Azrael, cuyo nombre significa “Quien a Dios ayuda”, es conocido como el Arcángel de la Muerte y está fuera del cielo por propia voluntad ya que eligió el cargo de separar el alma del cuerpo en los recién fallecidos para guiarlas al lugar que les corresponde según qué hayan hecho en su vida terrenal.

Como guía espiritual de un alma en el siempre inquietante tránsito de un plano a otro; infunde la comprensión de qué es la muerte y se asegura de que los demonios no tomen para su reino un alma que no vaya cargada de suficiente maldad; ya que para esas hay otros ámbitos de «segunda oportunidad»

Fue el primer ángel encargado de saber qué ocurría con las almas que no acababan de manera natural el el cielo. Así descubrió un lugar llamado Sheol, un miserable reino inferior al que después llegarían los ángeles caídos, convirtiéndose en el infierno.

  • En la tradición judía, donde se le llama Azriel, un fallecido tendrá una visión de él en función de cómo haya sido su vida: una mala persona lo verá como un ser horrible, mientras que para la buena será un perfecto arcángel.
  • Según la tradición islámica, cuando Alá lee el nombre de alguien que pronto morirá, Azrael (Izra’il) tiene 40 días para realizar su función. De igual modo, su presencia es percibida según la conciencia del fallecido, llegando a mostrarse acompañado de una serie de demonios encargados de atormentar al alma impura en el proceso del tránsito.

Yo soy Azrael, el Ángel de la Muerte… Yo no soy hermoso de la manera que lo es Miguel, ni tengo una corona de luz. Mis alas no son tan ligeras como el aire, ni son translúcidas como las de Rafael. Yo soy el ángel más oscuro. Yo eclipso todo aquello que sea luz. Mis ojos son un mar negro profundo chispeado de vez en cuando como una amatista, ¿todavía hay alguno que puede mirarme? …

Mi capa es tan negra como el cielo nocturno sin estrellas. El contorno de mi forma es como un gigante, alas del cuervo con las que, cuando las despliego, hago desmayar a otros ángeles. … Cuando mis alas se extienden totalmente; toda la luz se extingue excepto para la corona pálida azul que es mi vida y sirve para idear mi forma contra las sombras. Yo soy el eclipse de toda la vida… ¡Yo soy el que la mayoría temió entre todas las eras, todavía no el más temeroso! … 

Yo soy el proveedor y recolector de almas; recogiendo mi cosecha a lo largo del universo y sembrando las semillas de cada uno que se marchitó como una flor hacia otras tierras. Yo soy el Otoño de la Creación, y el Crepúsculo del Tiempo. Yo uno dos extremos en el desempeño de mi propósito; haciendo que cada espíritu llegue al extremo correcto, y que aquéllos que están perdidos entre los mundos, encuentren la manera de reunirse con sus familiares. 

El libro de Azrael, grimorio medieval.