Oración al justo juez:

Como bien sabemos, en la cultura occidental la personalidad más resaltante, por encima de todo, en temas religiosos es la de Jesús. En consecuencia, es a él a quien se le han atribuido distintas representaciones, incluyendo la de Justo Juez. Por lo tanto, te traemos en esta oportunidad, una de las más poderosas oraciones. La oración al justo juez. Síguenos leyendo.

Historia

Dicha denominación se le atribuye a un pasaje de la biblia, cuando Jesús fue llevado donde Poncio Pilatos. Posteriormente, una vez allí, la esposa de Pilatos se acerca a éste y dice: “No te metas con ese Justo, pues he sufrido en sueños anoche por él”. Como resultado, es aquí donde, sin duda, nace la denominación de Justo Juez que posteriormente varias hermandades utilizaron para referirse a Jesús.

La Oración al Justo Juez, es dirigida al Padre Celestial, en esta oración mantenemos espiritualmente un contacto con Dios. Sin embargo, una de las razones más importantes para practicar esta plegaria. Es para transmitir tranquilidad a nuestras vidas.

Para aclarar es una copia exacta sacada de su original que, grabada en una plancha en oro, existe en el Convento de religiosos armenios de Santa María Egipciaca al pie del Monte Líbano. De donde el rey Salomón tomó los cedros para dedicar a Dios el primer Templo en Jerusalén.

Dicha plancha de oro fue encontrada en el Monte Calvario, enterrada junto al peñasco en que se fijó la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, y la descubrió el príncipe Godofredo de Boullón, en la guerra que emprendió contra los mahometanos para rescatar los santos lugares de Jerusalén.

Con esta oración el citado príncipe se hizo invisible en varios encuentros que tuvo con los turcos y lo mismo su cristiano ejército: basta decir que a esta oración se debió el completo triunfo de las armas cristianas que hacían gran mortandad en los infieles sin que ellos vieran ni por dónde eran atacados.

Por lo que trescientos soldados cristianos vencieron a millón y medio de impíos mahometanos y recobraron los santos lugares. Sin embargo, no pereció ni uno solo de los que rezaban con devoción y fe esta oración.

¿Por quién fue escrita?

La oración al Justo Juez, escrita por el Rey Salomón, quien hizo construir el primer Templo dedicado a Dios en Jerusalén. En consecuencia, ha servido a lo largo de la historia para suplicar y obtener la gracia de Dios.

¿Para qué sirve esta oración?

El rezar esta oración libra de persecuciones de justicia, de guerras, prisiones, pestes y de toda clase de peligros de mar y tierra, como naufragios, asaltos en camino, robo y de todo peligro en su camino, como lo demuestra la experiencia de más de tres siglos.

Sin embargo también se acostumbra hablar al Justo Juez para defensa contra enemigos. Ya que, para aclarar con su ayuda podemos alejar a todas aquellas esas personas que quieren dañar nuestra felicidad.

Sin duda, la envidia corrompe los corazones de las personas. Por lo tanto, muchas veces se ven movidos por energías negativas y malignas a promover maldad y pecado sobre otro. Pero el poder del redentor del mundo es mucho mayor al que nos quieren o nos están haciendo mal.

Oración al Justo Juez

I

Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano.

Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor.

 Tú, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer día resucitaste vencedor de la muerte y del infierno.

Justo y Divino Juez, oye mis súplicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho.

II

Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lázaro y al hijo de la viuda de Naim.

El imperio de tu voz ponía en fuga a los demonios, haciéndoles salir de los cuerpos de los poseídos, y dio vista a los ciegos, habla a los mudos, oído a los sordos y perdón a los pecadores, como a la Magdalena y al paralítico de la piscina.

Oración al justo juez

Tú te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes.

Abriste las cárceles a Pedro y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes.

III

Tú salvaste a Dimas y perdonaste a la adúltera. Suplícote, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubrió tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, ojos tengan y no me alcancen, manos tengan y no me tienten, oídos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme.

¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamándote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.

IV

Ni los caballos me alcancen, ni los espías me miren, ni me encuentren. Tu sangre me bañe, tu manto me cubra, tu mano me bendiga, tu poder me oculte, tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida y a la hora de mi muerte.

¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con Él y con el Espíritu Santo eres un solo Dios verdadero!

¡Oh Verbo Divino hecho hombre!

Yo te suplico me cubras con el manto de la Santísima Trinidad para que libre de todos los peligros y glorifiquen tu Santo Nombre.

Amén.

Divino y Justo Juez, acompáñame en mi viaje, líbrame de todo peligro o accidente, defiéndeme de mis enemigos y socórreme en mis necesidades.