En este articulo te traemos información sobre ataques de pánico y como frenarlos.

Ataques de pánico: Mi experiencia

Partamos de la vez en qué de la nada. Sin suceso catastrófico de por medio me encerré en mi casa dos semanas porque la idea de salir a la calle me provocaba mareos y taquicardia. Inexplicable.

Y no solo porque soy psicóloga (“en casa de herrero cuchillo de palo”, dice el dicho), sino porque a mí la vida no me cae del cielo y tengo que salir a trabajar todos los días.

Convengamos en que soy muy independiente y que estudié psicología por hobbie. Me mantengo con mi negocio de Tarot y a veces me siento con un cartelito en una plaza y cobro por la lectura a la gente que pasa (deja mucho más de lo que suena). No tengo novio, si bien salgo con gente, y antes miraba con soslayo a esas mujeres “de familia”. Suaves y/o con hijos que dependen de su pareja, de esas que viven controlandolos con el celular cuando no están con ellos.

En resumen: esto no me podía pasar a mí.

Pero me estaba pasando.

Antes de continuar echemos una mirada analítica al asunto:

Ataques de pánico: ¿Que son?

En los manuales de psiquiatría el ataque de pánico se describe con respecto a los ataques en las neurosis de angustia de Freud, pero no es lo mismo un estado de angustia que una crisis que provoca un rompimiento con nuestra realidad, que eso es el ataque de pánico.

La esencia es su falta de relación con la amenaza. El pánico no es a la medida del peligro: sucede por causas mínimas, que no justifican la dimensión del miedo.

ataques de pánico

Sin olvidar los síntomas como taquicardia, debilidad, náuseas, hiperventilación y mareos cuyo apogeo suele llegar a los minutos aun pudiendo continuar por horas. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar generando así una especie de “miedo al miedo” ocasionando más ataques e imposibilitando a la persona para desarrollar una rutina cotidiana.

La recomendación estándar es ir al psicólogo, pero ir al psicólogo no es magia, la que pone el empeño eres tú. Aparte tienes que moverte al consultorio y aunque el profesional venga a tu casa no es que los síntomas van a bajar progresivamente y en un tiempo estimado vas a andar mejor.

En mi enclaustramiento una clienta me llamó contándome que ella también tuvo ataques, de cómo fue convertirse repentinamente en una carga para todos, no poder salir a hacer las compras ni buscar al colegio a sus hijos, depender absolutamente de su marido, situaciones que van mellando la autoestima de la persona y la estancan aún más.

Ataques de pánico: ¿Cómo terminé con mis ataques?

1. Convicción.

Cansada del encierro a las dos semanas me dije a mí misma que esto no me iba a vencer y salí. Salí temblando, obvio. Temblaban mis patitas y la gente me miraba raro por cómo me movía. Y camine dos cuadras nada más, pero fue un comienzo. Cuando cerré la puerta de nuevo el corazón me palpitaba a saltos.

2. Música clásica.

La musicoterapia es una ciencia que viene desarrollándose desde tiempos antiguos y que plantea que la música, sobre todo la arraigada de sentimientos positivos por la cultura o sociedad del sujeto puede mejorar su conducta e influir en el estado anímico. A mí me funcionó escuchar 5 horas por día de música clásica relajante de Mozart, Vivaldi, Chopin y Strauss.

3. Hierbas medicinales.

Hay varias de conocimiento general que ayudan a la relajación. Entre ellas recomiendo mis preferidas: Jazmín (yo bebía 4 tazas juntas para paliar los ataques con un muy buen resultado). Manzanilla (2 tazas de desayuno mejoraron mucho el día), tilo (1 taza grande a la tarde).

4. Aromaterapia.

En cualquier dietética podemos conseguir Bergamota, uno de mis aceites esenciales preferidos que calma, relaja y estimula el apetito. También les recomiendo el de lavanda y geranios.

5. Programar metas.

“Hoy voy a hacer tal cosa” Tengan en cuenta que cuando se habla de ataques de pánico tenemos síntomas puramente mentales, si logramos ignorarlos podemos retomar nuestras actividades. De a poco, lo único, cosa de no abandonar.

Para finalizar el artículo les pido lo intenten, estas son tácticas que me funcionaron a mí y con las que logré al mes volver a trabajar (trastabillando con mis ataques pero con ahínco).

No incluí en la lista ningún tipo de intervención farmacológica porque creo que no hay que adormecer el síntoma, sino lo contrario, estar en contacto con nosotros mismos para volvernos más fuertes.