El triángulo de Bennington:

El triángulo de Bennington se le denomina a la parte de un bosque en Vermont, el cual para la mayoría es un lugar con mucha energía negativa, y en donde han habido extrañas desapariciones de las cuales nunca se ha tenido respuesta. Síguenos leyendo.

Ubicación

Cerca del monte Glastonbury, en Vermont, (Nueva Inglaterra, Estados Unidos) se encuentra el Triángulo de Bennington, una enigmática zona boscosa donde se pierde el rastro de las personas que un día desaparecieron y de las que nunca más se supo.

El triángulo de Bennington

¿Porque lo llaman triangulo?

El Triángulo de Bennington es un término acuñado por el escritor estadounidense Joseph A. Citro durante una transmisión de radio pública en 1992, para denotar un área del suroeste del estado de Vermont ya que tenía similitud a un triángulo.

Leyendas anteriores

Se dice que en tiempos remotos los indígenas no quisieron habitar este bosque debido a la creencia de que era un sitio maldito, ya que en el coincidían 4 vientos, y adicionalmente se evidenciaban eventos paranormales.

Historia de las desapariciones

Middie Rivers

Entre 1945 y 1950, cinco personas desaparecieron en el área de Bennington. El primero caso fue el de Middie Rivers, un hombre de 74 años que el 12 de noviembre de 1945 desapareció mientras cazaba. Rivers guiaba a un grupo de cuatro cazadores por las montañas. En el camino de regreso, Rivers se adelantó al grupo y nunca más fue visto.

Se realizó una búsqueda exhaustiva, pero la única evidencia descubierta fue un solo cartucho de rifle que se encontró en una corriente. La especulación era que Rivers se había inclinado y el cartucho se había caído de su bolsillo al agua. La desaparición había ocurrido en el área del sendero Long Trail y la Ruta 9 de Vermont. Rivers era un cazador y pescador experimentado y estaba familiarizado con el área local.

Paula Welden

Paula Jean Welden era una estudiante universitaria de 18 años que desapareció aproximadamente un año después del primer caso, el 1 de diciembre de 1946. Había salido a caminar por el sendero conocido como Long Tale sin compañía. Muchos la vieron irse, incluido Ernest Whitman, un empleado de Bennington Banner que le dio instrucciones de cómo llegar a dicho sendero. Se alega que fue vista en el camino por una pareja de ancianos que se encontraba a unos 100 metros detrás de ella.

 Según ellos, ella dobló una esquina en el camino, y cuando llegaron a la misma esquina, ya había desaparecido. Se realizó una búsqueda exhaustiva cuando Welden no regresó al campus universitario, que incluyó la publicación de una recompensa de 5.000 dólares y la ayuda del FBI. Sin embargo, nunca se encontró evidencia de ella. Rumores sin confirmar especulaban que se había mudado a Canadá con un novio o que se había convertido en una reclusa que vivía en las montañas.

James Tedford

James E. Tedford fue la tercera persona en desaparecer, concretamente el 1 de diciembre de 1949, exactamente tres años después que Paula Welden. Tedford era residente de la casa de veteranos de Bennington. Había estado en St. Albans visitando a algunos familiares cuando, regresando a su casa en un autobús de ruta local, desapareció.

Según los testigos, Tedford subió al autobús y todavía estaba en el autobús en la última parada antes de llegar a Bennington. En algún lugar entre la última parada y Bennington, Tedford desapareció. Sus pertenencias todavía estaban en el portaequipajes y había un horario de autobús abierto en su asiento vacante.

Paul Jephson

La cuarta persona en desaparecer fue Paul Jephson, un joven de ocho años. El 12 de octubre de 1950, Jephson había acompañado a su madre en un camión. Ella dejó a su hijo desatendido mientras alimentaba a algunos cerdos de la granja que atendían. Su madre se fue por alrededor de una hora. Cuando regresó, su hijo no estaba a la vista. Se formaron grupos de búsqueda para buscarle. Nunca se encontró nada, aunque Jephson llevaba una chaqueta roja brillante que debería haberlo hecho más visible.

Frieda Langer

Su desaparición ocurrió dieciséis días después de la de Jephson. El 28 de octubre de 1950, Frieda Langer, de 53 años, y su primo, Herbert Elsner, abandonaron su campamento familiar cerca del embalse de Somerset para hacer una caminata. Durante la travesía, Langer resbaló y cayó en un arroyo. Ella le dijo a Elsner que si él esperaba, volvería al campamento, se cambiaría de ropa y lo alcanzaría.

Cuando ella no regresó, Elsner volvió al campamento y descubrió que Langer no había siquiera llegado, y que nadie la había visto desde que se habían ido los dos. Durante las siguientes dos semanas, se realizaron cinco búsquedas, involucrando aviones, helicópteros y hasta 300 buscadores. No se encontraron rastros de Langer durante la búsqueda.

El 12 de mayo de 1951, su cuerpo fue encontrado cerca del embalse de Somerset, en un área que había sido extensamente registrada siete meses antes. Sin embargo en un estado de descomposición que no permitió realizar una autopsia para saber la causa de su muerte. Y tampoco se pudo relacionar con las anteriores.

Teorías de las desapariciones

Existen varias teorías sobre la naturaleza de las desapariciones del Triángulo de Bennington pero todas ellas siguen siendo bastante endebles y no logran explicar por sí mismas todas las desapariciones.  La primera teoría menciona la posibilidad que durante aquel periodo hubiera un asesino en serie por aquella zona.

Si bien esto es totalmente posible, la diferencia de sexo y edad entre las víctimas y la ausencia total de pistas o evidencias en todos los casos, parecen echar por tierra esta tesis. No es muy habitual encontrar un asesino que actúa tan indiscriminadamente al escoger a sus víctimas.

Otra teoría sostiene que las desapariciones se debían a desgraciados accidentes de montaña. Las fechas en que ocurrieron todas las desapariciones entre las estaciones de otoño e invierno son las propicias para que el suelo del bosque aparezca cubierto de una gruesa capa de hojarasca que oculte pozos o agujeros donde habrían caído inadvertidamente las víctimas.  

Sin embargo esto no explica los casos de Frieda Langer y James Tetdford. Además, en las búsquedas que se organizaron tampoco se encontraron pozos o simas que pudieran explicar esta teoría.