Arcángel Gabriel ¿Quién es?

El Arcángel Gabriel, es el mensajero de Dios. Ángel encargado de realizar importantes anuncios tales como: la concepción de Jesús a la Virgen María. Su nombre significa literalmente “Dios es mi fuerza”.

Este arcángel junto al arcángel Miguel, es uno de los ángeles más importante tanto en las religiones abrahámicas como en la espiritualidad moderna de la Nueva Era.

El Arcángel Gabriel patrón de las salas de parto

Arcángel Gabriel

Al arcángel se le asocia con los recién nacidos y los niños. Su labor es instruir a las almas durante la gestación, para que puedan aceptar su cuerpo como el instrumento que las ayudará a llevar a cabo su papel en la tierra. Las instruye también a no olvidar que, sobre todo, son almas, y que esa es su verdadera esencia.

Por lo tanto, ayuda en la concepción de un niño y con la fertilidad. Gabriel también es conocido porque intercede y aboga para que los seres humanos puedan mantener o recuperar la inocencia, pureza y alegría que tuvieron durante sus primeros años de vida.

El Arcángel Gabriel patrón de los medios de comunicación

Por otro lado, también se le identifica con los medios de comunicación por su papel de mensajero en las escrituras. Inspira a los seres humanos en las comunicaciones de todo tipo, como la televisión, Internet y el cine.

Día del Arcángel

La fiesta de Gabriel fue incluida en el calendario romano en 1921, para ser celebrada el 24 de marzo, el día antes de la fiesta de la Anunciación.  En 1969, la fiesta de Gabriel Arcángel fue cambiada al 29 de septiembre para una celebración combinada con los Arcángeles Miguel y Rafael.

Oración al arcángel Gabriel

«Oh glorioso Arcángel San Gabriel, llamado fortaleza de Dios, príncipe excelentísimo entre los espíritus angélicos, embajador del Altísimo, que mereciste ser escogido para anunciar a la Santísima Virgen la Encarnación de divino Verbo en sus purísimas entrañas: yo te suplico tengas a bien rogar a Dios por mí, miserable pecador, para que conociendo y adorando este inefable misterio, logre gozar el fruto de la divina redención en la gloria celestial. Amén.