La vida es un sin-cesar de situaciones que nos suceden. Cada circunstancia nos revela algo: una novedad o una repetición. Imaginemos: cada instante que vivimos es una imagen, un poema, una canción, un movimiento. En todo esto existe el arte.

Cada sensación que nos atraviesa podemos abrazarla, aceptarla para transformarla. ¿Por qué guardarnos todo eso que pasa adentro?Es decir. ¿Por qué no convertirlo en algo nuevo? En un regalo al universo, a mí y al otro. Nacemos, crecemos, vivimos, en una sucesión de hechos que nos modifican y ahí los dejamos, en nuestra jaulita de emociones. Recuerdos y recuerdos que se tatúan en nuestro cuerpo, que acarician o rasguñan. Nos volvemos acumuladores de memorias. ¿Por qué? Si podemos hacerlos eternos, libres, soltarlos a volar.

Somos una gran máquina de hacer pájaros, tenemos la maravillosa capacidad liberadora: podemos crear.

Transformar una idea, en mensaje. Un instante, en expresión. Y sobre esto trata la invitación que vengo a proponerles esta vez. Dice en su canción Gustavo Cerati: “Todo me sirve, nada se pierde. Yo lo transformo”.

Transformemos el mundo en una gran obra de arte colectiva. Llenemos de colores, sonidos y danzas las calles. Y si con mis palabras no les he convencido, voy a darles siete beneficios concretos que seguro, cautivarán:

el arte

El arte: 7 beneficios

Nos desestresa.

Cuando realizamos una actividad artística liberamos tensiones, a la vez que desconectamos el cable que nos une cotidianamente a la realidad. Por lo tanto. Al proponernos crear, ponemos en juego nuestra capacidad de des-automatizar todo aquello que nos ocurre y de tan reiterativo, casi no lo percibimos. Es decir. Lo ponemos frente a nosotros, lo tomamos y de eso, expresamos. Toda tarea artística requiere reflexión, imaginación y producción. Por lo tanto. En este procedimiento canalizamos todas las tensiones internas para traducirlas en algo nuevo. En definitiva. El arte es canalizar: Con colores, con sonidos, con movimientos, con palabras.

Estimula la inspiración.

¿Cuántas veces hemos vivido la sensación de tener algo adentro que nos aprieta pero no sabemos cómo exteriorizarlo?. Como resultado. Todo lo que oprime, ahoga. En otras palabras. Nos anula la capacidad expresiva. Pues, “hacer arte” ejercita nuestro lado creativo, estimula la mente y el espíritu. Una vez que comenzamos a practicar esta clase de estímulos, nos sumergimos en un río que fluye desde adentro, hacia afuera, abriendo puertas y ventanas. Cada sensación, sentimiento o idea que sale, nos da espacio para purificarnos y volver a llenarnos de cosas nuevas.

Aumenta el autoestima

Realizar algo propio siempre colabora en nuestra autoestima. Solemos cometer el error de dejarnos a nosotros mismos para después. Pareciera que no tenemos tiempo para mirarnos, ver nuestros aciertos y errores. Aciertos para valorarnos, errores para perdonarnos y aprender. Tomarnos un rato para inspeccionar nuestro interior y nuestro entorno, trabajar con eso y producir, nos permite tomar conciencia de lo que somos capaces de hacer. Una obra propia es amor hacia uno mismo, es el resultado de una búsqueda y experimentación. Nos aceptamos y nos queremos.

Nos conocemos a nosotros mismos y expandimos nuestro círculo social.

Cuando conocemos algo nuevo y positivo de nosotros mismos, suele ocurrir que nos dan ganas de mostrarlo, de mostrarnos en esa versión que nos encanta de nosotros. También nos da ganas de conocer a los demás y ver sus propias versiones de la creación. El arte es un motivo para compartir. Compartir lo creado o crear en conjunto. No hay nada más armonioso que ver un grupo de bailarines danzando, expresando en sincronía. Siendo individuales, nos unimos en un todo, con un mismo fin y una misma pasión. El arte es encuentro. Es compañía y también es sana soledad.

Practicando arte, proyectamos.

Realizar actividades creativas nos abre un mundo de sensaciones. Cuando llevamos un tiempo invirtiendo energías en experimentar sobre un tema, vamos adquiriendo logros y respuestas que antes no existían y este huracán de introspección y autoconocimiento nos invita constantemente a generar cosas nuevas. Vivenciar situaciones propias o conocer las de los demás. Sumergidos en este mar de entusiasmo e interés, nace de nuestro ser la voluntad de continuar, imaginar y proyectar nuestro presente y futuro.

Innovamos

De esas proyecciones que acabamos de nombrar, resulta -necesariamente- inevitable el surgimiento de cosas nuevas. Cuando nos encontramos inmersos en el mundo creativo, no hacemos más que innovar. El arte como comunicación, como creación, es la multiplicidad de procesos posibles para traer al mundo, algo desconocido. Sea en la forma que sea, una obra, siempre será única e irrepetible en esencia.

Importante para los ñiños

Finalmente, las actividades artísticas son de mucha importancia en el desarrollo de los niños. Ser pequeño significa una continua novedad. Seres nuevos, aún sin el agobio de la desbordante información. Todo es desconocido y todo necesita experimentarse. Sus capacidades imaginativas están a flor de piel, listas para manifestarse. Sin mencionar el escape que representa, correr la cara de la televisión o los video-juegos por un rato para ejercitar sus propias fuerzas creadoras. Por todo esto, la niñez es un momento maravillosamente especial, para que un individuo desarrolle diferentes capacidades expresivas.

El arte: ¿Que es?

El arte es el gran pulmón del universo. Estar exento de ese mágico mundo en el que todo es posible, puede terminar apagándonos, oscureciéndonos en ese salón oscuro donde depositamos todas las sensaciones. Para resumir. Realmente, me llena de gratitud y esperanza, imaginar que con mis palabras, alguno de ustedes se sintió invitado a pasar los umbrales de la creación. ¡Entren! Sin miedo alguno. En otras palabras. Busquen cuál es su forma de expresión. Para resumir. Nada se pierde, todo se transforma.