Era muy chica cuando descubrí que Papá Noel no existía. Es uno de mis primeros recuerdos. Enterarme de este echo me hizo sentir que el mundo se me venía abajo:

Estaba peleando con mi primo Peter menos favorito en la calle. Él dijo: «Papá Noel no es real». Dije: «Sí, lo es», y corrí adentro para decirle a mi madre. Ella dijo: «No, él es real, Peter solo es malo», y yo hice todo lo posible para olvidarme de ese asunto.

Pero nunca pude digerir lo que Peter había dicho, y al año siguiente encontré la prueba definitiva – mamá metiendo regalos en el árbol a altas horas de la noche una Nochebuena – mi reacción fue de una gran resignación. Más aburrida que una indignación.

Hoy que soy adulta, una parte de mí quiere buscar a mi primo y darle la mano. Porque es solo ahora que tengo mis propios hijos cuando me doy cuenta de lo colosal que es toda la mentira de Papá Noel. Está empezando a volverme un poco loca todo esto. Honestamente, quiero decir: «a la mierda con este barbudo».

Esta será la tercera Navidad de mi hijo mayor, lo que quiere decir que será la primera. Durante su primer Navidad, era un pequeño indiferente, luego vio su segundo año como una excusa para tirar nuestro árbol cada vez que se presentaba la oportunidad. Es solo ahora que está comenzando a desarrollar una comprensión de las principales tradiciones festivas. Se moría de ganas de armar el árbol, conoce todas las canciones de navidad y, cuando la gente le pregunta qué quiere recibir este año, ya ha avanzado lo suficiente en el proceso de pensamiento como para responder con la palabra «regalos». Él también comprende de la existencia de Papá Noel.

Por ahora es una figura mística que evalúa constantemente las acciones de todos para avergonzar a la más mínima incorrección. Es como una especie de cámara de gran hermano. Y sin embargo, desde el primer momento, a los niños se les enseña a amar a este barbudo inescrupuloso. ¿Llega a ser un héroe sólo porque pone un regalo en el árbol una vez al año?

Bien, todo esto para decir que me muero de ganas de decirle a mí hijo que papá Noel no es más que una mentira comercial y que los regalos se los compro yo, que lo conozco más que nadie, que sé lo que quiere y, además, me cuesta dinero hacerlo.

¿Soy la única que siente así?

Feliz navidad, jo jo jo.