Las peripecias del movimiento obrero. La injusta y polémica ejecución de Sacco y Vanzetti. Las nefastas consecuencias de la crisis económica de la Gran depresión para el pueblo americano. Son sólo eventos que se tejen y enmarañan con ironía en la desopilante autobiografía ficcional que narra Pájaro de Celda (2015). Con humor y sencillez, Kurt Vonnegut repasa la historia de su país para reconstruir una sátira sobre la desilusión del sueño americano.

Las peripecias de una figura política que sale de la cárcel son narradas en primera persona mechadas con episodios trágicos que marcaron la historia de los Estados Unidos. De manera desordenada y un tanto caprichosa se narra el presente y el pasado de los personajes.

Varios relatos enmarcados, cómicos e increíbles, se enlazan con las aventuras del protagonista que solo quiere alejarse de la polémica vida mediática. Gracias a un curso que hizo en la prisión, buscará trabajar de bartender, pero una serie de eventos inesperados lo llevarán por otro camino.

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La vida del ex presidiario es atravesada por toda la historia norteamericana, en un relato donde los años funcionan como personas y no como meros periodos temporales. Muchas ideas preconcebidas son deconstruidas. Las mujeres que habitan en la calle son descritas como harapientos regimientos. Los mendigos son sacralizados. Se cuestiona la desigual distribución de la riqueza, los codiciosos intereses de las empresas y las malas decisiones de algunos corruptos representantes estatales. La persecución a los comunistas es juzgada. Los sindicalistas son victimizados. Hasta los escándalos más grandes de la política estadounidense son relativizados en una historia donde los involucrados son seres terrenales, movidos por intereses egoístas e impulsos ingenuos.

Se ridiculiza el rol de los políticos, mientras se defenestra la autoridad de los egresados de Harvard de manera sistemática. Se reduce la participación en la segunda guerra mundial del protagonista a suntuosos viajes en autos ametrallados. Frente al crecimiento desmedido y voraz de las empresas multinacionales se termina culpando al colesterol por todos los males.

Después de una vida de estudio y arduo trabajo estatal, el protagonista sólo puede estar orgulloso de un acto: Haber dejado de fumar. Este cambio en la conducta es interpretado como un triunfo de la voluntad individual. Dejar de fumar es poder tener control sobre el cuerpo de uno, sobre sus acciones, sobre sus vicios. La familia es desacralizada. El apellido paterno no es un símbolo a defender. La relación entre padres e hijos se problematiza. No todos los integrantes de una familia tienen que pensar de la misma forma. Al contrario, las distancias generacionales entre los personajes dentro del núcleo familiar hacen que sus posiciones sean irreconciliables. Los lazos de sangre se reducen a un carácter puramente biológico.

Una historia de estas características no podía terminar de manera prototípica. Los interrogantes planteados durante toda la novela solo se resuelven parcialmente. Pero no dejan disgustado al lector. Al finalizar la lectura, no se cierra una historia. Muy por el contrario, vuelve a comenzar. Como si la autobiografía hubiera sido contada de manera desordenada apropósito para poder explicar por qué la historia del protagonista es cíclica. Como si los norteamericanos estuvieran condenados a la repetición.

Pájaro de Celda

Kurt Vonnegut

La Bestia Equilátera