Mentiras que dañan nuestro funcionamiento mental: Espacios en blanco, imágenes difusas, un rayo partiendo las creencias de una vida entera, y comenzar a entender de una vez por todas.

Reconocer el sentido de la vida nos puede llevar a estar del lado correcto para vivirla en plenitud; sin dejar de cometer errores elementales para continuar evolucionando y convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.

mentiras

Pero ¿qué hay de aquellas enseñanzas y creencias que nos otorgan de pequeños?

Aquellas costumbres que nos hacen presentarnos ante nuestra vida, para limitarla y apartar nuestro enfoque decisivo de un futuro elegido.


Las creencias religiosas

 entre otras tantas costumbres, nos encaminan hacia una experiencia ajena, que nos imponen como propia, desbaratando cualquier pensamiento personal que queramos tener y no permitiéndonos creer por nuestros propios medios.

Los posicionamientos políticos

también forman parte de una experiencia, pensamiento y vivencia personal; que no es correcto trasladar a nuestra prole; dejando que cada quién mire hacia el lado que más le apetezca y saque conclusiones según su razonamiento, intereses y visión personal.

La sociedad toda es su conjunto, queriendo imponer sus “verdades”, basadas en varias experiencias idénticas; pensamientos idénticos e intereses idénticos, religiosos, políticos y hasta educativos.

Pero para quienes creemos en la vida como un camino único, con variaciones exquisitas, con miles y miles de opciones y oportunidades para desempeñarnos en lo que elijamos; para expresarnos de acuerdo a las circunstancias que nos tocan vivenciar; cada pensamiento, experiencia, situación y vivencia ajena, es sólo eso, ajena; Y no podemos tomar lo vivido por otros, como una verdad o realidad conjunta, sino; que debemos tener experiencias personales, pensamientos, razonamiento y vista personales.

No significa entrar en polémica con el significado de la empatía, porque es sabido que, entender el posicionamiento ajeno, las circunstancias y situaciones que le toca experimentar a otros; nos hace enfocarnos en lo humanos que debemos ser, nos hace compartir con los demás las penas y victorias y aprender; enriquecernos internamente pudiendo ser parte de las emociones de las demás personas y lograr dar lo mejor que tenemos.

Lo que estamos tratando de ver, son las mentiras que nos dañan, lo oculto que nos limita a ser sólo parte de otros y no así; una vida independiente y única en circunstancia.

Cuando nos obligan a creen en santos, banderas, pensamientos y visiones que no son de nuestro interés, que no compartimos porque no nos es grato porque simplemente hemos analizado esas opciones y no son pate de lo que sentimos dentro, aunque entendamos que si son parte de otros, nos comenzamos a alejar de nosotros, nos sumergen en una motivación colectiva de la cual no somos parte. Y es allí donde nos mienten y dañan, tratando de que seamos parte de lo que no queremos ser, insistiendo en un infierno, poniéndonos títulos desagradables tales como: demonios, satánicos, despatriados, oligarcas, vende patrias, pecadores y varios “apodos” más, de quienes no logran persuadirnos para hacer su voluntad y dejar la nuestra a un costado.

Es así como pueblos enteros son sometidos, amedrentados, manipulados por aquellos que creen en una razón única; en una creencia generalizada y un poder absoluto que imponen a quienes no logran alimentar con sabiduría sus vidas.

Por eso, es imprescindible mantenerse en estado de alerta constante, queriendo siempre aprender algo nuevo; manteniendo la mente en movimiento; inquietando la propia verdad, para darle paso a la autocorrección al bucear en varias opciones.

No es fácil deshacerse de las mentiras de toda una vida, mentiras entre comillas; porque no siempre es una mentira lo que no es verdad para nosotros, también es una verdad para los que creen en ella, aunque no compartamos esa opinión; Decía que no es fácil, pero es lo mejor que podemos hacer si es que queremos vivir libres, enteros y ser felices.

Vivir en sociedad, no es hacer lo que todos hacen y pensar lo mismo.

Es hacer lo que creemos correcto para nosotros, compartiendo los pensamientos, las creencias y opiniones de todos, teniendo una visión particular de cada situación; No imponiendo opiniones, sino aportando una idea, un pensamiento que genere un nuevo razonamiento en conjunto; dejando un espacio para la crítica constructiva, sana y que ayude a muchos más.

En definitiva, creamos en lo que queramos, sin violentar, desestimar, limitar ni censurar las creencias de los que tenemos a nuestro alrededor.