La teoría que más se sostiene sobre los churros caseros es que este plato tan típico de nuestra dieta matutina llegó a nuestras costas desde oriente. Ya en el siglo XIX en China existía una especie de pan frito muy parecido al churro al que llamaban “you taio“. Tenía forma alargada y estaba hecho a base de pan, aceite y sal. Solía ser un plato de acompañamiento o de desayuno típico del país, combinado normalmente con sopa de arroz o con leche de soja.

En algunas partes cambiaron la receta sustituyendo la sal por azúcar para darle un sabor más dulce. En otras intentaron darle una nueva forma, las porras con forma de estrella entre ellas.

Su forma puede ser recta, en forma de bastón, en lazos o rulos (espirales). En sus variantes modernas, a veces pueden tener relleno o estar rebozados de azúcar, chocolate, crema pastelera o dulce de leche. Suelen consumirse en el desayuno o en la merienda, junto con una taza de chocolate caliente o café con leche, o acompañados con mate.

Los churros caseros son populares en España, Portugal, Francia, América Latina, Filipinas, Bélgica y algunas zonas de los Estados Unidos. La fabricación y venta se realiza en locales especializados denominados churrerías o fábricas de churros.

Ingredientes

  • 80 gr de harina
  • 240 gr de agua
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 1/2 cucharadita de sal
  • Aceite de oliva o girasol para freírlos

Preparación

Primero ponemos a calentar el agua con la mantequilla y la sal. Segundo cuando hierva añadimos la harina de golpe, apartar del fuego y remover con una cuchara de madera hasta que la masa se despegue de las paredes de la olla y como resultado quede homogénea, sin grumos de harina.

Posteriormente debemos dejar  que la masa se enfríe durante 5 minutos. Después de eso, cuando esté la masa templada la colocamos en una manga con una boquilla rizada gruesa y vamos formando los churros.

Churros caseros

Del mismo modos, lo podemos hacer sobre un plato o alguna superficie limpia, o directamente sobre una sartén con abundante aceite caliente.

 Iremos friendo los churros en aceite a temperatura media, sin duda hasta que estén bien crujientes y dorados. Posteriormente cuando los sacamos del aceite, los vamos escurriendo sobre papel absorbente o de cocina. En definitiva, los servimos espolvoreados con azúcar, canela, leche condensada, sirope de chocolate, o lo que nos provoque ¡Y a disfrutar!.