Cuando cambian los factores externos, tenemos la oportunidad de redescubrir nuestro núcleo interno, que es el único lugar realmente seguro al que podemos llamar hogar.

Hay momentos en que nuestro mundo entero parece estar cayendo a pedazos alrededor de nosotros, y no estamos seguros de poder seguir aguantando. A veces nuestras relaciones y todo se desmoronan en nuestro entorno físico.

Sentimos como si todas las paredes se han caído alrededor nuestro, y nos mantenemos en pie sin nada donde apoyarnos, expuestos y vulnerables. Estos son los tiempos en nuestra vida en la que se nos da la oportunidad de ver dónde hemos establecido nuestro sentido de identidad, seguridad y bienestar.

Y aunque es perfectamente natural y parte de nuestro proceso ubicar nuestro sentido de nosotros mismo en lo externo. Cada vez que cambian estos factores externos, tenemos la oportunidad de redescubrir y acercarnos a nuestro núcleo, que es el único lugar realmente seguro para llamar nuestro hogar .

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El núcleo de nuestro ser no se ve afectado por los vientos cambiantes de las circunstancia ni sujeto a los ciclos de cambio que gobiernan la realidad física. Es tan constante y consistente como el sol, por lo que, los grandes místicos y poetas místicos, a menudo hacen referencia al sol en sus odas al yo. Al igual que el sol, hay momentos en que nuestro núcleo parece ser inaccesible para nosotros, pero esto es sólo una percepción errónea. Sabemos que cuando el sol va detrás de una nube o se acomoda para la noche, no ha desaparecido, pero simplemente está temporalmente fuera de la vista. De la misma manera, podemos confiar en que nuestro núcleo interior siempre está brillando intensamente, incluso cuando no podemos verlo.

Podemos aferrarnos a este núcleo cuando las cosas a nuestro alrededor se están cayendo a pedazos, sabiendo que una luz inagotable brilla desde adentro de nosotros mismos. Los tiempos de oscuridad externa pueden ser un gran regalo, una oportunidad para recordar esa luz interior que brilla independientemente de las circunstancias de nuestras vidas.
Nuestro hogar verdadero es ese sol brillante que alumbra desde adentro.