El Alzheimer es una alteración neurodegenerativa primaria que suele aparecer a partir de los 65 años, aunque también puede presentarse en gente más joven. “La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa que se produce por el acúmulo patológico de unas proteínas en determinadas zonas del cerebro. Esto hace que se produzcan síntomas que dependen de la localización del depósito de esas proteínas en esas regiones cerebrales”.

Cuando una persona padece la enfermedad de Alzheimer, experimenta cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes de su cerebro y una pérdida progresiva, pero constante, de una sustancia química vital para el funcionamiento cerebral, llamada acetilcolina. Esta sustancia permite que las células nerviosas se comuniquen entre ellas y está implicada en actividades mentales vinculadas al aprendizaje, memoria y pensamiento.

Los primeros signos y síntomas

Algunos de los primeros signos y síntomas de demencia de Alzheimer son:

  • Deterioro de la memoria, como por ejemplo, dificultad para recordar eventos
  • Dificultad para concentrarse, planificar o resolver problemas
  • Problemas para completar tareas diarias en el hogar o en el trabajo
  • Confusión con respecto a los lugares o el paso del tiempo
  • Dificultades visuales o de espacio, como por ejemplo, no comprender distancias al conducir, perderse o poner cosas en lugares equivocados
  • Problemas de lenguaje, como por ejemplo, problemas para encontrar palabras o vocabulario reducido al hablar o escribir
  • Mal juicio al tomar decisiones
  • Retraerse de eventos laborales o compromisos sociales
  • Cambios de humor, como depresión u otros cambios en el comportamiento y la personalidad.

Causas del Alzheimer ¿Por qué se produce?

No se conoce completamente cuáles son las causas del Alzheimer y porqué se produce la enfermedad. En los cerebros de personas afectas de demencia por enfermedad de Alzheimer se han identificado depósitos anormales de dos proteínas que forman agregados e inclusiones, desestructurando la arquitectura cerebral. Estas proteínas se denominan beta-amiloide y proteína tau.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo implicados en la etiopatogenia del Alzheimer son:

Influencia genética: Existen varios genes implicados, sobre todo en el tipo de inicio precoz. En los casos en los que un familiar directo padece la enfermedad, la probabilidad de que su descendencia la desarrolle es 2-4 veces mayor.

Edad: El riesgo se duplica cada 5 años. A los 65 la probabilidad de padecerla es del 10%, llegando hasta el 50% a los 85 años.

Sexo: Cuestión controvertida. Existe un mayor porcentaje de mujeres que presentan la enfermedad, sin embargo, se cree que puede ser debido a su mayor esperanza de vida.

Escolarización y nivel educativo: La ejercitación cognitiva y el aprendizaje estimulan la comunicación neuronal (plasticidad neurológica), con lo que un bajo nivel educativo viene relacionado con un aumento del riesgo de desarrollar la enfermedad.

Hipertensión Arterial de larga evolución:

Antecedentes de Traumatismo Craneal

Nutrición: Una dieta basada en productos de gran contenido calórico, con altos niveles de ácidos grasos saturados y/o de ácidos grasos omega 6, están relacionados con un mayor riesgo de sufrir Alzheimer.Hay dietas especializadas para la prevención y tratamiento del alzheimer

Niveles elevados de Homocisteína. Esta sustancia es un aminoácido orgánico que interviene en procesos fundamentales para el organismo, pero que, en concentraciones altas, está íntimamente relacionada con la aparición de cardiopatías y neuropatías.

Antecedentes de procesos depresivos o Sd. de Down.

Otros: Tabaco, estilo de vida sedentaria, diabetes y obesidad.

Tratamientos de la Enfermedad de Alzheimer

En la actualidad, no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer. No obstante, existen medicamentos que pueden ayudar a controlar o retrasar sus síntomas durante algún tiempo, especialmente en las primeras etapas de la enfermedad. Algunos tratamientos ayudan a controlar la agitación, la depresión o los síntomas psicóticos (alucinaciones o delirios) que pueden ocurrir cuando la enfermedad progresa. Consulte a un médico antes de tomar cualquier medicamento. Los tratamientos comúnmente prescritos incluyen inhibidores de la colinesterasa, inhibidores de glutamato, la combinación de medicamentos y la intervención no médica.

Inhibidores de la Colinesterasa

Existen cuatro medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), se los conoce como inhibidores de colinesterasa, y están diseñados para regular y controlar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Las personas que sufren esta enfermedad tienen niveles bajos de acetilcolina, un químico importante del cerebro involucrado en la comunicación entre las neuronas.

Inhibidores de glutamato

Algunos medicamentos, conocidos como inhibidores de glutamato, protegen las células del cerebro mediante la regulación de un químico vinculado con la comunicación neuronal, llamado glutamato, que se libera en grandes cantidades por las células dañadas con el Alzheimer. El glutamato esta normalmente involucrado con el aprendizaje y la memoria, pero cuando se libera en exceso por las células dañadas, se adhiere a “puntos de enganche” llamados receptores N-methyl-D-aspartato (NMDA) que a su vez aceleran el daño celular. En la actualidad existe un inhibidor de glutamato aprobado por la FDA.

Combinación de medicamentos

Hay un medicamento aprobado por la FDA que combina inhibidores de la colinesterasa y los inhibidores del glutamato. Esto previene tanto la descomposición de la acetilcolina en el cerebro, y protege las células nerviosas del cerebro frente a cantidades excesivas de glutamato.

Consejos para prevenir el alzheimer

Alzheimer
  • Controlar los factores de riesgo cardiovascular: colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo.
  • Dieta equilibrada: llevar una dieta variada y equilibrada, como la dieta mediterránea, que incluya alimentos como aceite de oliva virgen extra, legumbres, frutos secos, fruta, verdura, pescado…
  • Ejercicio físico: caminar y mantenerse activo es fundamental. Siempre adaptando la actividad a las características de la persona.
  • Mente activa: ofrecer retos a la mente ayuda a mantener nuestra reserva cognitiva, aprender nuevas habilidades, hacer crucigramas, leer, apuntarse a talleres o cursos…
  • Vida social: relacionarse con otras personas nos ayuda a mantener las conexiones neuronales activas y resulta clave para nuestro bienestar.

Consejos en cuanto a la alimentación

  • Por lo menos tres porciones de cereales integrales al día
  • Verduras de hojas verdes (como ensalada) por lo menos seis veces a la semana
  • Otras verduras al menos una vez al día
  • Bayas al menos dos veces por semana
  • Carne roja menos de cuatro veces a la semana
  • Pescado al menos una vez a la semana
  • Aves de corral al menos dos veces por semana
  • Frijoles más de tres veces por semana
  • Frutos secos al menos cinco veces a la semana
  • Comida frita o rápida menos de una vez a la semana
  • Principalmente aceite de oliva para cocinar
  • Menos de una cucharada de mantequilla o margarina al día
  • Solo una porción de queso a la semana
  • Menos de cinco pasteles o dulces a la semana.
  • Un vaso de vino u otra bebida alcohólica al día.