La cebolla

La cebolla es una planta de la que se consume el bulbo. Tiene un sabor y olor muy característico, siendo una de las hortalizas más cultivadas en todo el mundo.

Es un alimento muy antiguo, y entre sus capas esconde numerosas propiedades nutritivas y medicinales, es rica en minerales y oligoelementos (calcio, magnesio, cloro, cobalto, cobre, hierro, fósforo, yodo, níquel, potasio, silicio, cinc, azufre y bromo); y también en vitaminas (A, B, C y E).

La planta de la cebolla contiene esencias volátiles sulfurosas que le confieren su sabor picante tan característico; uno de esos componentes se disuelve con rapidez en agua y produce á́cido sulfúrico, de ahí que nos haga saltar las lágrimas cuando la cortamos.

La cebolla: Origen

El origen principal de la cebolla se localiza en Asia central, y secundariamente en el Mediterráneo. Hablamos de una de las hortalizas de consumo más antiguo. Tanto que las primeras referencias se remontan hacia 3.200 a.C. ya que fue muy utilizada por egipcios, griegos y romanos. Durante la Edad Media su cultivo se desarrolló con mayor fuerza en los países de la cuenca mediterránea, donde se seleccionaron las variedades de bulbo grande, que dieron origen a las variedades modernas.

La cebolla: Tipos

La cebolla

Cebolla dulce

Es la más común y también la más versátil en la cocina. Su color es amarillo tirando a marrón. Su gran presencia de azúcar la hace más dulce y por sus características es adecuada para freír y para asar.

Cebolla morada

Es la más suave de sabor, aunque tiene un deje picante, y es la más indicada para consumir en crudo, ya que además aporta un agradable color a tus ensaladas, sándwiches, ceviche o pastas.

Cebolla blanca

De aspecto parece más grande y su piel es más fina. En cuanto al sabor, posee un gusto más intenso y su textura resulta más crujiente, por lo que es perfecta para freír y para incluir en salteados.

Cebolleta

Su aspecto es largo y delgado y su sabor es más suave y dulce que la cebolla común amarilla común. Es muy adecuada para comer en crudo, ya que es jugosa y crujiente, y su tallo picado puede potenciar el sabor de otros plato

Chalota

Este tipo de cebolla es un clásico en la cocina francesa. Su sabor más delicado y suave hace que sea muy demandada para cocinar en platos en los que no se quiere restar protagonismo a los ingredientes principales, como mariscos o recetas elaboradas a base de huevo.

Beneficios

Buena para la circulación

Evita la formación de coágulos en la sangre, promueve la circulación sanguínea y ayuda a combatir las enfermedades relacionadas con una mala circulación.

Diurética

Favorece la eliminación de líquidos corporales, por lo que es muy recomendable en pacientes con insuficiencia renal, gota, cálculos renales o edemas.

Digestiva y depurativa

Favorece la digestión, al estimular el hígado, la vesícula y el páncreas aunque debería evitarse en casos de acidez estomacal. La cebolla es capaz de eliminar las toxinas y fermentos que se producen en el estómago tras la digestión.

Prevenir el cáncer de colon

El consumo elevado de fibra de todas las frutas y verduras ha sido asociado a un menor riesgo de cáncer colorrectal, por lo que la cebolla, muy rica en agua (representa cerca del 90% de su composición) y con su alto contenido en fibra, vitaminas y minerales (y un bajo aporte calórico) es de las más recomendadas para su prevención.

Prevenir el cáncer de próstata

Un estudio publicado por la revista del Instituto Nacional del Cáncer reveló que una poderosa asociación -positiva- entre la ingesta de vegetales allium y el cáncer de próstata. Descubrieron que que los hombres con un mayor consumo de vegetales allium -cebolla, ajos, cebolletas- tenían un menor riesgo de desarrollar cáncer de próstata.

Huesos fuertes y sanos

La cebolla

Que la cebolla contenga cantidades considerables de calcio, junto a su porcentaje de vitamina K, provoca que su consumo ayude al mantenimiento de los huesos y a la prevención de enfermedades óseas como la osteoporosis, comenta la especialista.

Enfermedades respiratorias

La cebolla contiene compuestos azufrados; su sustancia volátil al cortarla es lo que produce irritación en los ojos. Por ello, tradicionalmente, se usaba para las vías respiratorias por su efecto mucolítico y expectorante. De ahí el mito de la cebolla cortada en la mesa de noche para combatir procesos gripales.

Disminución del colesterol

Los compuestos azufrados, expone la especialista, ayudan a disminuir el colesterol y la presión arterial. Ana Molina recalca que aunque este beneficio se produce, no se ha llegado a establecer un dato conciso porque no se ha descubierto cuánto absorbe el cuerpo este compuesto.

Sueño y humor

El folato, una vitamina que se encuentra naturalmente en muchos alimentos (como la cebolla), puede ayudar a combatir la depresión mediante la prevención del exceso de formación de homocisteína en el cuerpo, ya que si se produce en demasía, interfiere con la producción de serotonina, dopamina y norepinefrina, que regulan no sólo el estado de ánimo, sino también el sueño y el apetito.

La cebolla: Valor nutricional

Fibras:

Las cebollas son una fuente de fibra, lo que contribuye a la ingesta de fibras solubles. El tipo de fibra presente en las cebollas puede reducir la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, insuficiencias cardíacas e infartos. Además, ayuda a reducir el colesterol, según la Federación española del corazón.

Vitaminas:

100 gramos de cebolla nos aportan el 11,5% de la dosis diaria recomendada de vitamina B6. Esto convierte a las cebollas en una buena opción para las funciones cognitivas y nerviosas, ya que la vitamina B6 ayuda al cuerpo a producir serotonina y mielina. Además, con una porción de cebollas, conseguimos el 5,9% de la ingesta diaria recomendada de ácido fólico y el 3,9% de la vitamina C que nuestro organismo necesita.

Minerales:

100 gramos de cebolla nos aporta el 8,5% del calcio que necesitamos a diario para tener huesos y dientes fuertes. Además, las cebollas también nos aportan manganeso.