Con más de 5.000 referencias científicas, el ajo es una de las plantas más estudiadas. Sus propiedades lo convierten en uno de los mejores ejemplos para validar el aforismo hipocrático de que el “alimento sea tu medicina y la medicina, tu alimento”.

La planta del ajo pertenece a la familia de las liliáceas, como la cebolla y el puerro. Aunque se cree que es originaria de Asia Central, llegó a Oriente Medio hace unos cuatro mil años y hoy se cultiva en todo el mundo.

Se planta en invierno y el bulbo, la cabeza formada por los identes de ajo, se cosecha a la entrada del verano.

El ajo

Beneficios

Evita un infarto

Desde la antigüedad, el ajo ha sido considerado un aliado de la salud cardiaca. Eso es porque la alicina, el compuesto que le da ese sabor único a este vegetal, puede reducir la probabilidad de sufrir un ataque cardiaco. Para disfrutar de este beneficio debes ingerir el ajo crudo y picado en vez de suplementos, polvos o cápsulas de ajo.

Mejora la circulación de la sangre

El ajo es rico en vitamina B, un compuesto esencial que reduce los niveles de homocisteína. Esta sustancia es la responsable de endurecer los vasos sanguíneos y de traernos múltiples problemas como trombosis o enfermedades de las arterias coronarias. Consumir un ajo en ayunas nos puede ayudar a combatir estos problemas.

Reduce el colesterol

Aunque no ayuda a reducir el colesterol ‘malo’, estudios revelan que el ajo crudo es muy poderoso cuando se trata de bajar el colesterol total. También reduce los niveles de triglicéridos en la sangre, según estudios realizados por el Institute of Toxicology de Shandong University en China.

Ayuda frente a las infecciones

Además de la gripe y los resfriados, el ajo combate las infecciones urinarias, los parásitos intestinales y las infecciones de oído. No obstante, no sustituye los antibióticos cuando estos son prescritos por el médico.

Previene el cáncer

Según el Instituto Nacional del Cáncer el aumentar el consumo de ajo podría prevenir cáncer de colon, estómago, páncreas, esófago, próstata y mama. Algunos estudios revelan que los riesgo de padecer cáncer de la próstata y cáncer pancreático, en particular, se puede reducir hasta por un 50% al aumentar el consumo de ajo.

Podría prevenir artritis

Al ser picado o triturado, como mencioné anteriormente, el ajo libera alicina. Este es el compuesto responsable por las propiedades antiinflamatorias del ajo que podrían reducir la probabilidad de padecer de osteoartritis, según estudios conducidos por King’s College y University of East Anglia en el Reino Unido.

Regula los niveles de glucosa

Si padeces de diabetes tipo 2 haz todo lo posible por añadir más ajo crudo a tu dieta. El ajo contiene propiedades que aumentan la sensibilidad del cuerpo a la insulina, la hormona secretada por el páncreas para facilitar la absorción de glucosa en la sangre, según un estudio publicado en la revista BioMed Central.

Combate la hipertensión

El poder curativo del ajo no se limita al corazón y las arterias, este alimento milagroso también es eficaz en tratar la hipertensión.  Estudios revelan que el ajo puede ayudar a bajar la presión sanguínea hasta en un 8%, logrando así evitar un infarto o derrame cerebral.

Rico en minerales y vitaminas

Con solo 135 calorías por 100 gramos y un 64% de agua, el ajo aporta un 6% de proteínas, un 27,5% de hidratos de carbono, un 0,1% de grasas y un 0,7% de fibra, lo que lo convierte en un alimento saludable que enriquece la dieta.

Contiene asimismo pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C.  

Cómo prepararlo para que no se pierdan las propiedades

Si calientas un diente de ajo entero vas a desaprovechar gran parte de sus propiedades.

La mejor manera de consumir el ajo es crudo. Si quieres cocinarlo, machácalo bien media hora antes, así permitirás que se formen las sustancias beneficiosas y estas resisten el calor.

Incluir en la dieta de 1 a 4 dientes al día permite beneficiarse de sus propiedades, tanto para prevenir como para aliviar determinados problemas de salud.

Ingrediente mediterráneo

El ajo es un ingrediente tan pequeño como popular, ensalzado en la gastronomía mediterránea. Existen diversas variedades:

  • Ajos blancos: son los más habituales, de sabor fuerte, y se consumen secos. Hay que buscar cabezas firmes y pesadas, con la envoltura seca y sin brotes.
  • Ajos morados: la capa que los recubre es de color morado; maduran antes y suelen ser más grandes, pero al ser más tiernos se conservan por menos tiempo.
  • Ajetes o ajos tiernos: se recogen antes de que se desarrolle el bulbo, en primavera; son suaves, apropiados para ensaladas, salteados, revueltos y tortillas.

Trucos para utilizar el ajo cómodamente

Para suavizar su sabor y evitar que pique se parten los dientes por la mitad y se retira el germen verde con un cuchillo, o bien se escaldan un minuto o se dejan en remojo, pelados, un par de horas.

Otra opción es no usar el ajo directamente, sino el aceite aromatizado, o frotar con un diente la fuente de la ensalada.

Para pelarlos con facilidad se aplastan con el pulgar o la hoja del cuchillo.

Para eliminar el olor de tus manos, lávatelas bajo el chorro de agua fría, sin frotar.

7 buenas combinaciones con ajo

Generalmente se asocia a otros ingredientes con los que combina muy bien, como el pan, el aceite, la sal y plantas aromáticas como perejil o albahaca. Otros compañeros privilegiados son la uva y los frutos secos.

  • Es un clásico preparar tostadas de pan con ajo frotado, sal y aceite.
  • También es fácil y usual picar el ajo crudo junto con perejil para aderezar las ensaladas.
  • En la preparación «al ajillo» se pica sobre patatas, arroz, pasta o mijo justo al acabar la cocción, de modo que el propio calor del guiso neutraliza y modela su sabor.
  • El ajo crudo triunfa también en salsas como el ajoaceite, el ajoarriero, el mojo canario o el pesto genovés, y en sopas frías como el gazpacho o el ajoblanco.
  • Laminado en trozos menudos forma la base de los sofritos junto con la cebolla, el tomate y el pimiento verde, inicio seguro para cualquier guiso.
  • Un salteado más novedoso pero no menos sabroso es con trocitos de apio y jengibre.
  • Si hay algo tan viejo como tradicional es la sopa de ajo. Sus ingredientes, junto al ajo, son pan duro, pimentón, aceite, agua y sal.