Leyendas urbanas Italianas

A continuación hablaremos sobre las Leyendas urbanas italianas, nos trasladaremos hasta allá para contarte todo sobre ellas

Rómulo y Remo,fundación de Roma

La historia comienza con el rey de Alba Longa, una ciudad de Lacio, llamado Numitor, quien fue destronado por su hermano Amulio. Éste lo expulsó de la ciudad y mató a todos sus hijos varones, excepto a su única hija Rea Silvia. Para que ésta no tuviera hijos, la obligó a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, permaneciendo virgen.

Pero un día, mientras Rea Silvia dormía, el dios de la guerra, Marte, se deslumbró al verla y la poseyó. Silvia tuvo dos hijos gemelos a los que llamó Rómulo y Remo, pero por temor al rey Amulio, los colocó en una cesta sobre el río Tíber. La cesta navegó hasta que una loba los halló y los amamantó. Y luego fueron recogidos y cuidados por el pastor Fáustulo y su mujer Aca Larentia.

Cuando los gemelos crecieron, descubrieron su verdadero origen y el trágico destino de su familia,Decidieron regresar a Alba Longa. Matar a Amulio y devolverle el trono a su abuelo Numitor. Como agradecimiento, éste les concedió territorios al noroeste del Lacio y en el 753 a.C. los gemelos fundaron una ciudad en una llanura del río Tíber. Donde había embarrancó la cesta.

Siguiendo una tradición etrusca, cogieron dos bueyes blancos con arado y excavan un surco sobre el cual construyeron las murallas de la ciudad. Jurando matar a cualquiera que las traspasara. Pero no se pusieron de acuerdo para darle un nombre a la nueva ciudad. Por lo que decidieron que lo elegiría aquel que avistase más pájaros Rómulo vio 12 aves. Mientras que Remo alegó que, aunque sólo había visto 6, las había visto primero.

Esto los llevó a una discusión que impulsó a Rómulo a acabar con la vida de Remo a estilo Caín y Abel. Luego comenzó a construir las murallas de la ciudad en el monte Palantino y la denominó Roma. Como único soberano, Rómulo creó el senado y dividió la población en treinta congregaciones, aceptando refugiados, libertos, esclavos, prófugos

Leyendas urbanas Italianas: Siciliana de Anfipione y Anapia

Una noche, cuando todos dormían, el volcán despertó. Los habitantes del valle comenzaron a correr escapando de sus casas, pues las detonaciones volcánicas se presentaban como un peligro inminente hacia sus vidas. Al alba, un espeso humo negro cubrió el cielo oscureciendo completamente el sol, tras esto. Del cráter comenzaron a saltar lenguas de lava encendida que recorrían velozmente la tierra.

Anfipione y Anapia buscaron corriendo a sus padres para salir huyendo de ese infierno. El problema es que sus padres ya estaban mayores, por lo que tras correr unos metros imploraron a sus hijos que los dejaran allí y se salvaran ellos. Anfipione y Anapia podían ver como el paso de la lava lo destruía todo.

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Las casas caían, las plantas ardían y la lava conseguía convertirlo todo en un desierto de piedra. Aun así, los hermanos no hicieron caso a las súplicas de sus padres y los cargaron a sus espaldas comenzando a correr por el camino.

Desgraciadamente la lava era mucho más rápida que ellos, algo que sus padres veían alarmados. Volvieron a implorar a los hermanos que los dejaran ahí y que salvaran sus vidas.

No obstante, los jóvenes parecían no entrar en razón. Sólo querían salvar a sus padres.Parecía que ya no había salvación. El torrente de lava los alcanzaba. Así pues, simplemente se abrazaron fuertemente todos, esperando a que el fin llegara. No obstante, ante esta prueba de amor el fuego pareció cobrar vida, pues respetó a esta pequeña y unida familia. El torrente de lava, justo cuando llego a la altura de los cuatro. Se dividió, quedando así la familia completamente ilesa.

Cuando la vida volvió a florecer en esta zona, se levantó un monumento en honor a estos dos jóvenes. Es más, a día de hoy, este lugar aún es conocido como Campi Pii, Campos Piadosos. Con el fin de recordar la acción de estos dos hermanos.

Leyendas urbanas Italianas: La Madre del Vino

Cuentan las viejas mujeres de los pueblos italianos que hace mucho tiempo, la vid no producía ningún fruto por estas tierras. Era una planta inútil. Completamente estéril .Un día, un campesino decidió arrancar las vides que había en su campo, pues no sacaba beneficio de ellas. Cortó todas y cada una de estas ramas, dejando la vid como si fuera un tronco huérfano, un muñón. La vid, al verse completamente desnuda comenzó a lamentarse sollozando de forma desgarradora. El problema es que no salían lágrimas de ella.

Mientras se lamentaba una y otra vez por su horrible final, ningún ser de la naturaleza la escuchaba; y es que estaban todos muy atentos a los cantos del ruiseñor, que al oscurecer cantaba una melodía de lo más hermosa.Observando al ruiseñor pensó “Si este hermoso pájaro me ayudara a llorar, seguramente mis hojas volverían a crecer”. Así, la vid llamó la atención del pequeño parajillo suplicando y pidiendo su ayuda. El ruiseñor, que se caracterizaba por tener el corazón tierno e ingenuo como el de los poetas, aceptó y decidió ayudarlo.

El ruiseñor se posó sobre la vid, clavando sus finas uñas en su corteza y comenzando a cantar. Su dulce melodía dejó a toda la naturaleza en silencio. De repente, hasta las estrellas comenzaron a llorar, y sorprendentemente la vid comenzó a crecer y a dar señales de vida con pequeñas hojas que aparecían en su tronco.

Noches tras noche el ruiseñor se acercaba a la vida y cantaba para ella. Consiguiendo con ese mágico cántico que la destrozada vida obtuviera fuerzas suficientes para crecer.Poco a poco la vid comenzó a tener más brazos, más hojas y más planta.

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Así, el pajarillo revoloteaba paseando sobre las mismas. No obstante, la traicionera vid decidió pagarle con una moneda muy diferente. Una noche, mientras el ruiseñor cantaba, lo atrapó entre una de sus ramas sin dejarle marchar. Se quedaría ahí hasta siempre y moriría junto a ella.El pájaro estaba desesperado “¿Así me pagas?”. La vid no parecía hacerle caso alguno.

No obstante, las estrellas, que fueron testigo de todo lo acontecido, decidieron dar un final mejor a este ser. Así, convirtieron al pequeño ruiseñor en un fruto. Un dulce fruto que embelesaría a todo aquel que lo probara. Las estrellas convirtieron al pájaro en uva.