El lenguaje, es uno de los inventos más complejos que nuestra especie ha creado. Desde las señas y gestos, hasta las palabras, el habla y los mensajes de texto. El lenguaje nos ha permitido ser una sociedad, y avanzar como tal. En este articulo te demostramos escuchar vs. oir con la intensión de que veas que no son sinónimos.

Por ende es de lo más común que problemas sociales se susciten a raíz de fallos en la comunicación. Ya sea por no escuchar lo que nos dicen, por escuchar mal o por interpretar mal.

La tecnología ayuda a muchísimo a comunicarse desde las llamadas telefónicas hasta los whats app, podemos comunicarnos casi instantáneamente con cualquier persona del mundo en cualquier momento. Pero esta forma de comunicación también tiene sus bemoles.

Escuchar vs. oir: Malos entendidos

¿A quién no le paso estar enviando un whatsapp y que la otra persone imagine el tono de voz que utilizaríamos si estuviéramos charlando cara a cara y se ofendió o no le gusto? Es evidente que la interpretación y el conocimiento sobre la otra persona construye esa falta de información acerca del mensaje que recibimos, pudiendo no ser la correcta a veces.

Lo mismo puede ocurrir cuando charlamos cara a cara con alguien. Ya sea con nuestra familia, pareja o amigos, siempre es importante estar atento a lo que nos dicen. Cualquier malentendido puede resultar en una pelea o discusión que, si venimos de un día agotador, puede resultar en un desastre.

Todo depende de cómo vengamos predispuestos para la conversación. La sugestión de lo que nos sucedió durante el día o lo que venimos viviendo, puede hacernos perder los estribos, estar calmos, entender fácilmente o no prestar atención a lo que nos dicen.

Escuchar vs. oir

Reacciones

La mayoría de las peleas de pareja se dan en este contexto. Nos hablan, y estamos absortos en nuestros pensamientos. Eso puede ocasionar varias reacciones:

  • La mejor: La pareja entiende que estamos pensando en otra cosa, se preocupa por nosotros y nos pregunta que es, dejando de lado su relato. Nos sentimos agradecidos, le contamos lo que nos sucede, charlamos el tema y luego somos nosotros mismos quienes preguntamos por lo que estaba contando antes.

(No se ilusionen, esto no sucede a menudo.)

  • La del medio: La pareja se da cuenta de que no la estamos escuchando, se ofende por eso y le respondemos que nos sucede algo. Escucha el problema, lo charlamos y luego del reclamo continuamos con su relato interrumpido.

(Las variables de esta opción suelen ser varias: Puede enojarse más o menos o el reclamo puede variar en su tono e intensidad).

  • La peor de todas: La pareja comienza a relatarnos su día y nosotros no solo no escuchamos, sino que pretendemos hacerlo y le contestamos algo que nada tiene que ver con lo que hablaba. Se enoja, se ofende, y comienza la tormenta. Esta misma puede incluir: reclamos de falta de atención, reclamos antiguos que jamás fueron atendidos o si, pero que aun duelen. Palabras hirientes que no vuelven para atrás y hasta una posible excursión somnífera al sillón.

(Esta es la reacción a evitar, se recomienda sinceridad absoluta, dosis de amor y comprensión y sobre todas las cosas, cortar la charla a tiempo y bien si es que no vamos a escucharla).

Escuchar vs. oir: Diferencias

Todas estas opciones son muy comunes a la hora de oír lo que nos comentan. Escuchar es muy diferente. Cuando escuchamos a alguien, no debemos ni siquiera hablar con nosotros mismos mientras lo hacemos. Cualquier detalle perdido puede desencadenar algunas de las 2 últimas reacciones mencionadas. Debemos prestar suma atención a la otra persona, mirarla a los ojos o a cualquier lugar que nos dé un aire reflexivo o de comprensión. Es importante siempre preguntar durante la charla algunas cosas para demostrar que realmente nos interesa el tema que estamos hablando.

Es muy fácil para cualquiera de nosotros, darnos cuenta de que la otra persona esta, en realidad, pensando en cualquier otra cosa que no somos nosotros. Con un simple gesto. O la mirada equivocada. Podemos dar a entender a la otra persona que no nos interesa en lo más mínimo lo que sea que nos está contando.

Estos gestos a evitar pueden ser los desencadenantes de nuestra desgracia. Dentro de ellos podemos encontrar las miradas perdidas, una rápida observación del reloj (Y si, el celular también cuenta), un bostezo, y un estiramiento de músculos, entre otras.

Lo mejor que podemos hacer, es ser sinceros. Cuando no nos sentimos bien o a gusto con una situación, podemos comunicarlo con respeto y amabilidad. Siempre debemos de tener presente, que haríamos nosotros en el lugar de la otra persona y tratar de ser lo más amable posible. Después de todo, le estamos diciendo que se calle ¿o no?.