El cólico nefrítico es el dolor fuerte que se origina a la altura del riñón o de las vías urinarias debido a una obstrucción aguda en estas zonas provocada por una litiasis (piedra o cálculo renal).

Esta obstrucción provoca que la orina no avance a lo largo de la vía urinaria, sino que queda retenida. Esto produce un aumento de la presión dentro de la vía urinaria que es la causante del dolor que acompaña al cólico nefrítico.

Síntomas

El síntoma más importante es el dolor en la zona costolumbar, que aparece de forma brusca y con carácter intenso.

Cólico nefrítico

Habitualmente, este dolor se irradia a la vejiga y los genitales, siguiendo una trayectoria descendente aunque la irradiación depende del nivel en el que se encuentre la obstrucción.

El dolor suele estar acompañado de náuseas, vómitos, y sudoración. Otros de los síntomas comunes que se pueden presentar son:

Fiebre y/o signos de sepsis.

Hematuria: es la presencia de sangre en la orina. Puede aparecer en pequeñas cantidades, por lo que se deberá detectar a través de exámenes de orina, o puede ser visible.

Disuria: dificultad o dolor del paciente en la evacuación de la orina.

Polaquiuria: aumento del número de micciones durante el día, que suelen ser de escasa cantidad y que es síntoma de irritación o inflamación del tracto urinario.

Anuria: suspensión definitiva de la secreción de orina. Este es el signo de mayor gravedad.

Cómo se diagnostica

Las manifestaciones clínicas típicas son muy características y orientan bien el diagnóstico en la mayoría de casos. En el análisis de orina aparecen signos microscópicos de sangre (microhematuria). La radiografía de abdomen y la ecografía renal y vesical permiten visualizar dónde se halla el cálculo, sus dimensiones y la repercusión que provoca sobre el riñón (grado de dilatación renal). En casos de duda o si se considera necesario puede realizarse una TAC.

Causas

Además de las piedras, cualquier otro elemento que ocupe el uréter y obstruya el riñón puede provocar un cólico. Es el caso de algunos tumores que crecen dentro del uréter o lo engloban desde órganos vecinos, como el intestino, el ovario o el útero.

También puede estar provocado por enfermedades de carácter benigno como la fibrosis retroperitoneal o dilataciones vasculares como el aneurisma de aorta.

Es importante no confundirlo con otras afecciones que tengan como síntoma el dolor lumbar.

Los cálculos renales pueden tener cuatro orígenes:

La mayor parte de los cálculos, entre el 70 y el 80 por ciento, contienen calcio. Son igual de frecuentes en hombres que en mujeres.

Entre el 20 y el 30 por ciento de los cálculos están originados por infecciones urinarias (por los gérmenes llamados desdobladores de la urea). Este tipo es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres. Son cálculos más grandes que se suelen quedar en el riñón.

Entre el 5 y el 10 por ciento de piedras renales se producen por el ácido úrico. Son los únicos que pueden deshacerse con tratamiento, alcalinizando la orina. La gente que tiene gota suele haber sufrido algún cólico nefrítico.

El 1 por ciento de los cálculos se deben a la cistinuria, una enfermedad de origen genético.

Tratamiento

En un primer momento el tratamiento debe centrarse en controlar el dolor mediante analgesia (antinflamatorios), que inicialmente se tomarán por vía oral, pero que en ocasiones, si el dolor es muy intenso y persistente, serán de administración intravenosa, por lo que deberá acudir al servicio de urgencias de un hospital.

Si el cólico nefrítico no mejora a pesar de dichos tratamientos y comienza con algún signo de complicación (empeoramiento de la función renal, infección severa con fiebre, dolor insoportable…) en ocasiones será necesaria la derivación urinaria. Esto se puede realizar mediante la inserción de forma endoscópica de un catéter doble jota a través del uréter desde la vejiga, o incluso de una nefrostromía de forma percutánea directamente al riñón.

Una vez resuelto el cuadro agudo del cólico nefrítico habrá que valorar cual sería el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta el tamaño y la localización del cálculo, así como las preferencias del paciente.

Factores de riesgo

En la mayoría de casos, el origen del cólico nefrítico y de la presencia de litiasis renal, no es una causa concreta o una enfermedad determinada. Sin embargo, se han identificado algunos factores de riesgo que pueden influir en su aparición:

Antecedentes familiares: Las personas con familiares que han padecido de litiasis renal, tienen tres veces más probabilidades de sufrirla también y, por lo tanto, también el cólico nefrítico asociado.

Exposición a altas temperaturas: Las personas que trabajan en ambientes calurosos o a alta temperatura, así como los meses cálidos, favorecen la aparición de cálculos renales y sus consecuencias (cólico nefrítico – dolor de espalda)

Falta de hidratación: Beber poco (sobretodo agua) aumenta el riesgo de aparición de litiasis renales. Se debería eliminar al menos 1 litro de orina al día.

Dietas ricas en sal: Las dietas con un alto contenido en sal o a base de alimentos procesados facilitan la aparición de piedras en el riñón.

Dietas hiperprotéicas: Las dietas a base de proteínas de origen animal o el uso de suplementos alimenticios incrementan el riesgo de padecer cólico nefrítico asociado a la presencia de litiasis.

Obesidad: La obesidad mórbida, el sobrepeso y la presencia de grasa abdominal, sobretodo en mujeres, aumentan el riesgo de padecer cálculos renales.

El uso de determinados fármacos: Ciertos diuréticos, los corticoides, la aspirina, la vitamina D, los tratamientos de quimioterapia y algunos otros, favorecen la aparición de cálculos de origen farmacológico que, muy probablemente, provocaran un cólico nefrítico.

Algunas enfermedades: Enfermedades como la diabetes mellitus, el síndrome metabólico, el hipertiroidismo, la hipertensión arterial, diversas enfermedades renales,… se relacionan con la aparición de litiasis renales y sus consecuencias.

Prevención

Bebe mucho líquido

Pero no cualquier tipo de líquido, sino sobre todo agua para incrementar la producción de orina. De esta forma, evitamos que se acumulen las sustancias que pueden dar lugar a las piedras.

También podemos consumir infusiones, zumos y caldos, pero hay que evitar el té y las bebidas alcohólicas, como la cerveza, ya que son ricas en oxalato.

Para saber si estamos bebiendo suficiente agua hay que mirar la orina. Si el color es amarillo claro indica que estamos bebiendo lo que nuestro cuerpo requiere. En cambio, si es amarillo oscuro o naranja es señal de que tenemos que beber más.

Controla tu dieta

La alimentación tiene un papel fundamental en el tratamiento de las piedras en el riñón. Se recomienda limitar la cantidad de carnes y pescados. Las dietas que contienen muchas proteínas incrementan el riesgo de padecer piedras, porque facilitan su crecimiento.

Reduce el azúcar

La ingesta de azúcares refinados favorecen la formación de cálculos por lo que se debe evitar, además ayudarás a bajar la presión en sangre y reducirás los niveles de colesterol y triglicéridos.

Reduce la sal

Una persona, en circunstancias normales, debería consumir 5 gramos de sal al día. Y cuando hablamos de alguien que sufre cálculos renales la cantidad debería disminuir.

Haz ejercicio

El ejercicio siempre es bueno y para evitar piedras en los riñones cuanto más se sude mejor. Cuando practicamos alguna actividad física transpiramos sal. De esta forma, los huesos pueden retener mejor el calcio, en vez de que se acumulen en los riñones.