Por favor, gracias y permiso: palabras olvidadas – Educación, todos creemos tenerla, pero pocos la conocemos en realidad.

Enfocados en el trabajo, dispersos, con el tiempo justo para llegar a todos lados.

por favor

Quizá entre tanta velocidad, entre el apuro por lograr culminar con todas nuestras labores diarias, estamos olvidándonos que vivimos en una sociedad.

Juntos, compartiendo el bus, el estacionamiento, las plazas, los parques, el súper, las tiendas, el cine, etc.

Cuando somos padres comenzamos a darnos cuenta que, los ejemplos a seguir de nosotros hacia ellos, deja mucho que desear. Basta con tomar un bus, ir a la tienda de la esquina o en el mismo trabajo. En todas partes vemos atónitos, cómo la cortesía , la amabilidad y las buenas costumbres han desaparecido, casi por completo.

Somos los responsables absolutos de que las nuevas generaciones no tengan la educación mínima indispensable para convivir en este gran espacio, llamado sociedad.

Entrar a una tienda y no saludar a quiénes nos van a atender, es moneda corriente. No pedir permiso en el bus, y aplastar a todos a nuestro paso para llegar a acomodarnos como nos venga en gana, es inadmisible. Llegar a la mesa de informes y tratar de pasar primeros, sin tener en cuenta a los demás en la fila, pasa tan a menudo que ya creemos que es lo correcto.

Nos hemos olvidado por completo de ser humanos, nos estamos convirtiendo en ‘entes’ que sólo comen, duermen y van a sus trabajos de mala gana y derribando a todos a nuestro paso.

La tecnología ha causado un impacto nefasto en los jóvenes, ( y no tan jóvenes); porque caminan, piden la comida en la tienda, pagan impuestos y hasta se relacionan con el celular en la mano; Haciendo más imposible las reglas educativas; ya que, al estar concentrados en la pantalla, no registran a las personas de carne y hueso a su alrededor. Por lo que, avanzan en las filas; toman un taxi, tratar de caminar más deprisa en la calle y no se molestan en pedir permiso, saludar correctamente; agradecer por la atención o consultar por favor, por una calle a un transeúnte.

Lamentablemente, son los niños los que absorben esta nueva modalidad; y teniendo en cuenta la gran cantidad de niños que nacen año tras año, no es difícil imaginar; a dónde llegará esta paranoia actual de mala educación y falta de respeto al otro.

Pero no todo está perdido; ya que he dicho al principio que aún existimos muchas personas que nos agrada pedir permiso; dar las gracias y pedir por favor; Y si existimos nosotros, también pueden existir más.

Pongamos la atención en lo que soñamos para nosotros mismos, y transmitamos a otros ese sueño; Interactuando con optimismo, enseñando al que no pudo o no supo aprender correctamente. Valorando la raza humana; poniendo la fe y la fuerza en ayudar a quienes no saben querer al prójimo, a que se superen a sí mismos y lo logren.

poniendo la fe y la fuerza en ayudar a quienes no saben querer al prójimo, a que se superen a sí mismos y lo logren.

Nuestros hijos, nuestros vecinos, los compañeros del trabajo, las personas que atendemos a diario; En cada sitio al que vamos, hospitales, florería, subtes, caminando por el parque; Demos el ejemplo, que otros se contagien y contagien a otros.

Y no dejemos que las modas tecnológicas, nos quiten el placer de vivir civilizadamente, escuchando en cada rincón del mundo: permiso, por favor y gracias.