El trastorno de la personalidad dependiente es un trastorno de ansiedad de la personalidad que se caracteriza por la incapacidad para estar solo y por la necesidad de depender de otras personas para obtener consuelo, seguridad, orientación y respaldo.

Si bien hay personas que no sufren este trastorno y a veces manifiestan estos sentimientos, aquellas que tienen el trastorno de la personalidad dependiente no pueden actuar a menos que reciban el ánimo de otros. Estas personas manifiestan síntomas de ansiedad cuando no están acompañadas.

No es extraño encontrarnos con personas que sufren en sus relaciones de pareja situaciones drásticas, de agresividad o maltrato y aun así no pueden desengancharse de ellas, pues son incapaces de verse solos en la vida. También son casos conocidos los de aquellos que no son capaces de desvincularse de sus padres o familiares, o que necesitan a toda costa estar siempre rodeados de ellos por temor a «volar solos».

Es importante recordar que hay personas que muestran los rasgos que a continuación describiremos, pero no por ello padecen este trastorno ya que solo podremos hablar de trastorno de personalidad por dependencia si esos estos suponen un deterioro significativo o malestar para la persona, así como un desajuste y desadaptación significativa en sus vidas. Se debe evaluar los antecedentes y la gravedad de los síntomas antes de realizar cualquier diagnóstico.

Diagnóstico

Para que los médicos diagnostiquen el trastorno de personalidad dependiente, los afectados deben tener una necesidad constante y excesiva de ser tenidos en cuenta, lo que da lugar a sumisión y comportamiento dependiente, como lo demuestran al menos cinco de las características siguientes:

  • Tienen dificultades para tomar decisiones cotidianas si no reciben una cantidad exagerada de consejos y garantías de otras personas.
  • Necesitan que otras personas sean responsables de los aspectos más importantes de sus vidas.
  • Tienen dificultades para expresar su desacuerdo con los demás porque temen perder su apoyo o su aprobación.
  • Tienen dificultades para comenzar proyectos por sí mismos porque no tienen confianza en su juicio y/o habilidades (no porque carezcan de motivación o energía).
  • Están dispuestos a hacer todo lo posible (por ejemplo, realizar tareas desagradables) para obtener el apoyo de los demás.
  • Se sienten incómodos o indefensos cuando están solos porque temen no poder cuidar de sí mismos.
  • Cuando una relación cercana finaliza, sienten una necesidad urgente de establecer una nueva relación con alguien que les brinde atención y apoyo.
  • Les preocupa y les atemoriza el hecho de tener que cuidar de sí mismos.

Además, los síntomas deben haber comenzado antes de la edad adulta.

Síntomas

Las personas que sufren este trastorno NO confían en su propia capacidad para tomar decisiones. Es posible que se sientan muy alteradas por la separación y la pérdida de alguien. Pueden hacer lo que sea, incluso sufrir maltrato, con tal de conservar una relación.

Los síntomas del trastorno de la personalidad dependiente pueden incluir:

  • Evitar estar solo
  • Evitar la responsabilidad personal
  • Resultar fácilmente lastimado por la crítica o la desaprobación
  • Enfocarse demasiado en los miedos de ser abandonado
  • Volverse muy pasivo en las relaciones interpersonales
  • Sentirse muy perturbado o impotente cuando las relaciones terminan
  • Tener dificultad para tomar decisiones sin el apoyo de otros
  • Tener problemas para expresar desacuerdos con otros

Tipos

Se puede distinguir entre distintos tipos de desorden por dependencia, en función de qué otros rasgos tenga asociados. Así, cabría mencionar los cinco siguientes subtipos:

Dependiente desinteresado

En este caso encontramos personas que, además de la dependencia, muestran características masoquistas. Este tipo de personas renuncian por completo a su personalidad o su misma identidad. En su lugar, replican o mimetizan por completo el comportamiento y actitudes de su persona protectora.

Dependiente inquieto

Este tipo de dependientes tienen asociados rasgos de evitación. Su actitud muestra desconfianza o miedo de manera permanente, por lo que rehuyen cualquier posible amenaza. Para ello, eliminan por completo sus relaciones sociales con todas las personas excepto su figura protectora.

Dependiente inmaduro

Aquí se presenta un patrón puramente dependiente, que como consecuencia de no haber asumido responsabilidades no ha madurado. Por ello, en este caso encontramos personas con una actitud ingenua, infantil o incluso pueril. Su comportamiento se caracteriza por una gran credulidad y la incapacidad de realizar aquellas tareas o responsabilidades mínimamente complejas.

Dependiente Ineficaz

Este subtipo de dependencia se caracteriza por la aparición de rasgos esquizoides. Como consecuencia, su comportamiento refleja la necesidad de no afrontar problemas, e incluso la negación a intentar solucionar dificultades. Su rasgo más característico es una pasividad extrema.

Dependiente complaciente

En este supuesto, encontramos la combinación de características dependientes e histriónicas. Sus rasgos más distintivos son el desarrollo de una actitud ansiosa y sumisa respecto a su figura protectora. Ante estas personas se comportan de manera dócil, agradable y complaciente.

Causas

No se conoce la causa exacta de los trastornos de la personalidad. Sin embargo, los genes y las experiencias de la niñez pueden representar un papel importante. Se inician en la infancia/adolescencia por la confluencia de factores genéticos y ambientales y duran toda la vida. Los síntomas pueden variar ampliamente, dependiendo del tipo específico del trastorno de la personalidad.

No siempre es fácil establecer dónde acaba la normalidad y dónde empieza el trastorno, puesto que los casos extremos se diagnostican con facilidad pero no así los casos intermedios.

Tratamientos

El Trastorno de Personalidad por Dependencia se fundamenta en hábitos mentales y conductuales muy persistentes y que se mantienen presentes durante todo el tiempo, y es muy complicado hacer que sus síntomas remitan.

En este sentido, la terapia cognitivo conductual puede ser eficaz para mejorar la autoestima y para combatir los síntomas de la depresión, un trastorno que frecuentemente se asocia a este. Además, mediante esta forma de psicoterapia se entrena en habilidades sociales y en rutinas para combatir la ansiedad y el temor.

Trastorno de la personalidad dependiente

Por otro lado, el uso de psicofármacos suele ir orientado a intervenir sobre los síntomas derivados de la ansiedad y la depresión, aunque siempre con prescripción médica y con una exhaustiva monitorización.