En nuestros días parece ser recurrente la afirmación de que en la actualidad las personas somos más inmaduras. ¿Por qué somos más inmaduros? ¿De dónde proviene esta aseveración que se repite tan a menudo y que cuenta tanto para jóvenes como adultos, varones y mujeres? ¿Cómo podemos entender la madurez e inmadurez desde la psicología? ¿Qué significa que una persona sea madura? ¿Qué diferencia a nuestras generaciones respecto de la de nuestros padres y abuelos mayores de 60 años? ¿Somos realmente inmaduros?

Si miramos a personas de 60 años en adelante, parecería que ellos tomaron decisiones personales como mayor determinación que en nuestra época. Nuestros padres y abuelos pertenecen a generaciones donde las parejas se formaban en la juventud para convivir toda el resto de la vida, formando un grupo familiar sólido. Así como también, en el mejor de los casos consiguieron oficios que practicaron de por vida. Suele pasar que cuando hablamos con nuestros mayores, podemos sentirnos inmaduros. Aun estando realizando proyectos personales, como ser el estudio, el trabajo y las relaciones de pareja.

¿Que es la madurez?

Ahora bien, la madurez no alude propiamente a la edad. Se puede ser una persona adulta muy mayor y aún así no haber forjado madurez en la personalidad. A la vez que cantidades de jóvenes logran tempranamente una gran madurez emocional.¿Qué entendemos por madurez? Si nos referimos a una persona madura, diremos que es aquella persona autosuficiente que apunta a su realización. ¿Pero a qué llamamos realización? La realización personal refiere a, proponerse metas concretas, consolidar proyectos, tener un horizonte que guíe los propósitos de cada persona. La realización personal se da tanto en el plano social amplio. Como lo es el trabajo, la profesión, y las distintas actividades sociales. Como también en el plano afectivo, es decir las relaciones de pareja, familiares, amistad.

Llamemos madurez entonces a la tendencia a esta autosuficiencia que se pone en función de concretar la realización personal. Y en oposición a esta encontramos a la inmadurez. Es decir, tropezar insistentemente con la piedra de los problemas que dejan a la persona por fuera de su realización tanto social como afectiva.

Matriz cultural diferente

Situémonos ahora en nuestra época, a ver qué nos pueden decir en materia de madurez-inmadurez. Por empezar se puede decir que las estructuras familiares no son tan rígidas como antaño.

Sino que por el contrario, las familias ensambladas son más bien el modelo de época. A la vez que la relaciones de pareja prolongadas y los matrimonios ya no son exclusividad del vínculo heterosexual.

Como tampoco la durabilidad es el modo estándar de relación de pareja. Así también, se han multiplicados los géneros sexuados reconocidos legalmente. Al clásico binomio masculino-femenino, ahora se le suman los trans género. Las formas de la institución familiar es nuestra época es muy diferente a la de antaño. Por otro lado, estamos atravesados por la revolución comunicacional de las redes sociales. Es importante pensar que la gran novedad del siglo XXI es la internet y el celular en conjunto. La matriz social de la cultura en la que hoy vivimos definitivamente no es la misma.

Volviendo ahora con nuestros mayores, podemos decir respecto de ellos que si bien los caracteriza una sólida determinación en sus decisiones de vida, en lo social y en lo afectivo, las mismas también son muy conservadoras, ya que, como se dijo, mayormente se prolongaron de por vida, es una constante de estas generaciones. Vale decir también que aun siendo una tendencia conservadora, importará el caso por caso, para determinar si esas decisiones se han correspondido o no con los logros personales, y por ende si es o no una decisión madura.

¿Realmente somos más inmaduros?

Es tentador dar siempre una respuesta acabada y concreta. Pero importa el caso por caso.

En lo que respecta a las generaciones no tan mayores, jóvenes y adultos, deberíamos preguntarnos si realmente estamos siendo personas maduras, apuntando a un horizonte personal, más allá de las diversas posibilidades que tenemos hoy en día para realizarnos. Porque así como se han multiplicado las posibilidades de desarrollo personal y en pareja, muchas veces las personas tienden a aquietarse ante la diversidad de posibilidades que existen en la realidad actual.

Podemos preguntarnos también si podemos establecer relaciones que valen la pena a pesar de la nebulosa en la que nos sumergen las redes sociales, y que tienden vaciar de contenido las relaciones. Ya que hoy la mayoría de nuestras relaciones se encuentran mediatizadas por estas tecnologías. En la actualidad debemos planteárnoslo, si podemos sobrellevar realmente estos cambios en las relaciones personales y a la vez construir un horizonte personal que permita realizarnos como persona.