Estas leyendas cubanas han ido ganando más fuerza en las zonas rurales que en las ciudades. A continuación, te contaremos cuales son las leyendas más conocidas por los cubanos.

El niño del diente largo

Esta leyenda es más conocida en la región central del país. Y cuenta que a un hombre, que vivía en el campo se le apareció de la nada un niño de 5 o 6 años de edad. El hombre le preguntó si se había perdido y necesitaba que lo llevara hasta el pueblo.

Un rato más tarde el niño le dice al hombre que mire su diente. al darse la vuelta se percata que el niño ha crecido y le ha salido un diente muy largo. Se dice que el niño insistía diciéndole. “Yo ya tengo dientes para comer galletas”.

Leyendas cubanas: La gritona del río

Leyendas cubanas

Cuenta la leyenda que es el fantasma de una mujer de piel muy blanca. Y pelo oscuro como la noche que acostumbraba a gritar en los campos alrededor de la media noche.

Se dice que en vida hubo un hombre que la amaba perdidamente. Pero ella, no correspondía a su amor. Así que el tomó un machete y cortó su cabeza. Según los que cuentan la historia escuchar sus gritos es un presagio de desgracias. Locura, muerte y enfermedades.

Leyendas cubanas: El Palomar

A mediados del siglo XIX hacia 1859 un francés llamado Augusto Fisné Miranda. Hizo construir en Remedios con elementos propios de la arquitectura militar una casona de dos plantas.

La imaginación popular lo convirtió en un hombre inmensamente rico, heredero de una gran fortuna. Amaba a una hermosa joven de la más rancia aristocracia remediana de entonces. Con la que contrajo matrimonio llevándola a vivir a la mansión fortaleza.

La muchacha tocaba el piano con mucha destreza. Su amado pasaba largos ratos en éxtasis escuchando como su amada arrancaba del teclado las más sensuales melodías. Todo era amor y ternura en aquella pareja, además contaban con multitud de esclavos y sirvientes que se ocupaban de los quehaceres de la casa.

Dicen que una mañana dejó de escucharse en el vecindario la música proveniente de la casona. Nadie volvió a saber nada de la romántica pareja. Una repentina enfermedad volvió cadáver a la joven, siendo sepultada en el patio de la casa como lo dispuso el esposo en medio de un delirio que inmediatamente se convirtió en locura crónica pasando días y noches junto a la tumba de la amada sin ingerir alimentos ni dormir, lo cual acarreó como consecuencia que a los pocos días también murió y fue enterrado junto a la mujer, en la rústica sepultura.

En un torreón deshabitado del caserón aparecieron en horas de la mañana y el crepúsculo dos palomas que se arrullaban amorosamente y muchos creyeron escuchar melodías que brotan de un misterioso piano ubicado en algún lugar del castillo.

La noticia corrió rápidamente entre la población que desde entonces bautizó la casona con el nombre de «El Palomar», nido de amor del desaparecido matrimonio cuyas almas regresaron al hogar convertidas en blancas palomas.

Leyendas cubanas: La Luz de Yara

Leyendas cubanas

Es una de las leyendas más antiguas del país, según la cual el alma del cacique Hatuey o de una supuesta amante que se aferró a su cuerpo en el momento en que lo quemaban vaga aún por esa zona de la provincia Granma, y se manifiesta adquiriendo formas luminosas de diferentes tamaños que “salen” a los viajeros, aunque no les causa daño alguno. En general, cualquier luz que manifieste cerca de un cementerio, se atribuye a una “Luz de Yara”.

Seboruca

Dice la historia que allá por el siglo XVII, época en que la villa era asolada frecuentemente por ataques de piratas y corsarios , vivía aquí una hermosa joven de cabeza singular entiéndase alta, esbelta, ojos negros , tes muy blanca y cabellera azabache, espesa y caída en revuelta cascada hasta los diminutos pies; en fin un ejemplar femenino casi celestial.

En el año 1658 llegó a nuestras tierras el pirata francés Francisco Náu. ‘’El Olones’’ al frente de una partida de criminales los cuales habían dejado el caserío de la pobre muchacha más limpio que las claras aguas que brotan de los manantiales del ‘’Posito de Tesico’’. La joven trató de escapar pero fue inútil pues para desgracia suya en el intento tropezó cayendo de bruces ante el mismísimo cabecilla de los piratas ,este al observar a la joven quedó prendado de ella decidiendo llevarla consigo y hacerla su amante.

La desdichada muchacha que no quería ser convertida en una odalisca de la isla tortuga, se defendió con todas sus fuerzas del ataque rudo del capitán arañándole la cara y el pecho de este, quien ya desesperado y furioso, al no conseguir su objetivo ante tan valiente remediana, arrebató violento un hacha afilada a uno de los suyos y le cortó la cabeza a la muchacha en un descomunal talo.

Se cuenta que el cuerpo de la víctima continuó avanzando rápidamente con la cabeza ensangrentada entre las manos tratando de situarla de nuevo en su lugar y así tuvo la fuerza necesaria para llegar seguido por su homicida y sus secuaces, hasta una furnia especie de pozo excesivamente profundo, situado en la zona de Seburucal, no lejos de Remedios, cuentan que en vano la siguieron ya que la leyenda se encargó de impedir que la desventurada muriera colocándose la cabeza en su lugar y funcionando sus signos vitales, sólo que permaneció como encantada en su subterránea morada; pero además, la rica imaginación popular le concedió también el don de abandonar su refugio 4 veces al año : el primer viernes de Enero, el viernes de Dolores, el viernes Santo y viernes anterior a la natividad de Cristo.

Algunos aseguraban que durante más de dos siglos la joven aletargada estuvo vagando por la villa a partir de las 12 de la noche. Durante todas las madrugadas de los mencionados viernes. De manera curiosa pues salía de la sepulcral residencia con la cabeza en la mano.

Daba una vuelta al pueblo siguiendo los quejidos, recorría las calles de norte a sur y de esta a oeste. Se detenía en algunas esquinas, ponía la cabeza en su lugar sobre los hombros y comenzaba a emitir fuertes y cavernosos alaridos capaces de llenar de pavor a cualquier habitante. Esta según se cree era la forma que tenía el fantasma de recordar a todos, el crimen ejecutado por el pirata en 1658, en este mismo pueblo.

La gritona, como pasó a llamársele al visitante de ultratumba. Después de gritar en una esquina, volvía a tomar la cabeza entre las manos para más adelante repetir la escena. Llegándose así a convertirse en el “coco”para los niños y el terror de la población en general.

Al oír aquellos terribles lamentos los enfermos morían, las embarazadas abortaban, los perros aullaban melancólicamente. Los pobladores se envolvían en sábanas como asolados. Y en cada uno de los hogares esta expresión de terror: ¡Dios nos asista, ahí viene la gritona de Seburucal.

Déjanos saber en los comentarios si sabias de alguna de estas Leyendas cubanas!. ¡Hasta la proxima!.