El perfume: Todos los libros te marcan, pero había algo especial en este. Algo que en su momento me obsesionó. Hablaba de los perfumes.

Quedé totalmente enceguecida por lo que me hizo sentir y quise adquirir un olor, una esencia. Cerré la última página y me dije: «voy a comprarme un perfume, voy a pertencer a un perfume».

el perfume

A lo largo de mi vida había usado varias lociones y distintas fragancias. Colores pasteles, aromas vivaces, florales, cítricos, envases con tapas extrañas de todo tipo. No me ponía a pensar si reflejaban algo de mi personalidad, ni me parecía importante que alguien te recuerde por esto. Simplemente me gustaba salir perfumada.

El aroma era rico. La mayoría de veces no duraba mucho porque mi piel la rechazaba y en pocas horas seguía igual que antes.

Recuerdo que un día subí a un micro para visitar a mi familia, y al sentarme en el asiento compartido me paralicé. Sentí a mi abuela que ya no estaba. Seguramente era por ver que al lado mío se sentaba una señora que hubiera tenido su edad.

Lo impredecible fue que sin pensarlo, la miré y le pregunté que perfume usaba:

“Mary Estuart”, contestó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, era su perfume. Y con él las tardes de a dos, su abrazo, era todo, en sólo una inspiración.

Todos tenemos en la memoria algunos momentos importantes de la vida, y aunque puedan faltar partes, las completamos con la mente. Pero pensar un aroma nos puede hacer recordar una situación con todos sus detalles, o viceversa. Al sentirlo, podemos transportarnos a ese instante preciso, más que cualquier recuerdo del pensamiento. El olor a pasto cortado, la comida de mi infancia, el perfume de mi mamá… podría decir que mi cerebro al pensarlo me lo trae y recurre al recuerdo a través del olfato.

Un perfume que solo no es nada y con vos es todo. Ese cruce de estados, entre la piel y la mezcla de flores, esencias o piedras, se empapa en tu cuerpo y desprende algo de vos hacia algún otro, lo que me parece fascinante.

El resultado, ese aroma que se irradia mixto, empieza por el perfume y te invade creando un perfume nuevo.

Se dice que los perfumes son poco accesibles, no todos lo son, y cada uno tiene una historia, un cuento, y no muchas veces leemos la etiqueta de la caja para conocer que elementos generan esa magia. Son imagen y semejanza de la persona a la que nos hace acordar, porque nosotros ya no podemos oler nuestro perfume. Ya es parte de nosotros, y potenciamos el sentirlo en un otro.

Los precios elevados en algunos casos, dependen de los complejos procesos para crearlos. El proceso de destilación, separa por evaporación los sólidos de los diferentes componentes en la mezcla y el vapor de agua arrastra los elementos aromáticos. Si hablamos de lociones cítricas, se usa la expresión, donde se exprimen las esencias de su corteza después de separarlas del fruto.

También se fabrican por maceración, el proceso más antiguo y costoso. Imaginen que los pétalos se recogían a mano y se ponían en una capa de película de grasa animal hasta la saturación de las grasas.

La elaboración puede tardar hasta años, sólo por obtener el sabor exacto de los objetos, captar algo que no existe y existe a la vez.

También hay infinitas opciones para elegirlo. Según la cantidad de esencia que contenga, la fragancia puede ser colonia, con un 2% y un 4% de esencia, un perfume con un 21 a 25%, pasando por el agua de colonia de un 5% o el agua de perfume con 13% y 20%.

Cada caso tiene su historia y su secreto.

Los perfumes de jazmín sólo se extraen al amanecer, antes que el sol agote su olor. Se necesitan para obtener un kilo de jazmín puro, de 2 a 4 toneladas de flores.

Podríamos decir que cada fragancia es un arte en sí, una obra minuciosa de una pincelada que queda en el aire. Una fusión tan precisa, que se basa en ir creando aromas con cantidad exactas, con mezclas como si fuera un plato perfecto de algún chef.

Algo tan simple como elegir un perfume, de repente se hace tan interesante, que lo importante es darnos cuenta de quiénes somos, cual es nuestro espíritu y luego elegir algo que nos acompañe o que nos recuerde a esa experiencia que nos marcó.

Un corte de pelo, una vestimenta, un perfume. A diferencia de la ropa, es atemporal y puede ir cambiando a medida que vayamos mutando en nuestra vida ¿No pensaste que un cambio de perfume es incluso más interesante que un cambio de look? Tu pelo marca lo de afuera, pero cortar con una fragancia floral para pasar a una cítrica, marca tu “esencia”.

Para terminar, un fragmento de “El perfume» de Patrick Suskind:

Si te quedaste pensando… investiga un poco más sobre este tema, fíjate que elementos van con vos y te aseguro que la próxima vez que elijas una loción, va a ser toda una experiencia.

“Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella.”