Cosas que los humanos deberíamos aprender de los bonobos: Existe una especie de monos antropomorfos que vive únicamente en el Congo, al que se lo llama equivocadamente chimpancé enano. Son los bonobos. Ellos son genéticamente los más cercanos a nosotros, aún más cercanos que el chimpancé común.

Hoy sabemos que ambas clases de chimpancé hacen y usan sus propias herramientas, lo que tradicionalmente se le atribuía al ser humano, lo que se creía que era bien propio de nuestra especie al punto que nos definía como tal.

Bonobos

Lo más sorprendente es que no lo hacen por instinto, sino que lo trasmiten de generación en generación, por imitación pero también, por enseñanza activa. Es decir, lo enseñan y lo aprenden al igual que nosotros.

Esto es lo que técnicamente los científicos llaman cultura, y actualmente los científicos están empezando a admitir el término cultura para definir algunos de sus comportamientos. También ya se está hablando de naciones.

Cultura y naciones, se creía ser exclusiva propiedad del homo sapiens.

Pero bien, en ese sentido, hablando en términos evolutivos podríamos decir que son como nosotros pero en un estadío más primitivo. Nosotros llegamos primero, nuestros ancestros ya hicieron eso que hoy vemos hacer a ellos.

Teniendo en cuenta solo eso podríamos decir que si les diéramos algo de tiempo, (algo en términos evolutivos son algunos millones de años) ellos llegarían a evolucionar hasta el punto de llegar a hacer una sociedad igual a la nuestra.

Pero, en el caso de los bonobos ¿sería realmente igual?

Veamos las diferencias entre bonobos y chimpancés para ver si nuestros ancestros se parecían más a unos o a otros.

Los bonobos según la prestigiosa primatóloga Susan Savage-Rumbaugh no se encuentran en casi ningún zoológico, debido a su comportamiento sexual. Es decir, son demasiado humanos como para que nos resulten aceptables.

Se caracterizan por sus prácticas sexuales, que son múltiples y absolutamente libres. No tiene ningún sentido creer que lo practican con fines de procreación. Todos los animales se reproducen sexualmente, pero ellos tienen “sexualidad” que no es lo mismo. Se han observado todo tipo de prácticas sexuales análogas a las del ser humano, solo que lo hacen en forma absolutamente libre y abierta.

Pero hay un dato más, lo utilizan para disipar conflictos.Y al parecer, funciona.

Los bonobos son una sociedad pacífica. No hacen guerras, no practican canibalismo, ni infanticidios, ni violaciones, ni tortura, ni cuadrillas de la muerte, todas conductas observadas en sus hermanos cercanos, los chimpancés.

Y por supuesto también en el ser humano.

Ellos simplemente hacen el amor y no la guerra.

Ah, hay más todavía: Ellos son una sociedad matriarcal, es decir que las que mandan son las chicas. A diferencia del chimpancé, dónde claramente hay siempre un macho dominante, entre los bonobos la alfa es una hembra, y al parecer cambia todo con ese solo hecho.

Los chimpancés viven en guerra, los machos matan con frecuencia a los bebés, hacen cuadrillas para perseguir, torturar y matar enemigos. Practican canibalismo. El macho no para ni por un instante de demostrar poder e imponer terror, no solo a sus enemigos, sino dentro de su propio grupo. El macho es una amenaza para la hembra y para los pequeños, sean o no hijos genéticos de este.

Los chimpancés viven realmente en unestado permanente de tensión y terror.

Entonces, al pensar en nosotros mismos, en nuestra especie, en todas esas cosas brutales de las que no estamos exentos, mal que nos pese, aunque nos avergüence, nos surge inevitablemente una pregunta: ¿Qué pasaría si el ser humano hubiese evolucionado como ellos y no como los chimpancés?

¿Cómo sería una sociedad humana regida con las reglas del juego de los bonobos?

Y lo que uno como hombre se pregunta cuando se aborda esta información.

¿Seremos nosotros, los varones, los culpables de tanta violencia, tanta guerra, así como de tanto tabú sexual?

¿La culpa de todo la tiene el macho?, ¿Si fuera por el género femenino, podríamos convivir en paz y gozar de un paraíso terrenal?

Bueno. No hay que tener una mente brillante para entender que con una sociedad que genera un femicidio cada 30 horas como en Argentina, o 1615 en un año como en EEUU (Igual el hecho es horrible aunque fuera uno solo al mes.) La respuesta no puede otra cosa que ser afirmativa.

Para algunos pensadores es inevitable la autodestrucción de la especie humana.

Stephen Hawking

cree que no habrá salvación excepto que antes colonicemos otros planetas, pero en caso de ser así se cae de maduro que no podremos ir en el arca todos los habitantes del planeta.

La salvación vendría sin duda para algunos pocos y quién sabe si no los principales responsables de tan triste y vergonzoso final.

Pero, ¿no dijimos que lo que nos caracteriza es la cultura, y que la cultura es algo que se enseña y se aprende?

En los denominados “santuarios” donde se alojan chimpancés y bonobos para salvarlos de la extinción, se les enseña lenguaje humano, a manipular sofisticadas computadoras con ideogramas para comunicarse con nosotros, a reconocer números. Se ha logrado de los primates que aprendan a manipular máquinas, a pintar cuadros, a usar dispositivos o encender fuego.

Históricamente siempre se adiestraron animales, adiestramos caballos y animales domésticos.

Le enseñamos al perro hacer sus necesidades afuera, a no romper nuestras zapatillas, a traer el periódico. Se forman lazarillos, para cuidar a los ciegos y conducirlos por la ciudad, logrando que aprendan a respetar las luces del semáforo, y una infinidad de otras cosas increíbles. Perros de sanidad, de rescate ante catástrofes, de auxilio en nuestras guerras (nuestras, no de ellos). A rescatar en la nieve.

Adiestramos palomas para llevar mensajes y loros a repetir cosas graciosas.

Osados adiestradores arriesgan su propia vida sólo por el orgullo de mostrar dominio sobre el animal; Peligrosas panteras y osos, hacen piruetas banales en circos. Desde mamíferos acuáticos hasta reptiles como víboras y cocodrilos, todos son sometidos al capricho humano. Todas tareas para ellos tortuosas, solo para entretenernos un poco.

Entonces, ¿Ya que podemos enseñar a los animales tanto, no podríamos aprender un poquito de ellos?

¿No podríamos hacerlo aunque sea para evitar nuestra propia extinción, hacer un esfuerzo y decir, llegó la hora de ser nosotros los alumnos? ¿Alinear corazón y cabeza y pedirles a los bonobos que nos enseñen ellos a nosotros, a ver cómo es eso de vivir y dejar vivir?

El ser humano siempre hizo cosas admirables. Tal vez falte lo mejor. La gran proeza quizás esté por verse. Hacer un acto de constricción. Bajar la soberbia, instruirnos en humildad.

¿Qué nos lo impide? Al fin y al cabo la cultura, de la que tanto alardeamos, no es otra cosa que eso: aprender y enseñar.