A continuación les contaremos unas maravillosas Leyendas Ecuatorianas que te harán volar la cabeza, si conoces alguna déjanos saber en los comentarios.

La doncella de Pumapungo

Pumapungo, localizado en Cuenca, era el destino de descanso preferido por los emperadores incas. Este lugar estaba impresionantemente decorado y hoy en día es posible visitar sus ruinas. El lugar contaba con una fuente sagrada que era usada exclusivamente por el emperador.

También se encontraba atendido por unas doncellas conocidas como las Vírgenes del Sol. Estas mujeres eran criadas desde pequeñas en distintas artes y habilidades que usaban para entretener a los emperadores.

Leyendas Ecuatorianas

Nina era una de las Vírgenes del Sol residentes en Pumapungo y aunque estaba prohibido, se enamoró de uno de los sacerdotes del templo. Este par solía reunirse en las noches de luna llena en los jardines del lugar.

Cuando el Emperador se enteró de este hecho mandó a matar al sacerdote, pero prohibió que se informara a Nina de esto.

La doncella al ver que su amante no acudía a sus encuentros finalmente murió de pena moral. Se dice que hoy en día en las mismas noches de luna llena se puede oír su lamento entre las ruinas del lugar.

 El Guagua Auca

Se dice que el Guagua Auca es un demonio creado por el alma de un niño que nació y murió sin llegar a ser bautizado. Éste aterra a borrachines en los caminos a altas horas de la noche. Se manifiesta con un chillido incesante que desespera a cualquiera.

Los incautos sin saberlo buscan el origen del chillido hasta que encuentran lo que parece ser un niño envuelto en una manta. Más tarde las personas descubren como la fisionomía del supuesto niño cambia y se dan cuenta de que en realidad estaban cargando a un demonio.

Cuentan que muchos han sido encontrado muertos y con espuma en la boca como resultado del encuentro con el Guagua Auca.

Los orígenes de los Cañaris

Los cañaris eran una etnia que estuvieron asentadas a lo largo de las provincias de Azuay y de Cañar. El término cañari viene a ser descendientes de la culebra y la guacamaya, lo que da una pista sobre la leyenda que se ha formado acerca de sus orígenes.

Según cuenta, en aquellas tierras Pachamama mandó un diluvio que cubrió hasta la cima de la montaña más alta. Todo se destruyó y solo dos hermanos sobrevivieron, los cuales estuvieron viviendo en la cima esperando a que el nivel del agua bajara.

A punto de morir por hambre, los hermanos descubrieron una cueva en la que había comida. Al día siguiente volvieron y de nuevo apareció comida. No entendían como llegaba hasta allí, hasta que un día se percataron que dos mujeres con forma de guacamaya eran las que dejaban allí el alimento cada día.

Los hermanos y las guacamayas se enamoraron y tuvieron muchos hijos, siendo los primeros pobladores del Cañar moderno.

La condesa de la Loma Grande

Su historia presenta a una joven muy hermosa, esbelta, una dama de la aristocracia europea. Vivía en una villa en el barrio la Loma Grande, en el centro de Quito. Según detallan residentes de ese barrio, sus abuelos comentaban que la mujer salía los viernes por la noche a divertirse en los bares del centro histórico.

En el barrio la Loma Grande, aproximadamente en los años 1880 y 1890, todo es fiesta y jolgorio desde su llegada a las reuniones.  Todos le dicen «la condesa» y es tan bella que más de un galán quiteño se disputa sus favores, dice Ramos.

Sin embargo, lo terrorífico de la historia es que cada galán que empezaba a frecuentar a la condesa, desaparecía misteriosamente. Dice Ramos que acudían a su vivienda y eran asesinados por ella. «Cuando la mujer dejó esa villa, los nuevos residentes encontraron varios cuerpos enterrados en el jardín, lo que pensaron eran de los hombres desaparecidos.

La viuda del tamarindo

El relato surge en la etapa de la colonia, en el centro de la costa ecuatoriana; cuenta una historia de terror sobre espíritus y fantasmas. El origen del relato se da posiblemente en Manabí, aunque sucede en Guayaquil.

La historia cuenta que una mujer asesinó a su esposo español. El homicidio cometido condenó el alma de la viuda, quedando ‘maldita’ y confinada a vagar cerca de un árbol de tamarindo, por una hacienda en la Quinta Pareja, llorando eternamente por la memoria de su esposo.

Se dice que en los alrededores de la actual ‘Clínica Guayaquil’, en el barrio cercano al cementerio de la ciudad, las personas de esa época gustaban de beber y disfrutar de la diversión nocturna por la antigua hacienda. Muchos individuos en estado etílico vagaban por el lugar y notaban la presencia de una esbelta mujer vestida de negro.

Los hombres maravillados, se animaban a seguirla para poder cortejarla, ella los llevaba hacia un tamarindo añoso. Cuando estaban debajo del tamarindo, la mujer volteaba y se dejaba ver como una horrorosa calavera con un velo oscuro. Tras quedar impactadnos al notar su espeluznante presencia, caían al piso del miedo y botaban espuma por la boca, para morir después de pocos minutos.

El padre Almeida

Se dice que el sacerdote salía por las noches a tomar un trago de aguardiente, cada que tenía la oportunidad se escapaba y se dejaba llevar por las tentaciones del alcohol; el individuo saltaba de una gran torre y no se lo veía hasta la madrugada.

Pero una de las tantas noches, escuchó una voz a lo lejos que decía: «¿Cuándo será la última vez que lo hagas, padre Almeida?», el sacerdote incrédulo de haber escuchado respondió en alto pensando que se trataba de una alucinación «¡Hasta que vuelva a tener ganas de otro traguito!», o también hay versiones en las que respondió «Hasta la vuelta Señor».

Leyendas Ecuatorianas

Esa noche tras haber bebido en exceso, se encontró con una marcha fúnebre camino al cementerio. En la dicha marcha chocó con el féretro y al ver se dio cuenta de algo extraño, la persona que estaba en dicho ataúd era él mismo.

De pronto el sacerdote se espanta tanto que recobró los sentidos y la sobriedad. Fue corriendo hacia la iglesia y prometió a la imagen de Cristo que se encontraba que no volvería a tomar ni una gota de alcohol ‘nunca más’.