La Mandarina

Las primeras mandarinas del otoño, con la piel aún moteada de verde, anuncian la llegada del frío. Y qué mejor época para comerlas que estos meses en los que el organismo precisa más de su riqueza en vitaminas antioxidantes.

Su grato dulzor, su escaso grado de acidez y la suavidad de su pulpa, hacen de este cítrico una de las frutas más populares. Además resultan tan fáciles de pelar y de comer que se han convertido en una de las frutas predilectas de los niños.

Los mandarinos, según la mitología cubrían la cordillera del Atlas y crecían en el jardín de las Hespérides. Sin embargo, su origen real se sitúa en Indochina y el sur de la China, donde las primeras referencias a su cultivo se remontan al siglo XII a C.

Se cree que su nombre se debe al color de los trajes que vestían los mandarines –gobernantes de la antigua China–, quienes tenían el privilegio de acceder a este maravilloso fruto.

En la actualidad, España –en especial el Levante– se encuentra entre los mayores productores del mundo, si bien muchas de las mandarinas que consumimos proceden de Israel o Turquía.

Beneficios

Problemas de colesterol

Las mandarinas producen sinefrina que frena la producción de colesterol en el cuerpo. Los antioxidantes presentes en la mandarina ayudan a reducir el colesterol malo y promover el buen colesterol. Las mandarinas combaten los radicales libres que oxidan el colesterol que hace que el colesterol que se adhieren a las paredes de las arterias. Además contienen fibra soluble e insoluble como hemicelulosa y pectina, que impide la absorción de colesterol en el intestino.

Presión arterial

Las mandarinas también ayudan a los niveles de presión arterial. Se componen de nutrientes y minerales como el potasio que reduce la presión arterial. Las mandarinas ayudan a mantener el flujo de sangre se mueve suavemente a través de las arterias lo que mantiene la presión arterial normal.

Pérdida de peso

Las mandarinas son una fuente importante de fibra. Alimentos ricos en fibra mantienen el estómago lleno por un período más largo de tiempo y reducen el deseo o la necesidad de comer más alimentos, ayudando en la pérdida de peso.

La Mandarina

Los médicos han descubierto que comer mandarinas trae beneficios para bajar la insulina, por lo que en lugar de almacenar el azúcar y convertirlo en grasas,  lo utiliza como combustible que lleva a la pérdida de peso.

Sistema inmune saludable

La vitamina C en la mandarina es fundamental en la prevención de resfriados y es vital para el buen funcionamiento de un sistema inmunológico saludable. Las mandarinas tienen propiedades antimicrobianas que evitan que las heridas se infecten y evitan los virus, hongos e infecciones bacterianas.

Las mandarinas previenen espasmos en el aparato digestivo y el sistema nervioso por lo tanto evita calambres y vómitos. La mandarina es un purificador natural de la sangre que ayuda a eliminar las toxinas y sustancias no deseadas del cuerpo.

Salud de la piel

La vitamina C presente en la mandarina es muy buena para la piel, tanto cuando se consume internamente y se aplica tópicamente sobre la piel. El consumo regular de zumo de mandarina hace que la piel brille y mejora el tono de la piel en gran medida.

Los antioxidantes presentes en las mandarinas protegen la piel de los rayos UVA y ayudan a la piel para resistir el daño causado por el sol y los radicales libres. También reduce los signos del envejecimiento como las arrugas, líneas finas y manchas.

Es un dato bien conocido que los cítricos son muy buenos para la piel y la mandarina no es la excepción.

Antioxidante

Mandarin viene con los antioxidantes. Puede proporcionar el 80% de su requerimiento total de vitamina C al día. Ellos ayudan a neutralizar los efectos tóxicos nocivos de los radicales libres. Esto hace que su piel luzca más joven y saludable.

Piel brillante

Las mandarinas vienen con una gran cantidad de fibra dietética. Esto hace que sea fácil de limpiar el sistema. Se limpia todas las toxinas dañinas del cuerpo de uno. Esto le da un brillo saludable y natural a su cara.

Mejora el tono de la piel

Mandarinas son una buena fuente de vitamina C y E. Ambos son esenciales para una piel de aspecto saludable. El consumo regular de mandarinas mejora en gran medida la tez. También le da una piel perfecta y libre de imperfecciones.

Lucha contra las arrugas

Las mandarinas son populares para la lucha contra los signos de envejecimiento como las arrugas y líneas finas. Se pueden consumir ya sea jugo crudo o como, y pueden ser aplicados tópicamente también.

Cura heridas

El aceite de mandarina es útil en el crecimiento de nuevas células y tejidos. Esto ayuda en la curación de las heridas más rápido.

La mandarina en la cocina

La mandarina es el cítrico más fácil de pelar y de comer. Por eso se suele comer entera, con lo que se aprovechan todos los compuestos beneficiosos que se pierden en el zumo, como la fibra y la hesperidina, que se concentra en las membranas e hilos blancos de los gajos.

Pero las mandarinas son versátiles y ofrecen al cocinero la oportunidad de innovar en los platos. Aparte de los gajos, se pueden aprovechar la cáscara, el jugo e incluso las hojas en infusión.

Puedes rallar la cáscara (de mandarina ecológica) sobre una ensalada.

Tambien decorar postres con piel confitada (corta la piel en tiras muy finas y cuécela en una mezcla de agua y azúcar a partes iguales).

Puedes dejarla en aceite o vinagre para aromatizarlos.

El zumo puede usarse como aliño para ensaladas, en gelatina (mezclado con agar-agar) y en la elaboración de salsas.

Para marinar se emplean tanto la piel como el zumo (de mandarinas aún verdes, más ácidas).

Compra y conservación

La Mandarina

Al comprarlas conviene fijarse en el peso: cuanto más pesadas para su tamaño, más frescas y jugosas resultan.

Un color intenso y de tonos rojizos indica que están maduras y que son más dul- ces. La piel no debería estar arrugada.

La mandarina aguanta bien a temperatura ambiente en un lugar fresco.