Beneficios de tocar un instrumento musical: Hacer música es decir, interpretar un instrumento– produce aún más. Y es que cuando alguien toca un instrumento no solo está escuchando música, sino que además pone en acción su mente y su cuerpo, de manera que esta práctica se convierte en un entrenamiento en múltiples sentidos. En particular, a nivel cerebral.

Cuando alguien escucha música, el cerebro separa los elementos que la componen (melodía, ritmo, armonía, etc.) y luego vuelve a unirlos para producir una experiencia musical integrada. Algo que sucede, desde luego, en brevísimas fracciones de segundo. Pero cuando la persona toca un instrumento, las áreas del cerebro involucradas son muchas más, y trabajan.

Beneficios de tocar un instrumento musical

Entonces, con la práctica de la música, las partes del cerebro que más trabajan son las cortezas visual, auditiva y motriz. Aumenta el volumen y la actividad en el cuerpo calloso, el haz de fibras nerviosas que unen el hemisferio derecho y el izquierdo, dado que al tocar un instrumento se ven favorecidos el desarrollo y la salud de ambos. Todo esto es aún más notorio cuando quienes hacen música son niños.

Promueve el bienestar emocional

El contacto con instrumentos y juguetes musicales ayuda a promover la sensación de bienestar emocional en los niños. Al disfrutar de la música mediante su práctica, los pequeños liberan energías reprimidas y se sienten mejor consigo mismos.

Este efecto resulta particularmente beneficioso para los pequeños que suelen frustrarse con facilidad o que no saben verbalizar sus sentimientos. Las melodías y canciones se convierten en uno de sus principales recursos de expresión y comunicación.

Mejora las habilidades cognitivas

Tocar un instrumento musical en la infancia tiene efectos importantes sobre el desarrollo del cerebro y el fortalecimiento de las habilidades cognitivas. Los niños que tocan guitarra, tambores, pianos o cualquier dispositivo musical tienen mejor concentración y capacidad para resolver problemas.

A su vez, la música estimula la actividad de las neuronas y las vuelve más eficientes en la transmisión de señales. De este modo, con el tiempo, conduce a un pensamiento más rápido y una mejor memoria. Además, favorece el desarrollo del pensamiento crítico y lógico y estimula las áreas cerebrales que se relacionan con las matemáticas.

Refuerza las habilidades del lenguaje

La relación con la música desempeña un papel muy importante en el desarrollo de las habilidades lingüísticas de los niños. Tanto los instrumentos musicales como las letras de las canciones les pueden ayudar a:

  • Ampliar su vocabulario.
  • Hacer un uso correcto de la lengua.

Promueve habilidades sociales saludables

Las personas que aprenden a tocar un instrumento musical en la infancia tienen más facilidades para relacionarse en su entorno social. Dado que la autoestima y autoconfianza del niño se fortalece, siente menos temor al estar en contacto tanto con adultos como con otros niños.

Por otro lado, cuando por ejemplo comparte este talento con sus amigos, aprende del trabajo cooperativo y del juego asociativo. Si los pequeños juegan a “la banda” descubren juntos la magia de la música y aprenden a resolver diferencias y trabajar juntos.

Agudiza la capacidad auditiva

Dado a la gran variedad de tonos que un instrumento puede producir, quien se dedica a tocarlo va adquiriendo nociones para diferenciarlos.

En su máxima expresión es lo que conocemos como oído absoluto, una habilidad que solo pocos poseen. Sin embargo, ir aprendiendo a educar el oído resulta beneficioso al experimentar una mayor capacidad auditiva.

Fomenta la creatividad

Los instrumentos musicales son un excelente recurso para estimular la creatividad y curiosidad en los niños pequeños. Cuando improvisan en su flauta, xilófono o guitarra, fortalecen ese área cerebral que les permite innovar y crear en cualquier otro ámbito.

Desarrolla habilidades motoras gruesas y finas

Para rasgar las cuerdas de una guitarra o mantener la coordinación al tocar el piano o los tambores se necesita un buen ejercicio de las habilidades motoras gruesas y finas. De hecho, cualquiera que sea el instrumento requiere de estas facultades.

Por eso, al tocar un instrumento musical en la infancia, los menores consolidan algunas de sus capacidades motrices y descubren cómo coordinar sus extremidades para crear música. Además, aprenden a controlar sus músculos y movimientos, pues muchos instrumentos así lo requieren.

Cerebro sano

Más allá de la infancia, hoy sabemos que nuestros hábitos condicionan la forma en la que envejecemos. Fumar, el abuso de alcohol, el sedentarismo, la obesidad o un estrés psicológico continuo son factores que aceleran el envejecimiento de nuestro cuerpo.

Tocar un instrumento, al contrario, reduce el riesgo de padecer una demencia o un deterioro cognitivo en la vejez. Al igual que conserva el cerebro unos cuantos años más joven y evita que muchas de nuestras capacidades mentales se vean afectadas por la edad. Así, los músicos mayores, con décadas de práctica instrumental, muestran una pérdida menor de memoria o velocidad mental.

Pero no hace falta una vida enteramente musical para experimentar estos beneficios. Las personas mayores que comienzan a tocar tarde, en la vejez, también tienen un menor declive. Con estos datos, parece que no existen excusas. Nunca es tarde para comenzar con una vida mental activa.

Beneficios de tocar un instrumento musical

Las personas se adentran en la música porque con ella disfrutan, se enamoran o se sienten parte de una comunidad. Sin embargo, implicarse en ella podría tener el efecto (no buscado) de potenciar nuestras capacidades cognitivas y protegerlas del paso del tiempo. Sin pretenderlo, la música transforma dos de las cosas que más nos fascinan del ser humano: nuestro cerebro y nuestra mente.