguaje que todos los seres humanos tenemos.

(Basado en los comentarios de Laura Gutierrez, en Cuestiones sobre el Ballet.)

Pero ella viene…

A la clase de danza viene una alumna que es baja,

con las piernas cortas y la cintura ancha.

No tiene gracia ni oído, no tiene nada.

Cuando todas se estiran… ella se agacha.

No estira las puntas, ni alarga la espalda.

Sus manos son duras, sus rodillas blandas.

Su cuello está tieso…Sus ojitos… bailan…

No contrae los glúteos… ni aprieta la panza.

¡No puede…, no puede…!

Pero ella… viene.

No sigue la música, ni la toca el hada…

Pero ella… viene.

Su sonrisa es tierna, su piel arrugada.

Los anchos anteojos con gruesos cristales

le tapan los ojos como dos lentejas,… le esconden el alma.

Se cansa y se sienta a un costado… a ver como danzan…

Cuando termina la clase, serena, sonriente saluda y se va a su casa.

El día del teatro… a ella no la llaman… No se queja, acepta…

Pero ella viene.

Desde el escenario y desde el mundo de hadas… la vi frente a mí,

allí sentadita en una butaca…

Su sonrisa muy blanca…

¡Sus ojitos negros detrás de las gafas eran lentejuelas…brillaban, brillaban!

¡Desde allí me miraba… ella ahí estaba,

su alma… bailaba!

G. Mehtce.

La vida es movimiento

La vida es movimiento y nuestros movimientos están guiados por proyectos, que son reflejo de nuestros ideales. Sin embargo estos deben poder ajustarse de acuerdo a distintas variables para hacerlos posibles. Por lo tanto es un desafío para cada uno de nosotros y eventualmente necesitamos ayuda, para lograrlo.

En definitiva, la importancia de tener presente cuales son los proyectos, cualquiera que sea el elegido y aunque sea muy pequeño el objetivo que despierte interés en nosotros, la capacidad de replantearlos y modificarlos, de acuerdo a las realidades personales de cada uno y a la voluntad de hacer foco en aquellos que se adecuen a los ideales que rigen en nuestra vida, son pilares que colaboran manteniendo el entusiasmo en todos nuestros aspectos vitales.

Revista nro. 12 Concepto Maipú: psicología y familia, por F. Álvarez.