Cuanto más le das a tu bebé, más te devuelve. Hay pequeños momentos de pura alegría cuando él te sonríe o te mira seriamente a los ojos. Es maravilloso descubrir de nuevo el mundo a través de los ojos de un niño que lo ve por primera vez. Hay paz en saber que todo lo que necesita es tu presencia, solo tus brazos le devolverán la calma. Aunque muchos así lo creen, la crianza con apego no es en absoluto un nuevo fenómeno. Tampoco es sólo una variación de la maternidad / paternidad. El apego en la crianza de los hijos tiene una base teórica sólida en una de las teorías más ampliamente aceptadas de la personalidad y el desarrollo social en toda la psicología, a saber, la teoría del apego de Mary Ainsworth y sus colegas.

Durante los últimos 30 años, la teoría del apego se ha convertido en la pieza central de una extensa investigación sobre personalidad sana, relaciones e incluso desarrollo ocupacional. La terapia de pareja basada en la teoría del apego, por ejemplo, se muestra como una manera muy efectiva de ayudar a las personas a reparar las relaciones dañadas.

Crianza con apego: La teoría del apego

La teoría del apego enfatiza la naturaleza de la relación entre los niños y sus cuidadores (generalmente los padres). Tiene sus raíces en las observaciones hechas por psiquiatras en la Segunda Guerra Mundial, que señalan el deterioro del desarrollo físico, psicológico y social de los niños en hospitales y orfanatos que estaban separados de sus padres. Después de reconocer que estos niños no sólo necesitaban comida, sino contacto físico, los cuidadores notaron grandes mejoras en su desarrollo. Los psicólogos clínicos pasaron a proponer teorías del desarrollo de la personalidad llamadas «relaciones de objeto» que enfatizaban estos primeros vínculos madre-hijo.

crianza con apego

Crianza con apego: En que consiste

La Attachment Parenting International (API) identifica estos siete principios:

1. Lactancia / leche materna

La leche de una madre humana es el alimento óptimo para los bebés humanos. En el caso de que exista la alimentación complementaria con mamadera, ésta debe imitar tantos aspectos de la lactancia materna como sea posible.

2. Sensibilidad

Responda con sensibilidad a sus hijos. De esta manera, el niño entenderá que su cuidador estará disponible siempre que necesite de él.

3. Colecho

Evitará que experimente la angustia de separación que algunos niños sienten por las noches. De esta manera todos los integrantes de la familia dormirán más y descansaran mejor. Además, el colecho (derivado del término inglés co-sleeping) permitirá que el niño amamantado acceda a la teta fácilmente cuando lo desee.

4. Tacto

Use el contacto físico para vincularse con el bebé. Los portabebé o los brazos harán sentir al bebé seguro, protegido y menos estresado.

5. Presencia

Es fundamental asegurar una paternidad consistente por un cuidador primario o un sustituto entrenado y sensible. Entender que el niño nunca llora “por capricho” sino que es su forma de manifestar que algo necesita. Los bebés no manipulan mediante el llanto, es su modo de comunicarse.

6. Amabilidad

Use la disciplina positiva renunciando al castigo corporal. Evite las recompensas y los castigos.

7. Equilibrio

Equilibre sus necesidades con las de su hijo.

Cabe señalar que nadie lleva a cabo perfectamente todos los ítems, ni tampoco hay que suscribir a todos ellos para beneficiarse de estos principios. Estas son simplemente directrices que pueden servir para tomar buenas decisiones. Hay familias que difieren en muchos aspectos de estos principios, y no hay una «policía de apego» que revoca su membresía si ellos atrapan a su hijo dormido en su propia cama. Además, la crianza no es, contrariamente a la creencia popular, un estilo de crianza sólo para las personas que son ricas o cuyos padres pasan mucho tiempo en casa, ni para las personas con una cantidad anormal o sobrehumana de paciencia. Es para personas de todos los sectores que buscan ser gentiles y que creen que un adulto independiente es aquel a quien se le permitió formar una sana dependencia y apego a su cuidador en sus años de crecimiento.

“El tiempo de tener a su bebé en brazos,
junto al pecho y en la cama es muy corto
en relación con la vida total de su hijo.
Aun así, el recuerdo de su amor y disponibilidad,
duran toda una vida”.

W. y M. Sears.